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Aquellos tiempos robados

Aquellos tiempos robados

Mi novela Aquellos tiempos robados la escribí en la cocina de mi casa durante casi cuatro años. Con lentitud y a fuego lento se fue guisando, al tiempo que en las cacerolas bullía la comida. En momentos de crisis, añadir o quitar especias, partir o enharinar me proporcionaba la calma necesaria para volver al teclado. A punto estuve, en varias ocasiones, de meter al horno el ordenador y buscarle pareja a una calabaza. Los mundos mínimos me entusiasman. En ellos encuentro lo que necesito para escribir mis historias. Luego, pensar y ordenar, estructura y estilo, poner y quitar; y vuelta a empezar mientras el poder de la palabra todo lo transforma. Poco a poco. Con una incuestionable magia.

Algunas sorpresas no tienen prisa. Simplemente, nos esperan hasta que doblamos la esquina adecuada. Eso fue lo que me sucedió con esta historia. Aquellos tiempos robados surgió de un artículo que, casualmente, leí sobre la reacción que experimentaron los animales durante el eclipse total de sol que dejó a oscuras la ciudad de Barcelona en 1905. Luego vino investigar acerca de aquel suceso peculiar, los acontecimientos históricos, culturales y sociales de aquel momento. Un convulso principio de siglo XX que me fascinó más de lo que ya estaba. Aun así, recopilar información y darle forma supuso para mí asomarme a una historia oculta que me enfrentó al espanto, en ocasiones. Otras veces me hizo recuperar la esperanza.

"Quise, entonces, que fueran cinco mujeres las que contaran qué hicieron para conservar algo de belleza y orden en el caos que las rodeaba"

Quise, entonces, que fueran cinco mujeres las que contaran qué hicieron para conservar algo de belleza y orden en el caos que las rodeaba, lo que las puso en movimiento y lo que las paralizó. Lo que, en medio de  cuplés, revueltas, guerras, rosas y libros las mantuvo unidas. Con amor. Con humor. Con fuerza. Sin tregua.

La abuela Joana y la Tata Mercè, las hermanas de cabeza atolondrada de Remei, su hija Estrella y la pequeña Aurora nos susurran al oído mientras leemos sus palabras que “todo depende del cristal con que permitamos que nos mire la vida”.

He aprendido y he disfrutado mucho escribiendo Aquellos tiempos robados. He sido muy feliz mientras se construía. También he padecido infinito. Finalmente, le doy la razón a su protagonista, Remei:

“Haz lo que tienes que hacer y deja que las piezas encajen”.

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Autor: Ángeles Corella. Título: Aquellos tiempos robados. Editorial: Huso. Venta: Todostuslibros y Amazon

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