Mirar lo inmirable

«Paseamos todos los días al lado del dolor del mundo y no son tantas las ocasiones en las que nos paramos a contemplarlo», escuché citar en el pódcast Punzadas sonoras de un texto de Elisabeth Duval.

En el libro Violencias: Voces de la violencia en España, de Doménico Chiappe, publicado por Pepitas este septiembre de 2025, nos encontramos ante una crónica con cierto espíritu ensayístico que mantiene la mirada fija en aquellas violencias que o bien desestimamos porque las tildamos de inverosímiles, o bien descuidamos porque no habituamos a sostener la mirada. Este libro nos presenta una serie de testimonios recogidos entre los años 2018 y 2025 encabezados por un prólogo del autor en el que nos expone la intencionalidad de la recopilación, así como nos advierte de cierta corrección estilista en los testimonios para conferirle ese cariz literario y hacerlo más amable a la lectura, no obstante, sin variar en lo esencial: el sentido del testimonio. Al comienzo Chiappe insiste en algo similar a lo que planteaba en la cita con la que abro esta reseña: «A pesar de su cercanía no solemos escuchar sus relatos desgarradores aunque no victimistas». De este modo, el autor insiste en la dificultad que tiene el testimonio para alcanzar su telos, su fin último: dar cuenta de lo sucedido ante un auditorio al que parece incomodarle.

Violencias está confeccionado como un empático ejercicio periodístico que tiene como objetivo dar a ver (así como lo decía el teórico Rancière) todo aquello que está oculto e, incluso por desgracia, que nos puede resultar inverosímil. El ejercicio de la escritura nos posibilita rescatar todas esas voces que están más ancladas al simple sonido (phoné) que a la palabra (logos) y es mediante la palabra que podemos acceder a la vida sufriente que hay detrás, o como diría Judith Butler, a la precariedad del Otro. Chiappe nos pone en este libro a mirar aquellas violencias de género, violencias institucionales, culturales, estructurales; violencias físicas, psicológicas, sexuales; violencia económica, violencias que no tienen nombre pero existen a pesar de no ser nominadas… Otras, que se esconden detrás de nombres no tan difundidos, como puede ser la presión coercitiva, que busca alterar la conducta de la víctima mediante la manipulación y el maltrato. Una violencia abarcadora que ocurre tanto en relaciones paternalistas de control como en el testimonio de Christina, la chica con discapacidad a la que sus padres convencen de esterilizarse, o como en caso de M. —Chiappe respeta la voluntad de anonimato de algunos testimonios—, que fue abducida por una secta.

Es necesaria esa atención por las violencias que aún no tienen nombre, y sostengo, por tanto, que esta es una de las fortalezas del libro: la representación de lo innominado. Porque aquello a lo que damos voz paulatinamente obtendrá un nombre, y este será el primer paso para que cobre existencia en nuestra realidad y deje de ser algo inexistente o inverosímil. Porque, ¿qué nombre tiene la circunstancia de C., un joven que padeció una enfermedad grave en su niñez y cuyo dolor se arrastra en la reticencia, o directamente negativa, a la hora de asegurar una póliza, contratar una hipoteca o iniciar unos estudios? Esta importancia de situar la mirada ante estas violencias y descubrirlas, nominarlas, se aprecia en el testimonio de Pilar, donde ella asevera: «Un día vi un anuncio sobre violencia psicológica, de un chico que le cogía el móvil a una chica, y supe ponerle nombre a lo que había vivido».

Este libro es una lectura imprescindible en nuestros tiempos, sobre todo para aquellos que niegan la violencia. Actualmente parece haber un sector de la población enconado en negar la violencia de género, pero en Violencias, de Chiappe, vemos que lamentablemente un alto porcentaje de testimonios se encuadran dentro de esta violencia. Es revelador que en los testimonios de estas mujeres hay una constante asunción patriarcal del amor como posesión. «Esto era lo que yo me merecía porque lo quería dejar, que no lo iba a permitir porque yo era de su propiedad», dice Miriam. «Siempre decía que si me iba, se mataba y me mataba», en el caso de Wafa. «Solo me decía: con lo que te quiero, te tengo que matar», cuenta Iris. O «Anda, qué tonta eres. Si te pego es porque te quiero. Si yo no te quisiera…», leemos en el testimonio de Ana Bella. Aquí vemos algo que ya advertía Posada Kubissa en Otro género de violencia, y es que los casos de violencia de género no se pueden asumir como algo aislado, sino que hay que entender que parten de violencias estructurales y culturales —siguiendo el triángulo de la violencia de Galtung— donde muchas veces la existencia de un amor patriarcal —y no individuos demonizados e intrínsecamente malvados— es lo que conduce al feminicidio. Y no es casual que Chiappe haya dejado como último testimonio el de la hija de Ana Orantes, aquella mujer valiente que siempre estará en nuestro imaginario.

Violencias es un necesario vivero de voces que hacen que la mirada se sitúe en aquello que hasta el momento es inmirable, porque mirar lo inmirable es la única forma de ponerle remedio, de señalar al victimario, de que la vergüenza cambie de bando. Esta crónica de testimonios que ha cuidado el estilo, pero sin faltar a la verdad (tanto es así que el autor hace una recapitulación al final del libro de los artículos de noticias de los casos testimoniados), que busca dar a ver pero sin ser sensacionalista o estomagante, al contrario, de una forma respetuosa pone de manifiesto la necesidad de hacernos cargo de la violencia porque reconocerla es el primer paso para revocarla.

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Autor: Doménico Chiappe. Título: Violencias: Voces de la violencia en España. Editorial: Pepitas. Venta: Todostuslibros.