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Una defensa de la libertad de expresión

Una defensa de la libertad de expresión

No se entendía que una novela tan excepcional y que vio la luz en 2001 no estuviera al alcance de los lectores en lengua española. Por fortuna, la editorial EDA, prestigiosa y necesaria, está conformando una sección novelística no solo de primera magnitud en el panorama nacional sino lisa y llanamente de la mejor narrativa internacional. Novelas como Paisajes desde el asilo, de Hugo Abbati, Muertes imaginarias, de Michel Schneider, ¡Nel tajo!, de Anne F. Garréta o El medallón escarlata, de Ana María Corredor, son solo una muestra del acierto y la representación  de la excelencia literaria. Es el caso de Mark Dunn, autor de novelas, obras de teatro y guiones cinematográficos. Con Ella Minnow Pea se verifica que es una novela traducida a diferentes idiomas, que sigue reeditándose y es todavía lectura indispensable en el sistema educativo norteamericano. No cabe la menor duda de que los lectores en lengua hispana deben felicitar y agradecer al traductor José Antonio Poderoso Miranda no sólo su magistral traducción, sino su exacta y sugerente reescritura en algunos casos. Tanto es así, que el editor, Francisco Javier Torres, incluye una nota del propio traductor que nos descubre el génesis de este complejo trabajo y las razones. Digamos por ejemplo, que fue traducida al francés en 2013, con el título de L’isle lettrée (La isla letrada). La traducción de Marie-Claude Plourde, incluye como pangrama “Portez ce vieux whisky au juge blond qui fume” cuya traducción inglesa sería “Take this old whisky to the blond judge who is smoking“, y en español “lleve este whisky al juez rubio que fuma”; no obstante el pangrama original de Mark Dunn es “The quick brown fox jumps over the lazy dog” que en español sería “El rápido zorro marrón salta sobre el perezoso perro”. Finalmente, el pangrama en la edición española es el que sigue: “Jovencillo emponzoñado de whisky, ¡qué figurota exhibe!“. Por tanto, ese recurso de utilizar todas las letras del alfabeto, al menos una vez, varía ostensiblemente de un idioma a otro. En nuestro terreno, creo que el kiwi, la manzana, el zorro o zorra y el whisky son sencillamente emblemáticos.

Mark Dunn demuestra su talento narrativo, su capacidad de crear conflictos desde un mismo escenario que es el propio lenguaje y al tiempo dotar la narración de portentosas imágenes. Es heredero de la mejor novelística inglesa de humor (Pelham Wodehouse, Tom Sharpe), del taller experimental francés de literatura potencial Oulipo (Raymond Queneau, Georges Pérec), la literatura hispanomericana (Julio Cortázar, Gabriel García Márquez), y los grandes autores norteamericanos (William Faulkner, Arthur Miller). En efecto, la novela tiene esos destellos al tiempo que posee una personalidad muy singular y original. Escribir una novela sobre la manipulación de la lengua que corre en paralelo a las restricciones lingüísticas para contar una historia no es asunto baladí, antes bien al contrario, es una empresa creativa y literaria de extraordinario magnitud y complejidad. La trama sitúa al lector(a) en una isla imaginaria, llamada Nollop en honor a Nevin Nollop, creador del pangrama (“jovencillo emponzoñado de whisky, ¡qué figurota exhibe!”). Por desfortuna, una baldosa con la letra Z cae y da lugar a todo tipo de especulaciones, supersticiones, dogmas, instrucciones, prohibiciones, todo un acontecer novelesco que adopta la forma epistolar entre Ella Minnow Pea, su familia, habitantes y el Consejo Superior de la Isla, encargado de velar por el buen nombre de Nollop. En buena lógica, cada vez que se desprende una letra, la dificultad de comunicación es mayor, la frecuencia de cometer errores con el uso de “letras prohibidas” aumenta y la narración se va agudizando de manera excepcional. Ante el temor o para generar los temores, el Consejo declara sagrada y va imponiendo castigos, exilios, cárcel para los habitantes que no sigan las órdenes de las misivas que en su discurrir entrará en contradicciones y mostrará la debilidad argumentativa de todo sistema autoritario. Con buen criterio, al título de la novela, Ella Minnow Pea, se le añade “una novela progresivamente lipogramática”. Necesidad agudiza ingenio, que dirían nuestros clásicos, y los afectados por lo absurdo, la tiranía, los supuestos sacrilegios, incluso las obsesiones lingüísticas, deciden demostrar la posibilidad de crear otro pangrama, desvirtuando y desnaturalizando ese vínculo perverso de sagrado/prohibido, a la vez que desmontar esa creencia de Nevin Nollop como ser supremo. Como lector interesado, el arte de contar sin necesidad de establecer una secuencia de acciones y reacciones, se lo atribuía siempre a un admirado Marcel Proust. En cualquier caso, Mark Dunn entra en esa ecuación del placer del texto, el deleite del lenguaje reflexionado en sus extremos, toda la carga simbólica, metafórica e inteligente de la palabra, pero sobre todo, una apasionada defensa de la libertad de expresión.

"Se exploran las posibilidades y limitaciones del lenguaje y se constata también cómo la pérdida de palabras afecta no ya a la comunicación sino al pensamiento"

El propio autor incluye una nota de autor para la edición española que, por fortuna, no se cumple en este caso: “A las editoriales les gusta contextualizar las obras en función de lo que les ha precedido, lo cual era una imposibilidad para un libro como Ella Minnow Pea”. A todas luces, Mark Dunn, en su lucha por la libertad de expresión, ha encontrado la editorial que se mueve con ese mismo principio. Conformando de la libertad creativa, un sello editorial riguroso, sugerente, original y reconocible. Si a lo largo de las 259 páginas de la novela, se exploran las posibilidades y limitaciones del lenguaje, se constata también cómo la pérdida de palabras afecta no ya a la comunicación sino al pensamiento. En este discurrir, el momento hilarante se dará la mano con el instante, de rabia, por ello la situación aberrante y absurda cobra más fuerza con las misivas inquisitoriales del Consejo Insular y con el mensaje esperanzador de un final feliz que se retrata con todos los honores y en sabia disposición tipográfica en la página 248. Pese al divertimento que esta novela pueda suponer para el autor y su lectorado, Mark Dunn, empatiza con sus personajes y nos mantiene intrigados hasta el final, pues a decir verdad, en ningún momento decae la tensión, la precisión narrativa, su propia sugerencia, en suma, la historia desde el inicio hasta el final es cautivadora, tierna, emotiva, coherente y con una intriga propia de los grandes thrillers. Curiosamente, la contradicción, única ley que realmente define a la condición humana está en el entramado de la novela. ¿Cómo escribir, contar una historia con tantas limitaciones? El triunfo de la paradoja y la habilidad de revestirse de novela epistolar, pues son los protagonistas los que van mostrando sus dudas, reacciones contrarias, obedecer o no a las exigencias de las autoridades, en suma, unas cartas que reflejan inquietudes y esperanzas, reflexiones y temores. Huelga decir, que la sinonimia, la sustitución, la misma invención lexical nos lleva a principios de cartas, cuando menos sorprendentes. Como muestra, un botón: “Nollopton, Nollop. Leons, 25 te nopiempre. / A la phamilia Towgate, / Asepten, por phapor, mi más sincero pésame en estos momentos. Georgeanne, peresió anoshe te intogsigasión gon plomo. Se pintó entera, teste la gapesa hasta los pies, gon presiosos tonos ornamentales”. Se irá degradando casi tanto como la nueva tendencia del servicio de mensajes simples (sms), tirar incluso del inglés antiguo, asociaciones insólitas, “postnoon” por “afternoon”, todo un despliegue riguroso, preciso de ingenio. El tratamiento del error humano es otra muestra solidaria del autor, pues la imposibilidad de permanecer alerta y consciente todo el tiempo para no infringir las normas, o, por ser exacto, para no padecer látigo, cárcel, es indiscutible.

"Cualquier traducción encierra un nivel de dificultad sobresaliente, pero si además depende en gran medida del uso y manipulación de la lengua inglesa, la traducción española adquiere tintes de heroísmo"

Finalmente, queremos equiparar la genialidad de la novela a la genialidad de la traducción. Cualquier traducción encierra un nivel de dificultad sobresaliente, pero si además depende en gran medida del uso y manipulación de la lengua inglesa, la traducción española adquiere tintes de heroísmo, como los mismos personajes de la novela. Un desafío aparentemente insuperable que José Antonio Poderoso no sólo transpone Ella Minnow Pea a nuestro idioma, sino que debe recurrir a un conjunto de herramientas lingüísticas y estrategias narrativas completamente diferente, para poner en valor, la inventiva y humor de Mark Dunn, la distopía y la reflexión sobre el lenguaje, la libertad y la condición humana. No es un libro que debamos recomendar, sino directamente adquirirlo, leerlo y disfrutarlo.

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Autor: Mark Dunn. Título:  Ella Minnow Pea: Una novela progresivamente lipogramática. Traducción: José Antonio Poderoso Miranda. Editorial: EDA Libros. Venta: Todostuslibros

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