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Despentes: «Tras el #SeAcabó las cosas ya no van a volver a donde estaban»

Despentes: «Tras el #SeAcabó las cosas ya no van a volver a donde estaban»

Tras vender más de 300.000 ejemplares en Francia, la escritora Virginie Despentes publica en España Querido Capullo, novela en la que, en tono conciliador, trata temas como las adicciones, el #MeToo, el odio en las redes, el sexismo en el cine o la reparación a las víctimas de violencia sexual.

En este sentido, la autora se ha referido al movimiento #SeAcabó, que, siguiendo la estela del #MeToo, ha denunciado en España la violencia sexual en diferentes ámbitos, especialmente en el fútbol, a raíz del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.

«Creo que es un movimiento internacionalmente revolucionario, que ha cambiado verdaderamente las cosas, que no van a poder volver donde estaban».

La novela, que publica Random House, gira en torno a la correspondencia entre Rebecca, una actriz de 50 años con una carrera en declive, y Oscar, un novelista acusado de acoso sexual por su antigua responsable de prensa, Zoe, quien lo hace público a través de un blog feminista.

«Por primera vez he pensado que quería escribir una novela con la que uno se sienta bien cuando la lee, de esas que te dejan una sensación como de que todo va a ir bien», explica a EFE Despentes (Nancy, Francia, 1969), autora del icónico Teoría King Kong, de la trilogía Vernon Subutex o de Apocalipsis Bebé.

La novela, que publica Random House, gira en torno a la correspondencia entre Rebecca, una actriz de 50 años con una carrera en declive, y Oscar, un novelista acusado de acoso sexual por su antigua responsable de prensa, Zoe, quien lo hace público a través de un blog feminista.

En un punto de la obra el personaje de Oscar reconoce la violencia sexual que perpetró y pide perdón por ello, lo que le ha servido a Despentes para preguntarse: «¿Qué necesita la víctima de un acoso sexual? ¿Ayuda la justicia a reparar? ¿Cómo puedes pasar página lo mejor posible?»

EFE/ Laura De Grado.

«¿Qué significa si la persona que te ha acosado reconoce lo que ha hecho? ¿Quieres aceptar sus disculpas o no te sirven? Este es un punto que a mí me interesa mucho y creo que la novela es una buena oportunidad para crear espacios para pensarlo», asegura.

Por eso ha querido que Querido Capullo tuviese un lenguaje menos categórico, con espacio para grises, matices y silencios que permitan alumbrar «nuevas posibilidades de pensamiento y mantener preguntas abiertas».

Aunque, en términos de reparación a las víctimas, tiene claro que encontrar una «escucha feminista activa» en amigas o personas cercanas es un paso importante para «restaurar» y «quizás pasar página».

La correspondencia que vertebra la obra, que comienza con un insulto en redes sociales, se va transformando en una profunda reflexión sobre el pasado y las luchas con las adicciones de ambos protagonistas.

«Lo central de la novela realmente es la relación con las drogas y cómo los dos personajes consiguen dejarse de drogar y se ayudan mutuamente», explica la también realizadora y directora de cine.

Una trama, asegura, que bebe de su experiencia personal: «He logrado dejar la droga por primera vez a los 50 años, y fue un asunto esencial en mi vida. Sin embargo, no suelo hablar de esto en mis novelas o textos porque es un tema difícil».

Aunque estar ahora alejada de las adicciones no ha influido en su estilo ni en su escritura, sí que lo ha hecho la edad o la experiencia profesional, destaca la autora, que cumple treinta años en el mundo de las letras.

Con una trayectoria también muy vinculada al cine como directora de Bye bye Blondie o Fóllame, Despentes se sirve del personaje de Rebecca para poner sobre la mesa la falta de representación de mujeres mayores de 40 años en las pantallas de Hollywood.

«Es un espacio de resistencia patriarcal porque durante años ha sido un lugar de creación de sexismo, de feminidad y masculinidad tóxicas», critica y que se evidencia en que las consecuencias del #MeToo no han impedido la presencia de Roman Polanski o Woody Allen en el Festival de Venecia o de Johnny Depp en Cannes.

A la escritora le interesa más el teatro que el cine y de ahí su nuevo proyecto, Su próximo movimiento, la obra que será su debut como dramaturga y directora teatral que ha escrito en colaboración con Paul B. Preciado, Anne Pauly y Julien Delmaire, y que se estrenará en marzo en el Théâtre du Nord de Lille.

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7 meses hace

Pocas veces o ninguna se dice esto. Por lo menos yo no alcanzo a leerlo nunca. Parece que quizás da vergüenza posicionarse. Romper una lanza puede ser una forma de romper una campana de silencio.

Desde un posicionamiento de género masculino y de heterosexualidad, quiero expresar la incomodidad y la indignación que creo que para muchos como yo suponen los hechos reprobables, sancionables, punibles que escuchamos habitualmente.

Casos como el affaire Rubiales, que se va a hacer tan famoso como el affaire Dreyfus, pero en sentido contrario, son una vergüenza, un baldón para el género masculino. Asco y repugnancia es el sentir de mucho hombres al respecto. Parece increíble que este «señor» pueda tener hijas.

Porque, si en pareja, educas a tu hija o hijas en libertad y con una mentalidad abierta, sin límites sociales, ni educacionales, ni de género, el que anden sueltos por esta sociedad especímenes del tipo Rubiales son un auténtico peligro. Depredadores sin escrúpulos en los que el cerebro, con dos neuronas máximo, reside en los testículos.

Mucho se ha dicho del famoso beso. Estoy de acuerdo. A mi, personalmente incluso me parece peor la guarrada, que muchos tienen por costumbre sobre todo en el futbol (debería ser motivo de expulsión), de agarrarse el escroto en un gesto de dominación, de superioridad, de autoafirmación de su falsa masculinidad absurda. Denota inseguridad extrema y carácter débil. Asqueroso. Indigno. El futbol masculino va a tener que arrostrar la vergüenza de no haber apoyado, en masa, la causa de las jugadoras para que se sustituyan totalmente las actuales estructuras de la federación. Pero, claro, hay mucho dinero en juego.

La manada es otro de los casos, entre muchos. También en el pensamiento de muchos está ahora mismo presente la indignación por la reducción de penas de estos bonobos en celo, rijosos, a causa de leyes incorrectas, equivocadas, de ese grupo de descerebradas e ignorantes que todos conocemos.

Ojalá, de verdad, esto fuera un «Se acabó».

Moriarty
Moriarty
7 meses hace
Responder a  ricarrob

Cada vez estamos mas cerca de una sociedad sin criterio propio, como rebaño clamamos lo que la vociferante clase politica, los medios de comunicacion y las distintas redes quieren que digas. Te obligan a posicionarte pero si no opinas lo que ellos quieren ya sabemos lo que somos para ellos. Confundimos la falta de respeto y la ordinariez con delitos, muchas veces judgamos antes de que el juicio se haya realizado y aun viendo las imagenes nos hacen creer lo que ellos quieren que sea. Todo por que los medios de comunicacion asi lo dictan, como jueces, Es ordinario agarrarse sus partes, pero igual de ordinario es sacarse las tetas como hacen muchas activistas feministas, es grosero comentar en una red privada lo que piensan unos estudiantes de ciertas chicas pero no es peor decir por una dirigente del gobierno que todos los hombres son unos violadores, malo es que dimitan a un entrenador por aplaudir para poner a una mujer en su cargo pero que tambien aplaudio, pero eso da igual nos dicen que esta bien y que somos una sociedad enferma y machista so no pensamos lo.mismo. Miedo da que un gobierno se meta en conversaciones privadas de estudiantes, que le diga a las mujeres como tienen que comportarse, que atacaque de una manera desenfrenada a quien no piense igual. Asco me da los distintos movimientos como el Se Acabo que atacan con pasion un estupido beso o un tocamiento de culo y callan complices de una ministra que con su inaptitud deja cada dia violadores en la calle sin dimitir, donde, estais hay, no os oigo.
Lo mas patetico son los hombres que intentan ser mas feministas que nadie y que se confabulan con la estupidez reinande de esta dictadura feminista, algun dia se avergonzaran esto si no lo sufren antes en su s carnes y se dan cuenta de la realidad.
Me queda la esperanza de que nada es para siempre, el mundo es una rueda que gira y ni siquiera la estupided y la cobardia de la actual sociedad aguantara. Con el tiempo.nos daremos cuenta en que situacion estamos y cada vez mas gente pintara una V en cualquier muro.
Lo se, para ti solo soy un facha machista.