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5 poemas de Gracia Aguilar Almendros

Gracia Aguilar Almendros es una poeta nacida en Albacete en 1982. Es licenciada en Humanidades y actualmente trabaja como profesora de Lengua Castellana y Literatura en CLM. Ha publicado el libro Libérame domine (Premio Emilio Prados, Pre-textos, 2018).  Aparece en diversas antologías como Insumisas (Ediciones Baile del sol, 2019), De la intimidad (Renacimiento, 2019), Dios en la poesía actual (Rialp, 2018), El peligro y el sueño (Editorial Celya, 2016) o Desde el mar a la estepa (Chamán ediciones, 2016) y Generación Fanzine (Diputación de Albacete, 2001).

***

Los 10 mejores sustitutos del azúcar:

Supercalifragilisticoespialidoso
Mary Poppins

Por la cena de anoche,
que me estaba esperando,
llena de aditivos y sal.

Por las compañeras de piso,
tan jóvenes,
que tuve hasta hace poco.

Por la cafetería
que acoge, esta mañana de domingo,
al hombre que se lee todo el periódico;
a la mujer
con el padre ingresado
cerca de aquí;
a la pareja
con su hijo síndrome de down;
a mí,
que no quiero pasar
otra mañana sola
en un piso bonito,
oscuro y húmedo.

Por un refugio de franquicia
donde las muchas mesas
nos aseguran
que no nos echará la camarera.

Por lo provisional
y las vías de escape, por los quince
gramos de mirtazapina en la noche.

Por todo aquello que no debería
ser como es
pero da consuelo y amor.

Por el poco de azúcar
en la píldora que nos dan.

***

Un pomodoro, dos pomodoros, tres pomodoros

Gracias a Forest planto,
desde mi móvil, árboles lunares.
Su crecimiento impide
que mire la pantalla,
que me distraiga con la tiranía
de lo brillante,
con la ilusión de estar acompañada.

Para que un árbol crezca
bastan quince minutos,
y cuando acabas puedes visualizar
una parcela
con todas las especies que has plantado.

Últimamente escojo
los más alejados de la realidad:
árboles rojos que dan caramelos,
árboles azulados
de los que caen estrellas,
una gran flor con un pistilo rojo.

Mi favorito es uno del que sale
una gran luna llena.

A las ocho recojo los apuntes
y miro por la ventana, la noche
se acerca lentamente,
el horizonte va del rojo al cárdeno,
lejos hay unos árboles,
son verdes y amarillos, aparece la luna.
Y una parte de mí,
adormecida, grita.

***

Educación poética

A mis padres

Hay familias que bajan las persianas
si el aire huele a lluvia,
para que no se ensucien los cristales.

Si llovía en mi infancia
abríamos ventanas,
respirábamos hondo,
mirábamos los rayos,
la lluvia
nos empapaba.

***

Di adiós al sudor por estrés de Nivea

Hace meses que huelo a miedo,
ácida, corrosiva.

Nivea puede hacer que cambie,
puede ponerme
una máscara aséptica
de risas rubias
y blancas sábanas.

Nivea sabe
que si salgo a la calle
reconozco por el olor,
como los animales,
a toda una generación.
Somos Hansel y Gretel
perdidos en el bosque.

Nivea sabe
que el mundo es más real,
sucio y oscuro, ahora.
Sabe de mi asustado cuerpo.

Pero no sabe
que me voy a quedar aquí,
muy lejos del decoro,
a levantar mi casa
en esta tierra negra
repleta de lombrices.

***

Capitalismo

Masa, relleno, masa,
masa, relleno, masa.
Ciento ochenta rollitos
de primavera.

Un día entero de trabajo,
a cuatro con cincuenta euros la hora.
Reservas de rollitos
artesanales
para semanas.

Masa, relleno, masa,
masa, relleno, masa,
ritmo, obsesiones.
Y los versos salvándome,
los poemas que acuden
a mi cabeza,
la palabra árbol,
pájaro, luz, azul.

Otra cadencia,
saber que existe,
respirar hondo
y pasar al siguiente.

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