Decía Borges a raíz de un cuento de Chesterton que no hay nada tan aterrador como un laberinto sin centro. Sucede que, a menudo, ese laberinto está dentro de nosotros, en forma de lo que Jung denominó sombra, ya que es aquello que, a pesar de no tener un centro y de no ser reconocido como propio, nos atrapa, manteniendo ocultos lugares que no se ven: la oscuridad que acaba dibujándose en la luz; aquello que no ha adquirido lenguaje y que permanece velado hasta que el cincel del tiempo esculpe el recuerdo inacabado en la memoria. Lo que no se ve queda grabado en ese laberinto sin centro. Una cámara de filmación parece recorrer los pasillos de este laberinto: lo hace seis veces, una por cada uno de los cuentos que encontramos en Lo que no se ve (2025), el libro con el que la escritora barcelonesa Cristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, 1945) retorna a la narración breve después de diez años de la publicación de La habitación de Nona (Tusquets, 2015).
Explica Jung que la sombra se proyecta en el Otro. Ese Otro es objeto de representaciones del inconsciente, que se expresa en personas o en aquello que no reconocemos como propio y que es, en realidad, un reflejo de nuestra propia alma. Quizás por eso es lo más terrorífico: la mirada directa a la Medusa implica el riesgo de ser petrificados. Entonces ¿cómo mirar aquello que podría destruirnos? ¿Cómo hablar de lo Otro? Se hace necesario mirar a través de un escudo como el de Perseo. Crear un espejo embrujado que deforme la realidad consciente, o que cree una nueva en la que emerjan todos aquellos lugares indecibles. El mundo es doble y es en la ficción donde lo que no se ve se detecta para ser transformado en otra cosa; un alambique de lo cotidiano que destila el destello, por oscuro que sea. Es el reflejo en esas aguas lo que permite dar a ver —donner à voir, en los términos de Paul Éluard— lo que no se ve. Pues, ¿qué nos garantiza que lo que veamos sea cierto? Y es precisamente al deformar la realidad cuando se presenta una más auténtica.
Los cuentos que conforman Lo que no se ve de Cristina Fernández Cubas dan a ver el reverso de lo cotidiano que se vuelve extraño, retratando los matices psicológicos que se esconden en los márgenes del espacio diario. La tensión obsesiva que aumenta propia de los personajes de Poe, la sutil presencia de lo sobrenatural que aparece de forma ambigua y psicológica al modo de Henry James o los finales abiertos de Chéjov vertebran de forma latente las historias de esta publicación. Y estos relatos no son sino lienzos que dan lugar al juego de la identidad, que abren las preguntas, los vacíos de aquello que somos y que no nos atrevemos a mirar, o de aquello que no somos, pero creemos ser; las grietas de las creencias, el desvelamiento de un eclipse en la historia personal; el encuentro con el doble que es, en realidad, lo oculto de un sí mismo; la irrupción de lo inesperado que, de pronto, transforma la vida dejando huellas imborrables. Huellas que concentran y concretan lo indecible: los paisajes de lo innombrable se despliegan en lo concreto. Y es la literatura, ese espejo embrujado, la que muestra un corazón al desnudo; la que integra la sombra en el territorio de la luz; la que da a ver aquello que, de otro modo, no podría ser contemplado.
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Autor: Cristina Fernández Cubas. Título: Lo que no se ve. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus libros.


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