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5 poemas de Robert Desnos

5 poemas de Robert Desnos

Como artista, destacó como miembro del movimiento poético surrealista francés; como persona, por haber formado parte de la resistencia francesa contra el nazismo. A continuación reproduzco 5 poemas de Robert Desnos.

El cementerio

Aquí estará mi tumba, y sólo aquí, bajo tres árboles.
Recojo sus primeras hojas primaverales
Entre un zócalo de granito y una columna de mármol.
Recojo sus primeras hojas primaverales,
Pero otras hojas nacerán de la feliz podredumbre
De este cuerpo que, si puede, vivirá cien mil años.
Pero otras hojas nacerán de la feliz podredumbre,
Pero otras hojas se ennegrecerán
Bajo la pluma de los que cuentan sus aventuras.
Pero otras hojas se ennegrecerán
Con una tinta más líquida que la sangre y que el agua de las fuentes:
Testamentos incumplidos, palabras que se pierden más allá de los montes.
Con una tinta más líquida que la sangre y que el agua de las fuentes,
¿ Podré yo defender mi memoria del olvido
Como una jibia que huye perdiendo la sangre, perdiendo el aliento?
¿ Podré yo defender mi memoria del olvido?

Cuento de hadas

Había una vez  (y fueron tantas veces)
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez (la vez fue muchas veces)
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez (lo fue muchas más veces)
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.

Había una vez (tal vez solo una vez)
una mujer y un hombre que se amaban.

Infinitivo

Ahí morir oh bella pavesa ahí morir
ver las nubes fundirse como la nieve y el eco
principios del sol y del blanco pobres como Job
no morir aún y ver durar la sombra
nacer con el fuego y no morir
apretar y abrazar amor fugaz el cielo opaco
ganar las alturas abandonar el borde
y quien sepa descubrir lo que amo
omita transmitir mi nombre a través de los años
reír en horas tormentosas dormir al pie de un pino
gracias a las estrellas iguales a una cifra
y morir de lo que amo al borde de las llamas.

Último poema

Tanto soñé contigo,
caminé tanto, hablé tanto,
tanto amé tu sombra,
que ya nada me queda de ti.
Solo me queda ser la sombra entre las sombras
ser cien veces más sombra que la sombra
ser la sombra que retornará y retornará siempre
en tu vida llena de sol.

Este corazón que odiaba la guerra

¡He aquí este corazón, que odiaba la guerra, anhelando el combate y la batalla!
Este corazón que no latía sino al ritmo de las mareas, de las estaciones, de las horas del día y
de la noche,
Helo aquí, hinchándose y enviando a las venas una sangre ardiente de salitre y de odio.
Y tanto ruido lleva al cerebro que los oídos me silban,
Y no es posible que ese ruido no invada la ciudad y aún los campos
Como el sonido de una campana llamando a la rebelión y al combate.
Escuchad. Lo oigo volver repetido por el eco.
Pero no, es el ruido de otros corazones, de millones de otros corazones que laten como el mío
en toda Francia.
Todos esos corazones palpitan al unísono por la misma tarea.
Su ruido es el del mar al asalto de los acantilados
Y toda esta sangre lleva a millones de cerebros la misma consigna :
¡Todos contra Hitler y muerte a sus secuaces!
Sin embargo este corazón odiaba la guerra y palpitaba al compás de las estaciones,
Pero una sola palabra : Libertad, ha bastado para despertar las antiguas cóleras
Y millones de franceses se preparan en la sombra para la tarea que la aurora próxima les
impondrá.

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