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De qué está hecha mi novela

De qué está hecha mi novela

Nací en un barrio de Vigo llamado Brea Muiñeira. En ese lugar han vivido vecinos que se merecían una novela. Siempre hemos sabido que, de mis cuatro abuelos, la abuela Rosa los iba a sobrevivir a todos. Esa profecía se ha cumplido. Rosa (Rosita para los vecinos) tiene noventa años, apariencia de santa, y un carácter de mafiosa profesional. Con la edad, su cabeza se ha revolucionado del todo. Todos los días se toma 13 pastillas. Esa es la pauta médica. A veces, se la salta. Hemos descubierto que tiene la costumbre de plantar antidepresivos en la huerta. Quizás por eso nuestras flores son las más exuberantes del barrio. También explota platos que pone directamente sobre la vitrocerámica, llama por teléfono a las vecinas para insultarlas un poquito y dice que le molestan los viejos. A veces cuento sus cosas (las que se pueden contar), en las redes sociales y se ha ganado algunos fans.

"Escribí Golpes de luz como si estuviese vomitando luciérnagas y espinas"

En la Brea Muiñeira la vida siempre ha sido un poco extraña. Teníamos un vecino que colgaba manzanas de sus camelias y hacía guirnaldas con conchas de centollas. La época más dura fue en los años noventa. Teníamos un punto de venta de heroína al lado de nuestra casa. Los chavales hacían cola en la puerta para comprar su dosis. Los campos se llenaron de cucharillas y limones. Los muros tenían huecos secretos donde hacían intercambios y todo se puso de patas para arriba. Siempre he querido hablar de todo esto. Me refiero a mi abuela, a mi barrio y a ese lugar mágico que es la infancia. Me costó descubrir cómo hacerlo. Escribí Golpes de luz como si estuviese vomitando luciérnagas y espinas. Sé que la capacidad para construir universos infantiles, para hablar desde la voz de un niño, es un tesoro. Quizás el más valioso que tengo. Quería construir una novela donde lo mágico se fundiese con lo indecente, con lo inmoral, sin renunciar a la inocencia. A esa ternura que la vida nos acaba robando. Y el humor, que salva vidas. Cuando sostienes el peso de los cuidados y tu vida gira alrededor de lo que necesitan los demás, es difícil reírse. Esta novela es para todas esas mujeres que cuidan. Primero a los hijos, luego a las madres, a los suegros, a quien se ponga por delante. Menos a sí mismas, porque la sociedad les ha reservado un papel secundario. Ojalá se reconozcan en esta historia y sonrían.

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Autora: Ledicia Costas. Título: Golpes de luz. Editorial: Destino. Venta: Todostuslibros y Amazon.

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