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El lado gris

Dicen que Teresa Cardona va camino de convertirse en una de las grandes damas de la novela negra española. Sus dos novelas anteriores, Los dos lados y Un bien relativo, recibieron el aplauso de la crítica especializada, y es bastante probable que ocurra lo mismo con La carne del cisne, una nueva entrega de la serie protagonizada por la pareja de la Guardia Civil compuesta por la teniente Blecker y el brigada Cano. En esta ocasión, investigarán la aparición de un cadáver en un chalet de San Lorenzo de El Escorial.

En este making of,Teresa Cardona cuenta el origen de La carne del cisne (Siruela).

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Muchas veces me preguntan de dónde soy. Un padre alemán, una madre española, una vida entre los dos países y un trabajo con Francia. Es bonito decir que soy una europea, pero no sé si es del todo cierto.

Empecé a escribir con el profesor de uno de mis hijos, con el que creamos a un teniente de la policía criminal. Asesinamos en Nancy, que acabé conociendo bien, pero, una vez cogido el gusto, quise acercarme a una realidad más cercana a mí y volver a España.

"A menudo me preguntan si Karen es mi alter ego, y es cierto que tiene similitudes conmigo. Karen llega a España después de muchos años en el extranjero y se encuentra con muchas costumbres que le resultan asombrosas"

Durante todos los años que pasé fuera, mi hogar, el sitio al que volvía en cada momento libre era San Lorenzo de El Escorial. Fue entonces cuando viví el pueblo fuera de la época vacacional y conocí más profundamente a muchos de sus habitantes. Estos gurriatos se convertirían, con el Real Sitio, en personajes de mis novelas. Porque mis dos guardias civiles se mueven por las calles empinadas, desayunan churros, comen morcilla y se toman un vinito en los locales del pueblo.

José Luis Cano es gurriato de nacimiento y Karen, a pesar de sus orígenes alemanes, va por el camino de serlo de adopción. A menudo me preguntan si Karen es mi alter ego, y es cierto que tiene similitudes conmigo. Karen llega a España después de muchos años en el extranjero y se encuentra con muchas costumbres que le resultan asombrosas. No entiende que la calle Pozas la llamen la calle del Cine, no sabe cuánto tiempo es un ratito, pero le encanta llegar a un bar y que sepan lo que toma y que el dueño no dude en abrir antes de lo que pone en el cartel si les ve llegar. Y entiende el término humanidad cuando ve cómo un camarero conversa con un anciano que sufre de Alzheimer. Por eso, los protagonistas de mis novelas no son sólo mis dos guardias civiles, sino San Lorenzo y sus habitantes.

"En La carne del cisne, el lector, durante las primeras cincuenta páginas no sabe quién es la víctima y tiene que aproximarse a los personajes sin prejuicios"

Los dos lados está ambientada en dos veranos, el del 1989 y 2016. Muestra un pueblo animado por las fiestas, invadido de veraneantes y un crimen que nos lleva a los años de plomo que sufrió España. Es un libro que nos hace dudar de nuestros principios, que nos lleva a pensar si lo que siempre consideramos el bien, lo es en todas las circunstancias. Un bien relativo relata la muerte de una monja en nuestros días y describe la realidad social y la dura vida de las mujeres en los 80.

En La carne del cisne, el lector, durante las primeras 50 páginas no sabe quién es la víctima y tiene que aproximarse a los personajes sin prejuicios.

Cuando busqué el título de esta última novela, tuve que preguntarme cuál era el tema del libro, cuál era el trasfondo que buscaba aquí. El concepto de Hannah Arendt, “la verdad siempre es de dos” intenta aparecer en todos mis títulos y se escurre en el sentido de mis textos.

Esta vez, el escenario del crimen es una carretera cercana al monasterio. Al describirlo, me imaginé a Karen y a Cano de camino al pueblo frente a la fachada sur, desde la que se distingue el estanque de los frailes, que hace un tiempo fue habitado por los dos cisnes negros de mi portada.

"Ya había entrado en la violencia contra la mujer en Un bien relativo, pero a medida que iba escribiendo, me di cuenta de que iba integrando en el texto muchas otras formas de violencia que a veces no percibimos como tal"

El cisne negro tiene varios significados: desde el cisne malo de Tchaikovski hasta la teoría de Hume, que dice que de la observación de muchos cisnes blancos no se puede deducir que todos lo sean, ya que la existencia de uno sólo negro refutará la teoría. Todo ello iba bien con mi tema, que huye del prejuicio y de los juicios apresurados. Aprendí también, que en la Edad Media consideraban al cisne un animal hipócrita, ya que tiene una carne oscura cubierta por un plumaje blanco. La carne tiene una connotación violenta, y la violencia es el tema de este libro. Ya había entrado en la violencia contra la mujer en Un bien relativo, pero a medida que iba escribiendo, me di cuenta de que iba integrando en el texto muchas otras formas de violencia que a veces no percibimos como tal, pero están presentes en nuestro día a día.

Karen y Cano llevan ya varios casos juntos: se conocen mejor, discuten y a menudo no son de la misma opinión, pero debaten y se intentan convencer. En otras palabras, dialogan. Sus compañeros son más visibles, desde el guardia Suárez, favorito del pueblo, que sigue recibiendo pastelería casera en el cuartel, y la guardia Romero, una recién llegada que resultará una gran ayuda. Van tomando cuerpo e interactuando cada vez más entre ellos: Karen encuentra a alguien, Cano se abre cada vez más y forman un equipo unido que sigue por las calles de San Lorenzo a la espera de un nuevo caso.

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Autora: Teresa Cardona. Título: La carne del cisne. Editorial: Siruela. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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