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Pedro Mairal y la juventud en llamas

Pedro Mairal y la juventud en llamas

En Los nuevos, la reciente novela de Pedro Mairal publicada por Destino, acompañamos a sus tres protagonistas —Thiago, Bruno y Pilar— en ese momento crítico en el que uno debe arrancarse la adolescencia y adentrarse, casi a la fuerza, en el mundo adulto. Ambientada en el verano austral en que Argentina ganó el mundial de Catar y todos los niños eran mini-messis, enfundados en la camiseta de su ídolo, la novela presenta una soledad inédita: la de quienes ya solo pueden jugar a ser adultos.

Si Schopenhauer afirmó que la música era la expresión de la Voluntad, fuerza irracional que impulsa la existencia, los protagonistas encuentran en ella un modo de anudar los miedos. Los padres ya no están; los nuevos ídolos oscilan desde Rosalía o C. Tangana hasta canciones convertidas en clásicos, como “Creep”, de Radiohead. Al inicio de la novela, Thiago escucha esta canción y describe el punzante ruido que aparece alrededor del primer minuto como el instante en el que se rompió la música. A ellos se les ha roto la juventud. Surgen entonces la ira, la aventura, el exceso y el empeño constante de “matar” simbólicamente a los padres. Sin los dioses todo está permitido.

"Pese a la orfandad que atraviesan los protagonistas, Mairal despliega un humor quijotesco que hace reír a pedradas, con expresiones y frases divertidas"

Pese a la orfandad que atraviesan los protagonistas, Mairal despliega un humor quijotesco que hace reír a pedradas, con expresiones y frases divertidas como: “cuando salga te voy a coger tanto en posición perrito que en año nuevo te van a dar miedo los petardos”; o escenas que te hacen sentir el sudor ajeno o que te remueven incómodamente de tu asiento, por ejemplo cuando escucha a la novia de su padre intimando con él y exigirle que “le coma la rana”.

Thiago ha perdido recientemente a su madre, convive con el duelo y la incertidumbre sobre su orientación sexual. Detesta que le digan que se “le transparenta la madre”. Viaja para pasar las vacaciones de verano con su familia a la Lobería, un complejo de cabañas al sur de la provincia de Buenos Aires donde los veraneantes viven sin electricidad. Un paraíso para conectar con la tierra, el agua, el viento o el fuego. Hacinados en una cabaña minúscula donde no existe la intimidad entre su hermano pequeño, su padre —que lleva un arsenal de viagras— y la novia de éste, una mujer más joven a la que apoda Side Boob porque luce su pecho vistiendo un escote lateral.

"Bruno lucha por no momificarse en ese mundo frío y eficiente, rígido y atomizado en el Midwest de los Estados Unidos"

Bruno está pasando las vacaciones en el desangelado campus de la universidad de Madison, en Wisconsin. No tiene dinero y debe emplearse como limpiador, los estudiantes se han marchado y Bruno está prácticamente solo, junto a la presencia distópica de unos robots repartidores que se mueven por las gélidas calles. Bruno odia a su madre, y con su padre apenas intercambia una comunicación basada en recomendaciones musicales, que interpreta como posibles mensajes cifrados. Se enamora, se frustra, enferma, es acogido por un grupo musical compuesto por mexicanos —donde experimenta la extrañeza de compartir el idioma, pero desconoce el significado de ciertas palabras— y sufre un racismo que le cuesta identificar. Bruno lucha por no momificarse en ese mundo frío y eficiente, rígido y atomizado en el Midwest de los Estados Unidos.

Pilar vive con su abuela ludópata en Buenos Aires, ejerce de chófer y graba un documental sobre la cuidadora de su abuela hasta que su madre, desde Barcelona, decide internar a la anciana en una residencia. Al enterarse también del consumo y trapicheo de drogas de su hija, le corta el apoyo económico. Pilar pierde el departamento y comienza un vagabundeo habitacional hasta terminar viviendo en una baulera o trastero. Durante muchas noches busca deshacerse en el placer, a través del alcohol y buscando sexo itinerante hasta que le tiembla el hígado. Todo rito de iniciación exige tropiezos y caídas.

"Los tres protagonistas comparten una misma orfandad: atraviesan la vida sin mapa"

En una escena iniciática, Thiago y Pilar queman ukeleles en una fogata: ese instrumento agudo e infantil, proyecto inacabado de la guitarra, debe consumirse como se quema la adolescencia. Ha llegado el momento de tocar instrumentos más adultos. Los tres protagonistas comparten una misma orfandad: atraviesan la vida sin mapa. Son amigos, y a veces amantes. Al reencontrarse, forman una banda llamada como se sienten: Hijos Únicos.

Hacia el final, Pilar se muda a Madrid y describe la ciudad como un auténtico acelerador de partículas: “Madrid te intensifica el envión que ya traías. El borrachín vuelve alcohólico, el drogón vuelve yonqui, el fiestero vuelve vampiro, el vago vuelve okupa, el que era tímidamente gay vuelve revoleando la boa de plumas. Los veo en la noche madrileña”. Como madrileño, reconozco esa escena: noches donde revive la desmesura juvenil hasta que asoma el amanecer, y con él la intemperie de quien se descubre, sin haberlo elegido, habitante de eso que llamamos, no sin ironía, mundo adulto.

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Autor: Pedro Mairal. Título: Los nuevos. Editorial: Destino. Venta: Todostuslibros.

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