Luis Ramos de la Torre lleva mucho tiempo trabajando en desenterrar la historia de las víctimas, por abrir la tierra (sellada por unos convencionalismos sociales dictados desde arriba) y por dar nombre (el mínimo gesto de dignificación y, aun así, hurtado) a lo que ha sido borrado o sobre lo que aún apenas se ha volcado la mirada. Atraviesa ese territorio con el impulso indagador de quien reconoce la responsabilidad del privilegio del emisor. Con generosidad, Ramos emplea su palabra para buscar y, sobre todo, compartir luz. Este volumen trae al presente aquello que la historia oficial pretende continuar emparedando tras las estanterías de la aconflictividad que lubrica el capitalismo y esta monarquía parlamentaria. Las tres secciones que componen Abrir la tierra suman perspectivas, hechos y lugares para mostrar la historia de la desobediencia, de la respuesta ante el terror oficial.
Zenda comparte cinco poemas de Abrir la tierra, de Luis Ramos de la Torre (Lastura Ediciones).
***
VI
PORQUE el aire y la luz conocen
el don y la fértil sembradura de la tierra,
purifican y propician
lo crucial de la vida,
la sazón de la espera.
El topo humano nunca olvida
la condición raigal del humus,
su liquen necesario,
ni descarta el prodigio de los olores únicos,
la prevalencia de la sombra.
Ansía, sin más,
renacer en su respiro.
Darse de alta del silencio.
Vivir.
Habilitar sin más su letanía.
***
IGUAL que Miguel Hernández,
poeta,
murió abandonado en una cárcel oscura,
así murieron de pena y de rabia,
en Lugo,
muchos presos republicanos.
Y en el círculo letal de su Panóptica,
entre la curva singular de sus arcadas,
los muros de las celdas asumieron
el tufo del terror que aún nos estremece.
¡Cuánta nieve en el corazón
y cuanta lluvia sucia!
Miedo, mugre,
y enfermedad siendo testigos
de todo aquello escrito en las paredes.
Dolor y luto en alza.
Frío.
Geometría del temblor.
Cárcel y espacio que cuaja la sangre.
O Vello Cárcere.
Lugar turístico, hoy.
Centro Cultural.
***
¿QUIÉN dijo que las piedras
no sabrían gritar,
que el aire herido y roto no se quejaría?
Infecciones. Esputos.
Parásitos.
Respiración forzada, espasmos.
Pulmones ateridos.
Digestión terrible
del hambre enfermiza y del miedo retador.
O Vello Cárcere.
Rancho escaso cocido en la humedad.
Rancho de agonía y de muerte.
Frío.
¿Dónde las medicinas?
¿Dónde
el yodo o la prescripción sanitaria?
Reprimidos.
Abandonados.
Soledad piojosa en compañía.
Vejaciones. Torturas indirectas.
Así actuaba a diario el cruel,
el ultracatólico Movimiento Salvador.
Es tiempo ya,
es necesario.
¡Que la Historia cumpla de una vez con la justicia!
***
EL aire herido lanza un ruego,
una plegaria,
por este extraño país que tiene a Lorca el poeta
en las alturas de lo cultural,
y al mismo Lorca anónimo diluido en los campos,
perdido, oculto y desaparecido.
Alzad el ciprés ya.
Abrir la tierra.
Un ruego necesario ahora,
una plegaria urgente,
por esta terrible cárcel de muerte en Lugo,
donde fueron tanto el terror y tanto el llanto.
No más silencio ajado.
Ni vergüenza.
Inexplicable y ruin es tanto engaño,
tanta desmemoria y ajada Democracia.
Hágase ya la luz.
Venga su claridad sin miedo.
***
¡QUITADNOS
esta piedra,
estas sombras
ya de encima.
No la yerba
ni su olor
que nada ocultan!
¡Quitadnos
este peso
ingrávido
que aprieta.
Su canto
de maldad
emponzoñada!
¡Llevaros
esta culpa
que no
nos pertenece.
No es nuestra
ni su voz,
ni su cuidado!
Ni la tierra,
ni el cadáver
que fue cárcel,
ni los huesos
que son nuestros
ya mondados
nos limitan.
Nos aprietan,
mucho más,
y nos ahogan,
vuestras trampas,
su muralla
tejedora
de silencios.
¡Nosotros
no pedimos
estar en este hueco!
Ni la flor
lo quería
ni sus pétalos,
tampoco.
¡Nosotros
no elegimos
vivir en este tiempo!
Los relojes
y su péndulo
lo han sabido
desde entonces.
¡Nosotros
no quisimos
morir de esta manera!
Aún suenan
nuestras voces
y las balas
en el aire.
Es seguro,
que la muerte
nos iguala,
pero muertos
celebrados
y matados
no es lo mismo.
No es lo mismo
exhumados
que perdidos.
Asesinados
o escondidos,
no es lo mismo
que enterrados.
No es igual
cumplir el duelo,
que este réquiem
sordo y hueco
anudado
para siempre
a las cunetas.
¡Quitadnos
ya este peso,
este miedo
en contra
de la historia
y del sentido
que es el vuestro!
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Autor: Luis Ramos de la Torre. Título: Abrir la tierra. Editorial: Lastura. Venta: Todos tus libros.


El título despista, creí que trataría realmente sobre la madre Tierra, y su inmensa riqueza escondida. Me ha dado la impresión de estar leyendo prosa, y no poética, mas bien un relato dividido en trozos que tal vez se hubieran comprendido mejor de haberlos dejado unidos. Saludos.