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5 poemas de Siegfried Sassoon

5 poemas de Siegfried Sassoon

Pocos poemarios tan importantes dentro de la poesía pacifista publicada durante la I Guerra Mundial como Contraataque, de Siegfried Sassoon. Considerado uno de los tres grandes «war poets», junto a Wilfred Owen y Edward Thomas, su obra aúna reflexiones sobre la experiencia bélica, el patriotismo y la obediencia ciega al poder. Mereció la Cruz al Mérito Militar por su coraje durante el asalto a una trinchera enemiga, pero tiró la condecoración al río y escribió una carta criticando la prolongación artificial del conflicto por motivos espurios.

En Zenda reproducimos cinco poemas de Contraataque (El Desvelo), de Siegfried Sassoon.

******

ATAQUE

Surge al alba enorme y parda la colina

en el salvaje sol púrpura de frente fruncida

ardiendo a través de columnas de humo a la deriva envolviendo

la amenazadora pendiente arrasada; y, uno a uno,

los tanques se arrastran y vuelcan la alambrada.

La descarga ruge y se eleva. Después, torpemente agachados

con bombas y fusiles y palas y uniforme completo,

los hombres empujan y escalan para unirse al encrespado fuego.

Filas de rostros grises, murmurantes, máscaras de miedo,

abandonan sus trincheras, pasando por la cima,

mientras el tiempo pasa en blanco apresurado en sus muñecas

y aguardan, con ojos furtivos y puños cerrados,

luchando por flotar en el barro. ¡Oh Dios, haz que pare!

***

SOÑADORES

Los soldados son ciudadanos de la tierra gris de la muerte

no se llevan beneficios de los mañanas del tiempo.

En la hora grande del destino en pie se yerguen

cada uno con sus contiendas, sus penas y sus duelos.

Los soldados han jurado acción, han de alcanzar

algún clímax fatal e inflamado con sus vidas.

Los soldados son soñadores; cuando silba el proyectil

piensan en hogares con chimenea, esposas y camas limpias.

 

Los veo en sucios hoyos, mordisqueados por ratas

y en las trincheras en ruinas, azotados por la lluvia,

soñando con las cosas que hacían con bates y pelotas

burlados por el anhelo sin esperanza alguna

de recobrar días festivos, espectáculos y polainas

y acudir en tren a la oficina.

***

DETALLES DE LA BASE

Si fuera cruel y calvo y me faltara el respiro,

viviría en la Base con inmorales Comandantes

y enviaría a morir al frente a héroes abatidos.

Me verías con mi rostro hinchado y petulante

engullendo y bebiendo en el mejor hotel

leyendo el Cuadro de Honor. «Pobre chaval

—diría—, a su padre lo conocí bien.

Sí, hemos perdido a muchos en esta lucha final.»

Y con la guerra acabada y los jóvenes muertos,

volvería seguro a casa y moriría, en mi lecho.

***

BATALLA FINAL

Volvieron los muchachos. Ondeaban banderas, tocaron bandas

y los amarillistas inundaron la calle soleada

para aclamar a los soldados que burlaron a la Parca

y escuchar la melodía de los pies que regresaban.

«De todas las emociones y ardores que la guerra trajo,

éste es el mejor momento.» (Eso pensaron.)

 

Armando bayonetas en carga contra el alboroto

adustos fusileros rompen filas con acerado brillo.

Al fin hallaron los muchachos un trabajo cómodo.

 

Escuché de la prensa gruñidos y chillidos,

di media vuelta y fui con mis fieles bombarderos

para limpiar de Junkers a fondo el Parlamento.

***

IMPRESIONES EDITORIALES

Estaba tan seguro de que «todo estaba yendo bien»

mientras discutía el glorioso momento vivido

en su visita a las trincheras.

«Se diría

que has recogido grandes impresiones» sonrió el muchacho

gravemente herido en la espalda

en algún imposible ataque aniquilador.

«¿Impresiones? Sí, las más intensas. Estoy escribiendo

un pequeño libro llamado ‘Europa atormentada’

basado en las notas que tomé siendo testigo en la lucha.

Espero haber captado el sentimiento del ‘frente’

y el increíble espíritu de las tropas.

¡Por Júpiter!, esos chavales nuestros están bien.

Vi a uno rizando el rizo

volando alto y tirándose en picado como un pájaro de presa.

y en todo momento sentí brillar ese esplendor

que nos hace ganar.»

El soldado sorbió su vino.

«Ah, sí, pero es la Prensa la que marca el camino.»

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Autor: Siegfried Sassoon. Título: Contraataque. Traducción: Eva Gallud Jurado. Editorial: El Desvelo. Venta: Todostuslibros.

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