Los límites del arte, según Estela Sanchis

Hasta aquí todo va bien nos cuenta la historia de Estela, una alter ego de la autora, una joven artista perdida en su vida (a pesar de estar recién casada; o justamente por ello) que decide marchar a Kpal, un centro de creación de artistas en Zalaegerszeg, una ciudad al oeste de Hungría cercano a las fronteras de Austria, Eslovenia y Croacia. Allí duda de su arte, de sí misma y de su talento. Se podría decir que, al no tener un plan, va provocando que la vida le dé un plan. Así, sucede que Estela practica formas del arte que tienen que ver con la intromisión en las vidas ajenas y con las relaciones personales tormentosas, viciadas, feroces, arrebatadas. Con ello, su forma de ver el amor equipara lo romántico con el horror, el apego con la violencia y la extravagancia con la virtud. Y de ello construye su arte.

Estela, la narradora de este libro, es una artista performática que busca en el arte lo que no le da la vida; le sirve el arte para dejar atrás la tristeza, el aburrimiento, la soledad. Así, además, consigue que su propia vida sea una obra de arte. Por ello, todo es aquí excéntrico, en la vida de Estela y en su proceder artístico, en el sentido de que está al margen, fuera del centro. Siempre vadeando los límites.

Estela Sanchis factura una excelente primera novela sobre el morbo, el asco, la culpa, pero también sobre la belleza, el amor y la compasión. Un libro que nos obliga a preguntarnos sobre los límites éticos del arte, pero también sobre los límites morales de la intimidad. Un libro en clave autoficcional que tanto se puede leer como una ficción narrativa o como un libro de artista; una novela de artista, más bien.

José de Montfort aprovecha la visita de la autora a Barcelona para conversar sobre Hasta aquí todo va bien, sobre las heridas emocionales, los vínculos, el arte y el amor.