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El orden visible

En la primera versión del iluminador ensayo que da título a esta recopilación, John Berger (Londres, 1926 – Antony, 2017) concluye que “aquella mirada entre el hombre y el animal, que probablemente desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la sociedad humana y con la que, en cualquier caso, habían vivido todos los hombres hasta hace menos de un siglo, esa mirada se ha extinguido”. Se refiere a los animales del zoo, pero el asunto se extiende hasta cualquier encuentro fortuito en los confines de la cercanía doméstica de unos animales que un día fueron salvajes. Nunca como hoy el ser humano había hablado tanto a los animales que tiene cerca, en un tú a tú que les confiere un poder que no siempre tuvieron y al que, sin duda, debieron acceder ya en otros tiempos. Pero también es cierto que jamás como ahora la mirada del hombre hacia los animales podría calificarse como vicaria. Ya no se mira al animal como al ser que nos pudiera servir de espejo ante nuestros actos. No, más bien nos servimos de ellos para superar nuestra soledad, nuestros deseos frustrados de descendencia o nuestra propia incapacidad a la hora de relacionarnos con nuestros semejantes para evitar ser contrariados. Animales para los que hemos recreado nuevas formas de misión y de sumisión en aras de nuestro propio egoísmo disfrazado de sensibilidad erróneamente sobredimensionada.

"La cosa se promete dura, pero aceptar la evidencia puede que nos abra ventanas a nuevos paisajes menos infantilizados, ajenos a tanto capricho, más humildes"

Vivimos la falacia de convertir a estos queridos congéneres en nuestros pares, entrenando para merecer su estima, humanizándolos, haciéndonos en el camino animalistas, vegetarianos, veganos, hasta que a más de uno se le saltan los plomos cuando se topa con libros como los del mismo Berger o los de Paco Calvo (Planta sapiens, Seix Barral), donde se preconiza la evidencia de la inteligencia vegetal de esos seres vivos fijados al suelo. ¿Qué comer entonces?, se pregunta el humano aturdido. La soberbia mirada antropocéntrica presumiblemente domada —ese evitar alimentarnos de lo que más se nos parece, de lo que nos mira a los ojos— se desmorona por momentos. La cosa se promete dura, pero aceptar la evidencia puede que nos abra ventanas a nuevos paisajes menos infantilizados, ajenos a tanto capricho, más humildes.

"Berger nos revela que la querencia por lo estético configura nuestro sentir genético, pues se encuentre donde se encuentre, la belleza es siempre una excepción, siempre aparece. Por eso nos emociona"

Aquella primera aproximación del llorado John Berger que traía consigo la pregunta “¿por qué miramos a los animales?” (Mirar, GG, 2001) sigue cuestionándonos y se ha convertido en un libro homogéneo donde el autor de Puerca tierra ahonda en el sentir humano hacia los animales y demás criaturas destinadas a acabar cercadas por la opresión de cualquier naturaleza. Con la sensibilidad que siempre le caracterizó, se reúnen escritos de los últimos treinta años (algunos de ellos inéditos en castellano) donde el artista ofrece un diagnóstico y las posibles soluciones a la pregunta de por qué nos hemos vuelto incapaces de mirar en profundidad la vida animal, convertida en materia de juego, pasatiempos y personajes planos de cuentos infantiles. La salida se encuentra en el regreso a la perdida solidaridad entre oprimidos (¡que sí, que se puede!), en la creación de un lenguaje en el que participemos como comunidad y en la búsqueda de una nueva mirada emancipadora bidireccional, en la que el que mira y el que es mirado se muestren sin conflicto.

En última instancia, Berger nos revela que la querencia por lo estético configura nuestro sentir genético, pues “se encuentre donde se encuentre, la belleza es siempre una excepción, siempre aparece a pesar de. Por eso nos emociona”. Sí, y todo a pesar de que la belleza no es sino el principio de lo terrible, como anticipó Rilke. Es en esa rendija donde cabe lo humano. Belleza, conciencia, responsabilidad, juego y, a falta de barco, una moto como la que utilizaba el escritor en sus desplazamientos, para atravesar los vientos o generarlos en su ausencia. Como a los animales, como a Berger, “ahora que se han ido / es su resistencia / lo que echamos en falta”.

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Autor: John Berger. Traductora: Abraham Gragera y Pilar Vázquez Álvarez. Título: Por qué miramos a los animales. Editorial: Alfaguara. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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