Según recogieron ampliamente los medios, el 31 de octubre de 2025, durante la inauguración de la exposición La mitad del mundo: La mujer en el México indígena, celebrada en Madrid, el ministro de Asuntos Exteriores, don José Manuel Albares, pronunció unas palabras que constituyen, según la opinión de quien firma este artículo, un grave error histórico. En su discurso, y en un gesto de complacencia hacia el Gobierno de México, afirmó que en la relación hispano-mexicana “ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios”, y añadió que “justo es reconocerlo y lamentarlo”. Aunque no utilizó la fórmula explícita de la disculpa, esos verbos equivalen, en su sentido moral, a una petición implícita de perdón.
El contexto político del agravio
Desde 2019, con la carta del presidente López Obrador —biznieto de asturianos y cántabros— exigió al rey Felipe VI que pidiera perdón por los “abusos” de la conquista. El Gobierno de México ha impulsado una campaña revisionista que busca reescribir la historia con fines políticos internos. Con la llegada al poder de Claudia Sheinbaum, ese discurso se ha intensificado bajo la apariencia de reivindicación moral. Hasta ahora, España había mantenido una actitud prudente, evitando responder a polémicas anacrónicas. Las declaraciones del Sr. Albares suponen, sin embargo, un giro lamentable: por primera vez, un representante del Gobierno español asume parte del discurso culpabilizador ajeno, desatendiendo los hechos objetivos y el contexto histórico.
La historia y su sentido moral
Conviene recordar la advertencia del filósofo hispano-estadounidense George Santayana: “Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. La historia, entendida con rigor, debe asumirse en su complejidad, con sus luces y sombras, y no juzgarse desde parámetros morales actuales. En el ámbito hispanoamericano, ese pasado demuestra que España no fue una potencia depredadora, sino una civilización creadora que transmitió instituciones, cultura, fe y derecho.
El Imperio español como civilización generadora
El filósofo Gustavo Bueno distinguió entre imperios depredadores —centrados en el saqueo y la explotación— e imperios generadores, constructores de nuevas realidades políticas y culturales. España pertenece al segundo grupo. A diferencia de los imperios británico o francés, impulsó el mestizaje, la evangelización y la fundación de ciudades, universidades y hospitales. Las Leyes de Burgos (1512), los debates de Valladolid (1550) y las Leyes de la Escuela de Salamanca fueron precedentes del derecho internacional, de la defensa de la dignidad humana y el derecho de gentes. Los virreinatos americanos no fueron colonias, sino provincias integradas en la estructura política de la Monarquía Hispánica, que incluso llegaron a tener representación en las Cortes Constituyentes de Cádiz.
Contexto del descubrimiento y la conquista
Los estudios más recientes han desmontado la caricatura tradicional de la conquista. El historiador alemán Stefan Rinke ha subrayado que “el Imperio azteca no fue vencido por un puñado de españoles heroicos, sino por la alianza de estos con decenas de pueblos indígenas que habían sufrido durante siglos el dominio sangriento de los mexicas”. Cortés, al desembarcar en el Yucatán, contaba con algo más de quinientos soldados y un número indeterminado de marineros y esclavos, trece cañones y dieciséis caballos; tropa insuficiente para conquistar un imperio como el azteca, que posiblemente tuviera cientos de miles de habitantes.
La violencia ritual, el sacrificio humano y el canibalismo constituían prácticas habituales entre los aztecas, que subyugaban a sus vecinos para obtener tributos y víctimas. La caída de Tenochtitlan significó, por tanto, el fin de una tiranía, la esperanza para multitud de tribus enemigas de los mexicas, cuyo destino era que en rituales sagrados les arrancasen el corazón mientras estaban vivos para luego ser comidos.
El historiador Fernando Cervantes, en su ensayo Conquistadores: Una historia diferente, demostró cómo el relato épico de los cronistas fue sustituido, con el tiempo, por una visión condenatoria promovida por la propaganda antiespañola.
La persistencia de la Leyenda Negra
La tergiversación del pasado español no es reciente. Desde el siglo XVI, los enemigos de la Monarquía Hispánica difundieron una narrativa calumniosa que presentaba a España como cruel y fanática. Esa Leyenda Negra, en palabras de Marcelo Gullo, es “la mentira más duradera de la historia”. Hoy, ciertos discursos populistas la reavivan para obtener rédito político, y lo preocupante es que parte de la sociedad española haya asumido esa visión distorsionada y ficticia.
El legado hispánico
Frente a esa falsificación, los hechos son elocuentes: España dejó en América una red de universidades —a lo largo de tres siglos fundó veintisiete—, colegios —se fundaron veintiuno—, ciudades, rutas marinas y caminos que unieron tres continentes y cimentaron una temprana globalización; el castellano fue lengua franca; se conservaron los idiomas nativos, llegando incluso a escribir una gramática de alguna de las lenguas nativas. Construyó y trazó modernas ciudades; edificó catedrales, iglesias, misiones, edificios monumentales de estilo renacentista y barroco; y presidios fronterizos que garantizaban la defensa y la organización de los territorios y de los indígenas que los habitaban. Son muchos los edificios considerados por la Unesco “Patrimonio de la Humanidad” a lo largo del continente americano.
Reconoció, en sus leyes, la humanidad de los pueblos indígenas, siglos antes que otras potencias hicieran lo mismo. Hubo, sin duda, abusos y errores propios de una época dura, pero también leyes y juicios que condenaron a quienes hicieron abuso de su posición y de su poder. No puede atribuirse culpa colectiva a una nación que, en su tiempo, legisló en defensa de los nativos.
En el plano social, el mestizaje no fue una imposición, sino un proyecto deliberado. El matrimonio entre españoles e indígenas fue permitido y promovido por la reina Isabel la Católica desde finales del siglo XV, cuatro siglos antes de que los Estados Unidos legalizaran los matrimonios interraciales (1967). La reina Isabel reconoció que los nativos eran sus súbditos y por lo tanto debían tratarse como tales, con sus derechos y obligaciones. Como recordó el hispanista John Elliott, “ni la historia de España se entiende sin América, ni la de América sin España”.
Cuando los virreinatos alcanzaron su independencia, su nivel cultural y económico era superior al de sus vecinos del norte. El México del siglo XIX permitió que los nuevos Estados Unidos de América le arrebatase los ricos territorios al norte y oeste de la actual frontera que separa México de EEUU. En la guerra México – Estados Unidos del Norte perdieron Nuevo México, Texas, California, Arizona, Utah, Nevada, Kansas, Oklahoma, partes de Colorado y Wyoming.
Olvidar el verdadero sentido del legado español en América es renunciar a la propia identidad y abdicar de la verdad histórica.
Una historia compartida
España engendró pueblos, no los destruyó. Su acción, con sus excesos y aciertos, se asemeja a la de Roma sobre Hispania: una civilización que al imponerse también se transformó. Reducir cinco siglos de historia a un relato de víctimas y verdugos es una ofensa a la verdad. España y América formaron una comunidad cultural que hoy sigue viva en la lengua, la fe, las artes y los valores compartidos.
Realidad y presentismo
Durante aquellos siglos ocurrieron hechos lamentables e indeseados. América distaba de ser una arcadia feliz. La presencia española, como toda empresa humana, estuvo acompañada de episodios vergonzosos. Pero es preciso contemplarlos desde la perspectiva de una época dura y cruel, marcada por la miseria y la ley del más fuerte. Hubo muchos españoles que se preocuparon por el bien de los nativos, llegando a denunciar las prácticas abusivas a las que fueron sometidos. En su Brevísima relación de la destrucción de Indias, fray Bartolomé de las Casas puso tanto celo en sus denuncias —con el propósito de lograr su nombramiento oficial como “protector de indios”— que, con el tiempo, se vio obligado a reconocer que había exagerado parte de sus señalamientos para atraer la atención de la Corona y conseguir su objetivo.
No podemos juzgar los acontecimientos del pasado con la mirada moral del presente. Aunque la humanidad ha progresado notablemente, sigue siendo hoy, en muchos aspectos, brutal, violenta, malvada y egoísta. Imaginemos, entonces, cómo sería hace cinco siglos, sin los avances sociales y políticos que hoy nos parecen naturales.
El pasado debe juzgarse desde su propio contexto histórico, situándonos en el espacio, el tiempo y la mentalidad de quienes lo vivieron y no caer en la perversión de interpretar la historia desde un prisma presentista.
Conclusión: la memoria y la dignidad
Antes de concluir, quiero matizar que opino que la historia puede y debe ser revisada desde una perspectiva crítica y académica, siempre que los argumentos se fundamenten en la historiografía y no en interpretaciones sesgadas o condicionadas por intereses políticos.
Las palabras del ministro Sr. Albares constituyen, a juicio de quien escribe, un error histórico y moral. Bajo la apariencia de sensibilidad hacia el pasado, encierran una cesión simbólica: aceptar una culpa por haber civilizado, evangelizado y fundado naciones, acciones que contaron con la participación y el consentimiento de los pueblos originarios. Reconocer abusos individuales no equivale a asumir una culpa colectiva inexistente.
España no debe pedir perdón por haber extendido su cultura y su lengua, ni por haber creado, junto con los pueblos americanos, una comunidad de destino que aún hoy se reconoce en su raíz común. Pese a los esfuerzos de ciertos políticos interesados o falsarios, España sigue siendo vista desde Hispanoamérica como la “Madre Patria”.
Frente al relato deformado que pretende reducir cinco siglos de historia a una fábula de opresores y oprimidos, España debe reivindicar con serenidad y orgullo, como hasta ahora, el carácter generador de su obra.
La comunidad cristiana en América es hoy la mayor del mundo; la comunidad lingüística y cultural hispánica, una de las más extensas y enraizadas del planeta. Todo ello no habría sido posible sin el acuerdo fecundo de los nativos y mestizos nacidos en la América Hispana.
Los políticos mexicanos harían bien en honrar el símbolo que encarna la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México: el prehispánico (ruinas de Tlatelolco), el español (iglesia de Santiago) y el mestizo y moderno (Torre de Tlatelolco); con esta polémica solo consiguen despreciar la historia de lo que fue, con sus luces y sombras, un ejemplo de convivencia y progreso.
Pedir perdón por haber civilizado equivale, en definitiva, a pedir perdón por existir.
La historia constituye el acervo de una nación, de sus gentes y de su cultura. Merece respeto, porque en ella se custodia la herencia de quienes, con su esfuerzo y su fe, supieron situarnos dignamente en el mundo. La historia no pertenece a los políticos: es patrimonio común de todos, máxime cuando fue forjada, y a menudo escrita, con la sangre y la vida de nuestros antepasados.
Quienes gobiernan deben recordar que representan a la totalidad de la nación y están obligados a velar por la preservación de su legado. Un pueblo que pierde su historia pierde también sus raíces. Protejamos, pues, nuestro acervo: es la memoria de todos.
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Nota: Para la elaboración del presente artículo de opinión, el autor se ha basado, entre otros materiales, en diversas reseñas publicadas bajo su firma en Zenda Libros. Comentarios fundamentados en ensayos históricos y etnográficos, biografías, historias noveladas y conferencias, muchos de los cuales se han publicado en los últimos cinco años:
- Autor: Melquíades Prieto. Título: La guerra de papel: Origen iconográfico de la Leyenda Negra. Editorial: Modus Operandi. Zenda 22-10-2020.
- Autor: Juan Pedro Cosano. Título: El rey del Perú. Editorial: Espasa: Zenda 18-09-2020.
- Autor: Stefan Rinke. Título: Conquistadores y aztecas: Cortés y la conquista de México. Editorial: EDAF. Zenda 12-05-2021.
- Autor: Fernando Cervantes. Título: Conquistadores: Una historia diferente. Editorial: Turner Noema. Zenda 30-07-2021.
- Ciclo de conferencias Hispanidad 2021 (I): Cuando España ensanchó el mundo. Zenda 03-10-2021.
- Autor: Juan Eslava Galán: Título: La conquista de América contada para escépticos. Editorial: Planeta. Zenda 30-10-2021.
- Autor: José Calvo Poyato. Título: La ruta infinita. Editorial: Harper Collins. Zenda 30-10-2021.
- Autor: José Calvo Poyato. Título: La travesía final. Editorial: Harper Collins. Zenda 30-10-2021.
- Autor: Antonio Pérez Henares. Título: Cabeza de Vaca. Editorial: Ediciones B. Zenda 30-10-2021.
- Ciclo de conferencias Hispanidad 2021 (II): El español, primera lengua franca del globo. Zenda 07-11-2021
- Autor: Fermín Goñi. Título: Un día de guerra en Ayacucho. Editorial: Fondo de Cultura Económica. Zenda 21-02-2022
- Autora: Carrie Gibson. Título: El Norte: La epopeya olvidada de la Norteamérica hispana. Traducción: Pablo García Hervás. Editorial: Edaf. Zenda 12-03-2022.
- Autor: José Luis López-Linares. Título: España. La Primera Globalización.Editorial: Plaza & Janés. Zenda 01-01-2023.
- Autor: Antonio Pérez Henares. Título: La Española. Editorial: HarperCollins. Zenda 17-05-2023.
- Autor: Gonzalo Fernández de Oviedo. Título: La Historia General de las Indias. Editorial: Fundación José Antonio Castro. Zenda 24-10-2023.
- El viaje más trascendental en la Historia de la Humanidad. Zenda 23-10-2023.
- Autor: Marcelo Gullo Omodeo. Título: Lo que América le debe a España. Editorial: Espasa. Zenda 18-11-2023.
- ¿Debemos sentirnos orgullosos de nuestra Historia? Zenda 30-11-2024.
- Autor: Jorge Luis García Ruiz. Título: Presidio. Editorial: EDAF. Zenda 27-10-24.
- Autor: Luis Zueco. Título: El mapa de un mundo nuevo. Editorial: Ediciones B. Zenda 06-10-2024.
- Autor: José Calvo Poyato. Título: Dueños del mundo. Editorial: HarperCollins. Zenda 10-03-2025.
- Autor: Esteban Mira Caballos. Título: Colón: El converso que cambió el mundo. Editorial: Crítica. Zenda 06-07-2025.
- Autores: José Carlos Martín de la Hoz y León M. Gómez Rivas. Título: La Escuela de Salamanca: Cuando el pensamiento español iluminó al Mundo. Editorial: Sekotia. Zenda 19-09-2025.


Querido Ramón, ¿sabes que eres muy bueno en los ensayos de opinión?? Pues sí, lo eres
Gracias, Olga. Te traiciona tu amistad. Exageras.
Ramón si todo el mundo para publicar fuera tan riguroso como tú las cosas irian mejor..Tienen muchos asesores q no saben nada y q cobran mucho y que no leen nada..Además solo gobiernan( q no gobiernan porque no pueden) para los Sanchistas q no PSOEEnhorabuena, por el articulo
Gracias Raul, todo está en los libros solo se trata de saber dónde buscar, función que sabe hacer muy bien Zenda libros.
Genial
Gracias, Celia.
No es aceptar una culpa, que como desviando el argumento menciona este señor :”… aceptar una culpa por haber civilizado, evangelizado y fundado naciones…” No señor, no es culpa, ni tienen que pedir perdón. Sino que tienen que reconocer que fue conquista, que fue imposición, y que evangelización, universidades, y matrimonios forzados fueron mecanismos para hacer llegar el oro a las Cortes Españolas – que aún así con tantas riquezas que los buenos ciudadanos “asimilados” al Reino sacaban de las minas de Potosí, esas mismas Cortes son las que lograron llevar la economía de la Corona a la bancarrota.
Muy buen artículo (y atrevido…), enhorabuena, Ramón