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Cómo le conté a mi padre un secreto familiar

Cómo le conté a mi padre un secreto familiar

El periodista y escritor Ricardo Dudda quedó finalista del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide con una biografía novelada que reconstruye la infancia y la juventud de su padre, un hombre que huyó de Alemania tras la II Guerra Mundial y que sobrevivió una década en campos de refugiados. Como explica en este artículo, Dudda estuvo cinco años sumido en “pensamientos intrusivos” sobre la historia de su progenitor. Hasta que al fin se puso a escrirla.

En este making of Ricardo Dudda reflexiona el motivo por el que tardó tanto en escribir Mi padre alemán (Libros del Asteroide).

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En un diario del 24 de octubre de 2015, escribí: “Siempre retraso el momento de escribir. Quiero controlar todo mi entorno, y quiero haber leído todo lo que creo que debo leer. Como es algo imposible, acabo sin escribir. Llevo meses con estas ideas en la cabeza y probablemente tarde mucho más en escribirlas. Quiero saber sobre Prusia, y sobre 1945, y sobre el nacionalismo prusiano y las naciones que han desaparecido, cuando en realidad quizá solo necesito preguntarle a papá”.

"Había contado su historia en público, siempre de manera adornada, efectista, un relato de superación: de niño refugiado a empresario de éxito"

El 26 de junio de 2020, escribí lo siguiente: “Me despierto y me baño en el mar. Está transparente y fresca. Al sumergirme me invade una euforia incontrolable y sonrío como un niño. Vuelvo y papá ha hecho café. Desayunamos. Hay cierta ansiedad, al menos la tengo y yo creo que la proyecto, y miedo a contagiarle y a contagiarnos de covid. Le comento mi idea de las entrevistas sobre su infancia en la Segunda Guerra Mundial. No solo accede sino que comienza directamente a hablar y a darme datos y tengo que ir rápidamente a por el móvil para grabar. Acabamos hablando una hora y media, que tengo grabada. Una escena que me gusta mucho: un tren que transporta tanques de la Wehrmacht; desde los tanques, algunos soldados lanzan patatas ya cocidas a los refugiados que caminan. Papá dice recordar la textura de una de ellas y subirse al tren, que se tambalea”.

Entre esas dos entradas de mi diario hay cinco años de pensamientos intrusivos sobre la historia de mi padre. Me la había contado muchas veces. También la había contado en público, siempre de manera adornada, efectista, un relato de superación: de niño refugiado a empresario de éxito.

Con dieciséis años, la conté brevemente en un trabajo de bachillerato. Era un texto indiferente, que escribí con desdén, por cumplir. Ni siquiera entrevisté a mi padre. Todavía no sabía que quería ser periodista. El trabajo está basado en un texto que él mismo escribió (por petición mía) sobre sus años de refugiado. Mientras yo me iba de botellón con mis amigos, él escribía su testimonio en un viejo ordenador portátil.

"En el año siguiente me dediqué a comprobar que lo que allí había descubierto era cierto, y me preparé mentalmente para confesárselo a mi padre"

No tardé en perder esa indiferencia. Empecé a leer sobre historia y especialmente sobre la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Creció en mí una obsesión por la historia y la cultura judías, tanto la europea como la de la diáspora. Viajé a Israel para visitar al escritor Aharon Appelfeld, superviviente del Holocausto y uno de mis autores favoritos. Luego me convertí en periodista. Cuando terminé mi primer libro, un ensayo político, sabía que el próximo tenía que ser la historia de mi padre. Pero me costó mucho comenzar. Tenía miedo de que no hubiera nada detrás de las historias que contaba. También había una especie de determinismo que me bloqueaba. No me hacía ilusión meterme en un proyecto que estaba tan claro que debía acometer. Luego me olvidé de tonterías. Después de nuestra primera conversación en junio de 2020 hubo otras muchas más. En un principio, mi idea era simplemente que habláramos. El contexto lo añadiría yo. Empecé a leer sobre los desplazamientos forzados de población alemana en la posguerra, los primeros años de la Alemania ocupada por los soviéticos, el hundimiento del barco Wilhelm Gustloff, al que casi se subió mi padre para huir de Prusia, las violaciones del Ejército Rojo… Pero era un contexto muy amplio, que no me permitía comprobar lo que me contaba mi padre.

En abril de 2021, mi tío Ekkehard, el hermano de mi padre, murió en Alemania. Su viuda entonces vino a visitarnos a España y me trajo una bolsa de cuatro kilos con documentos y fotografías de la familia. Había desde pasaportes a listas de la compra. Mi proyecto entonces cambió. Ya no solo tenía el testimonio de mi padre. Ahora podía poner fechas, añadir contexto. Lo que descubrí en esos documentos me permitió contar una parte de la historia familiar que ni mi padre conocía: mi abuelo, un policía local en la ciudad alemana de Elbing, acabó formando parte de la guerra antipartisana en el Este de Europa y estuvo bajo las órdenes de criminales de guerra nazis. Ese descubrimiento traumático paralizó momentáneamente el proceso de escritura, pero me demostró que realmente sí había una historia que debía contar. En el año siguiente me dediqué a comprobar que lo que allí había descubierto era cierto, y me preparé mentalmente para confesárselo a mi padre. Cuando se lo dije, me respondió: “Ahora entiendo por qué mi padre no quería hablar de la guerra”.

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Autor: Ricardo Dudda. Título: Mi padre alemán. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todostuslibros.

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