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Dos Bigotes, una editorial contraindicada para lectores que no se aparten de la convencionalidad

Dos Bigotes, una editorial contraindicada para lectores que no se aparten de la convencionalidad

Hay vida más allá de los grandes grupos editoriales, y, por suerte, muy florida. En esta serie para Zenda Libros entrevistaremos a algunas de las pequeñas y grandes editoriales independientes en España, aquellas que movidas por su amor a la literatura y valiéndose de su encomiable esfuerzo y sagaz olfato nos permiten a los lectores descubrir o incluso rescatar obras que con el tiempo se convierten en imprescindibles. Son el contrapeso necesario del negocio editorial y uno de sus principales y más loables objetivos es ganarse un hueco en las estanterías de todos los lectores. ¡Larga vida a las editoriales independientes!

Preludio: “La editorial Dos Bigotes está contraindicada para lectores a los que no les guste la literatura que se aparta de las convenciones y que aporta nuevas formas de observar la realidad”. No, no lo digo yo, lo dicen Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez, fundadores de esta editorial, en su propia web. Lo que sí digo yo es que Dos Bigotes es una casa abierta, valiente y necesaria en nuestro panorama editorial; y puntualizo lo de necesaria: no es sólo, que también, por su activismo en temáticas LGTBIQ+ o feminismo, sino por la calidad de sus títulos y por el mimo que se intuye detrás de cada obra.

Aunque el germen ya estaba en la cabeza de sus creadores, Dos Bigotes nació en 2014 con muchas más incertidumbres de las ya de por sí evidentes cuando se encara una empresa de estas características, como bien nos explican sus fundadores en esta misma entrevista. Por suerte, todo salió bien y los lectores disfrutamos de la casi quincena de títulos que publican cada año.

Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez responden a esta entrevista con llana franqueza y un natural estoicismo (carente de postureo alguno), que demuestra que el suyo, aunque con un final feliz, no ha sido un camino sencillo.

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—¿Qué os impulsó a emprender la labor editorial?

Alberto: Gonzalo y yo somos periodistas y en el verano de 2013 prácticamente cerró el medio de comunicación en el que trabajábamos juntos. Recibimos la noticia un viernes del mes de julio, mientras estábamos de vacaciones en un pueblo de la costa en Italia, y, al ser pareja, el shock inicial fue un poco mayor. Esa misma noche nos compramos una cerveza en un quiosco, nos sentamos mirando al mar y decidimos que íbamos a montar algo por nuestra cuenta. Desde hacía tiempo teníamos en mente poner en marcha un proyecto cultural, y una editorial nos permitía vivir rodeados de libros, algo que nos encanta. Además, queríamos aportar nuestro granito de arena al activismo LGTBIQ+ a través de la literatura, y de ahí nació Dos Bigotes.

—¿Ha sido un camino plagado de rosas o repleto de espinas?

"En 2024 cumpliremos una década con Dos Bigotes y en este tiempo ha habido algunas espinas: cada año hay libros que no se amortizan, erratas que se cuelan sin saber cómo"

Gonzalo: Publicamos el primer libro en abril de 2014, una antología de escritoras y escritores rusos contemporáneos a la que titulamos El armario de acero. Esta obra no existía como tal, así que nos llevó meses crearla y fue un RETO (así, en mayúsculas) el proceso de búsqueda de autores, traducción, corrección, etc. Los libros que han venido después han sido más sencillos, pero es obvio que el sector no es fácil y hay que luchar día a día para sobrevivir. En 2024 cumpliremos una década con Dos Bigotes y en este tiempo ha habido algunas espinas: cada año hay libros que no se amortizan, erratas que se cuelan sin saber cómo, títulos por los que apuestas y que apenas consiguen prensa, presentaciones a las que acuden muy poquitas personas… Gestionar los errores y los sinsabores de la edición forma parte del camino, pero también es cierto que las rosas compensan todo lo demás y que es una labor muy gratificante y que nos hace muy felices.

—¿Dónde y cómo buscáis el talento?

Alberto: Hay distintas vías para elegir qué autoras, qué autores y qué libros van a formar parte del catálogo de Dos Bigotes. Una de ellas son proyectos que se nos ocurren y buscamos qué personas son las más adecuadas para llevarlos a cabo, como Asalto a Oz. Antología de relatos de la nueva narrativa queer, Bitch She’s Madonna. La reina del pop en la cultura contemporánea o nuestro último lanzamiento: ¡Larga vida al trash! El cine de John Waters como nunca te lo habían contado. Otras veces son las propias autoras y autores quienes se ponen en contacto con nosotros para presentarnos sus manuscritos. En Dos Bigotes tenemos un especial interés por descubrir nuevas voces, como Pablo Herrán de Viu (autor de Manuel Bergman), Melani Penna Tosso (autora de Bollo) o Julen Azcona (autor de Lodo). También recibimos propuestas de agencias literarias y de traductoras y traductores que encuentran una obra que podría encajar en nuestro sello. De estas últimas han surgido, por ejemplo, Nadar en la oscuridad, de Tomasz Jedrowski (traducido por Bruno Álvarez Herrero y José Monserrat Vicent) o El verano que nos queda, de Giulia Baldelli (traducido por Melina Márquez).

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Qué importante es reconocer la labor del traductor, una costumbre que el mundo literario había perdido en las últimas décadas y que ciertas editoriales independientes han retomado, otorgándole el valor que merece. Sorprende y agrada que Alberto y Gonzalo lo hagan, incluso en una entrevista.

Entre las obras de referencia de Dos Bigotes, caben destacar el ensayo de Valeria Vargas, Vestidas de azul (del que se acaba de rodar la serie para Atresmedia, con producción de los Javis); Asalto a Oz (con textos de Alana Portero, Elizabeth Duval, Sara Torres, Ángelo Néstore o Rodrigo García Marina, entre otros); La geometría del trigo, una obra de teatro de Alberto Conejero (galardonada con el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2019); y la ya mencionada en esta sección Cómo acabar con la escritura de las mujeres, de Joanna Russ, que coeditaron con la editorial Barrett.

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—Vista desde su perspectiva más amplia, ¿Cuál es la parte de la edición que más os gusta?

Gonzalo: Una característica consustancial a la edición independiente es la de asumir un buen número de tareas que en sellos de más tamaño están al cargo de diversos departamentos. Somos como una especie de hombres y mujeres orquesta que tocan de forma simultánea un montón de instrumentos tratando de que suenen lo más afinado posible. De esos instrumentos, uno de los que más satisfacciones nos da es el trabajo con autoras y autores, desde que nos envían su manuscrito hasta que lo ven en librerías. Si se trata de primeras obras, el camino es incluso más bonito. También nos gusta mucho la relación con las lectoras y lectores, tanto los comentarios que nos dejan en las redes sociales como la interacción en presentaciones, ferias y otros eventos del libro.

—¿Y la que menos?

"Ser independiente implica para nosotros libertad total a la hora de configurar nuestro catálogo"

Alberto: Quizá la parte administrativa y económica es la que nos da más quebraderos de cabeza. Y también la rapidez con la que va todo y lo difícil que puede llegar a ser salir de la espiral «leer-valorar-corregir-maquetar-imprimir-publicar». Por eso a veces es necesario parar, trabajar con calma, disfrutar de la experiencia y pensar que porque un libro se publique una o dos semanas después de lo previsto ningún gatito se va a morir.

—Editorial independiente es una etiqueta descriptiva que hace referencia a la gran mayoría de sellos que no pertenecen a un gran grupo, pero ¿es una etiqueta que diga algo más de la labor editorial que hacéis?

Gonzalo: La definición de independiente que te podemos dar se basa en nuestra experiencia durante estos nueve años de trabajo. Además de no pertenecer a un gran grupo editorial, ser independiente implica para nosotros libertad total a la hora de configurar nuestro catálogo: no tener que diseñarlo siguiendo cálculos exclusivamente comerciales; fomentar el trato cercano con  autoras y autores (y, en general, con cualquiera que forma parte de nuestro equipo); plantear nuestra labor en Dos Bigotes como una forma de vida y de activismo… Independiente supone también no vender miles de ejemplares de golpe y hacerlo libro a libro; no disponer de recursos para copar los medios de comunicación y tener que esforzarnos mucho más para lograr que nuestros libros lleguen a las lectoras y lectores. Cuando esto sucede, la recompensa es doble.

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Desde hace un año y medio, Alberto y Gonzalo son los conductores de Bigoteando, un podcast en el que hablan de libros, cine y teatro, con entrevistas (tanto a autoras y autores de Dos Bigotes como a otras personas relacionadas de algún modo con el mundo del libro) y recomendaciones culturales.

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—¿Se publican demasiados libros en España?

Alberto: Una queja constante por parte de las librerías es que se publican muchos libros y que el sector está saturado, pero a la vez estamos inmersos en un modelo que te obliga a publicar cada vez más para así facturar más y hacer frente a las posibles pérdidas de otros libros. Es casi una huida hacia adelante en la que sí o sí hay que producir. Creo que durante la pandemia perdimos la oportunidad de darle una vuelta a esto, reflexionar y llegar a acuerdos. Los grandes grupos absorben prácticamente todo el espacio en librerías y medios de comunicación y su maquinaria arrasa con el resto. Por nuestra parte, tratamos de que el sector sea sostenible en la medida de nuestras posibilidades. Empezamos publicando seis libros al año y ahora publicamos entre doce y catorce, y ese va a ser nuestro límite.

—A menudo, los autores sueñan con sus libros publicados en tal editorial, pero ¿a qué autor (vivo o muerto y de cualquier nacionalidad) os gustaría publicar? 

Gonzalo: Hay una autora y un autor que nos hubiera encantado que formasen parte del catálogo de Dos Bigotes: Camila Sosa Villada (Las malas es uno de los mejores libros que hemos leído en años) y Pedro Lemebel, que por suerte ha sido recuperado por Las afueras, una editorial amiga que cuida muchísimo sus publicaciones.

—¿Por qué no se traduce más a los autores españoles? ¿Es una cuestión cultural o hay algún obstáculo más allá de la falta de medios?

"Sí tengo la percepción de que la literatura que se escribe en español está muy valorada y desde hace años ha ido ganando en interés"

Alberto: Es una pregunta difícil de responder, al menos para nosotros, porque no disponemos de las cifras de cuántos autores españoles (o que escriben en español) se traducen en comparación con autores de otras lenguas. Cualquier traducción implica un riesgo, e imagino que las editoriales extranjeras (al igual que las españolas) se lo piensan mucho antes de dar el paso de traducir a autores que no saben cómo van a funcionar en sus países. En cualquier caso, sí tengo la percepción de que la literatura que se escribe en español está muy valorada y desde hace años ha ido ganando en interés, visibilidad y proyección internacional. Si eso se traduce en pocas o muchas traducciones, es complicado de valorar.

—Dinos otra editorial independiente española que te parezca que hace una gran labor.

Alberto: Son muchas las editoriales que admiramos. Podríamos citar, entre ellas, a Egales (que es la editorial pionera en España en temática LGTBIQ+ y cuya labor es imprescindible desde hace casi 30 años), Barrett y Consonni (a las que agradecemos todos sus consejos), Tránsito, Cabaret Voltaire, La Navaja Suiza, Editorial Dieciséis, La uña rota

—En pocas palabras, ¿cómo te gustaría que los lectores definieran a vuestra editorial?

Gonzalo: Nos gustaría que las lectoras y lectores encontrasen en Dos Bigotes un espacio al que acudir en busca de nuevas lecturas, movidos por la curiosidad que les despiertan los títulos que publicamos o las buenas experiencias que hayan tenido leyendo alguno de nuestros libros. En este sentido, creo que lo mejor que nos podrían decir es que Dos Bigotes es una editorial de la que se fían y a la que quieren volver. Crear comunidad es uno de nuestros objetivos y ojalá que en estos años lo hayamos logrado.

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Entre las novedades de este año de Dos Bigortes, caben destacar Mamá, quiero ser Ziggy Stardust, de Iria Misa e ilustraciones de Alba Barreiro; la reedición del descatalogado El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco, de Fernando Olmeda; el debut de Sebastián Suñé, Bonita Luxemburgo; El verano que nos queda, de la autora italiana Giulia Baldelli; y ¡Larga vida al Trash! El cine de John Waters como nunca antes te lo habían contado, con edición de Javier Parra y en la que han colaborado, entre otros, Esty Quesada (Soy una pringada), Valeria Vargas, Adrián Silvestre y Álex Mendíbil.

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