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Archipiélago humano, de Teju Cole y Fazal Sheikh

Archipiélago humano, de Teju Cole y Fazal Sheikh

Foto: Fazal Sheikh.

Presentamos una muestra del libro Archipiélago humano, de Teju Cole y Fazal Sheikh, que acaba de publicar en nuestro país Ediciones Comisura con traducción de Regina López Muñoz. Una obra híbrida que surge de la alianza entre estos dos artistas afroamericanos como una reflexión sobre las cuestiones trascendentales que en estos tiempos convulsos convocan a la humanidad: los crímenes de las políticas migratorias, la xenofobia y el individualismo, pero también la hospitalidad, el espejo amoroso que es el rastro del otro y la emoción ante la posibilidad de formar parte de una comunidad de semejantes. Fue en 2018 cuando los autores crearon este libro con el fin de encontrar una nueva forma de hablar de la reaparición de problemas muy antiguos. Mediante la mezcla de los textos de Teju Cole y las fotografías tomadas por Fazal Sheikh durante más de treinta años, ambos autores establecen un diálogo entre sí y entre la historia, con una variedad de fuentes que van desde Homero y Shakespeare hasta Martin Luther King Jr., Toni Morrison y la teoría postcolonial. La actualidad de las guerras y los conflictos de hoy hace que este Archipiélago humano sea más urgente que nunca.

Las fotografías que nos encontramos, y que fueron tomadas por Sheikh entre 1989 y 2018, son cautivadoras y extremadamente cuidadas. Las personas aparecen en ellas bellamente enmarcadas e iluminadas, otorgando la dignidad del retrato —tradicionalmente reservada a aristócratas y ricos— a refugiados, personas sin hogar y huérfanos. En la mayoría de los casos, las miradas de los retratados son directas e inquebrantables. En cambio, los paisajes y las vistas aéreas son desapasionados y a menudo rozan la abstracción. Su belleza oculta el hecho de que muchos son registros de violencia, ruinas de agresiones, lugares de encarcelamiento.

Fotografía de Fazal Sheikh.

Las breves respuestas textuales de Teju Cole —ninguna de más de una página, la mayoría apenas un párrafo— son cartas, destellos, poemas en prosa. Proponen meditaciones sobre los límites de nuestra humanidad común: el extranjero y las obligaciones de la hospitalidad, los vínculos entre madres e hijos, quién habla y quién es silenciado. A lo largo de todo el libro, los textos retoman estos conceptos a modo de fuga, hasta llegar, en un lento crescendo, a una rabia silenciosa contra el racismo, la tortura, la guerra, la degradación del medio ambiente y nuestra propia ceguera. “Hemos intentado decírtelo de todas las formas posibles y ahora sólo podemos llegar a la conclusión de que prefieres no saberlo”, escribe con desesperación.

La alternancia de textos e imágenes resulta casi cinematográfica, iluminándose mutuamente o creando yuxtaposiciones inesperadas. Una obra luminosa y éticamente ejemplar; un libro en muchos sentidos importante que por fin llega a España. Reproducimos varios fragmentos que conforman esta obra dura pero honesta en la que la palabra archipiélago cobra un sentido y un fin en sí mismo, ya que es un intento de los autores, a través de las palabras y las imágenes, de juntar los pocos pedazos que quedan de eso que llamamos humanidad y que, por momentos, como nosotros siempre que nos despedimos de alguien, parecen destinados a separarse para siempre.

***

Fragmentos

En una ocasión, atravesando un prado, percibí no el esfuerzo habitual en mi propio cuerpo —la tensión localizada del músculo, los ojos ajustándose al deslumbramiento del sol— sino algo más bien espectral, algo menos previsible. Me sobrevino la percepción de un hombre atravesando un prado. Veía a ese hombre desde cierta distancia. El hombre era yo. Me veía tal y como sería si me viera otra persona. Por espacio de un breve instante dejé de ser yo: me había vuelto visión distante, como si observara a través de unos prismáticos, o como si me hubiera convertido en un personaje inesperado dentro de una historia que yo estaba contando. Algo parecido sucede cuando un fotógrafo sacas su cámara y se percata de que el chico que ve a través del visor se parece a él mismo de niño.

***

La palabra «hospitalidad» aparece a finales del siglo XIV. La «acción de ser hospitalario», del francés antiguo ospitalité  «hospitalidad; hospital», del latín hospitalitem (nominativo, hospitalitas), «amabilidad con los huéspedes», de hospes (genitivo hospitis), «huésped», está emparentada con los vocablos ingleses guest y host («huésped») también con ghost («fantasma»), y todos ellos están relaiconados con la raíz protoindoeuropea para «extranjero» (*ghos-ti-), aquel con quien se asume un deber recíproco de hospitalidad.

***

La memoria de haber sido doble no se pierde. De vez en cuando la buscamos. En hermanos y hermanas, en amistades, en amantes, y por último en la descendencia que tenemos. El hermano, la hermana es en muchos lugares la primera figura que sustituye al progenitor. Quizá solo durante unos minutos al principio («cuida de tu hermano»), y posteriormente durante horas, días o años. Hay pocas palabras para el cuidado que un hermano proporciona a otro. No hay en inglés un término para quien pierde a su hermano o a su hermana. Y eso que se trata de una experiencia de pérdida que moldea a muchas personas.

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¿Qué clase de tiempos son estos? La vida sigue.
Eso es lo más terrible. Y el único alivio.

***

Querida Claudia:

Los nuevos comienzos son para la primavera, por eso
te marchaste de San Juan Ostuncalco el 7 de mayo. Te
graduaste en contabilidad forense hace dos años. ¡Tan joven!
Pero no ibas a conseguir nada, porque ¿qué clase de futuro
podía ofrecerte Guatemala? Tenía que haber algo mejor.
Por eso emprendiste un viaje en dirección norte. De
Guatemala a México. Chiapas, y de allí hasta Nuevo León.
No, no fue un camino fácil, pero algo había que hacer,
algo distinto al lento estrangulamiento en Quetzaltenango.
Te imagino, concentrada y precisa. Buena con los
números, pero buena también a la hora de cuidar. Hay
dos fotografías tuyas. En las dos llevas una falda típica
de rayas con un fajín. Un huipil distinto en cada una, de
escote cuadrado, bordado. En las dos aparentas menos
de los diecinueve años que tienes. Hay una leve sonrisa,
delicadamente irónica. Concentrada, pero no huraña.
¡Orgullosa mam-maya!
Claudia, lo lamento mucho. Lidia, tu madre, no para
de llorar. Recuerda tus palabras de despedida: «Mamita,
vamos a salir adelante, voy a ganarme mi dinero». Morales
y tú teníais planes. Ibais a forjar una vida juntos. Ahora él
está desolado, es como si lo hubiesen cortado por la mitad.
¿Qué se supone que debe hacer ahora? Y Gilberto, tu padre.
Tú importabas, Claudia, y ahora muchas esperanzas se
han malogrado.
En Guatemala se dice que los desastres naturales son
como las películas de cowboys, que solo mueren los indios.
Tú huiste del desastre natural y te topaste con un cowboy.
El rostro sin nombre del Estado te descerrajó un tiro en la
cabeza. En aquel preciso instante alguien gritó: «¿Por qué
has disparado a la chica? La has matado. Él ha matado a
la chica. Está ahí tirada y está muerta». Y otra voz, la de tu
asesino, echando la culpa inmediatamente a tus compañeros:
«¿Veis lo que pasa? Esto es lo que pasa con vosotros».
Tú no oíste nada de eso, Claudia. El suelo trastornado,
el huracán de barro, las cuchillas del sol. Habríamos sido
afortunados de tenerte entre nosotros.

Que Dios reconforte a las muchas personas que te amaron.

***

WHAKATAUKI:

Mándame un puñado de tierra para que pueda llorar
sobre él.

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Autores: Teju Cole y Fazal Sheikh. Título: Archipiélago humano. Editorial: Ediciones Comisura. Venta: Todostuslibros.

BIO

Teju Cole es un novelista, ensayista y fotógrafo de origen nigeriano y de nacionalidad nigeriano-estadounidense, llamado en realidad Obayemi Babajide Adetokunbo Onafuwa1​ y nacido en Nueva York en 1975.Es autor de dos obras de ficción, Cada día es del ladrón y Ciudad abierta; un libro de ensayos, Cosas conocidas y extrañas; y una innovadora combinación de textos y fotografías, Blind Spot. Ha sido galardonado con el Premio PEN/Hemingway, el Premio Windham-Campbell, el Internationaler iteraturpreis y una beca Guggenheim. Es crítico de fotografía de la New York Times Magazine y catedrático Gore Vidal de Praxis de la Escritura Creativa en la Universidad de Harvard.

Fazal Sheikh es autor de quince monografías, entre las que cabe destacar A Sense of Common Ground, The Victor Weeps, Moksha, Ladli, Portraits y la más reciente The Erasure Trilogy. Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones internacionales en espacios como la Tate Modern de Londres, el Museo Metropolitano de Arte y las Naciones Unidas de Nueva York y la Fundación MAPFRE de Madrid. Ha sido becario de las fundaciones MacArthur, Guggenheim y Fulbright, y es profesor visitante Currie C. y Thomas A. Barron de Medio Ambiente y Humanidades en la Universidad de Princeton.

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