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El poema de Gilgamesh

El poema de Gilgamesh

Estos versos narran el mito sumerio que tiene como protagonista a Gilgamesh de Uruk, convertido en leyenda gracias a este relato. A continuación reproduzco un fragmento de El poema de Gilgamesh.

«Las lágrimas corren por la cara de Gilgamesh
(al tiempo que dice):
-«(Voy a recorrer) un camino
por el que nunca he andado.
(Voy a emprender un viaje)
desconocido para mí.
[…] Debiera estar contento,
con el corazón gozoso […].
(Si triunfo te haré sentar en) un trono.»
Ellos le trajeron su armadura,
[…] poderosas espadas,
el arco y el carcaj,
y se lo pusieron en sus manos.
Él cogió las azuelas,
[…] su temblor,
(el arco) de Anshan;
puso la espada en su cinturón.
Podían comenzar el viaje.
La plebe se apiñaba cerca de Gilgamesh:
(-«¿Cuánto tiempo estarás ausente de Uruk?)
¡Que puedas regresar pronto a la ciudad!»
Los ancianos le rindieron homenaje
y le dan consejos sobre el viaje:
-«No confíes, Gilgamesh, únicamente en tu fuerza;
marcha con ojo alerta ¡Ten cuidado!
Que Enkidu vaya delante de ti,
pues conoce la ruta, ha recorrido el camino
hasta el desfiladero del bosque de Huwawa.
El que va delante puede proteger a su compañero.
Prepara su viaje y sálvate así con su ayuda.
¡Que Shamash te dé la victoria,
que tus ojos puedan ver
lo que tu boca ha anunciado!
Que ante ti el sendero sea llano,
que el camino se abra para que puedas pasar
y que la montaña se abra, también, a tu paso.
¡Que el dios Lugalbanda
durante la noche diga la palabra que te alegre!
¡Que no se aleje de ti, para que tu deseo se cumpla!
¡Que él restablezca tu fama como la de un joven héroe!
Después que haya muerto Huwawa, acción en la que te vas a esforzar,
¡lávate tus pies!
En tus horas de reposo nocturno, cava un pozo
para que puedas tener agua pura en tu odre.
Ofrece en honor de Shamash libaciones de agua fresca.
¡Que el dios Lugalbanda pueda guardarte tus intenciones!»
Enkidu abrió la boca y dijo a Gilgamesh:
-«Ya que has resuelto batirte, ponte en camino.
Que tu corazón no se asuste; ten confianza en mí.
Confía y sígueme, pues conozco la morada
y también los lugares que frecuenta Huwawa».
[…]
Cuando los ancianos oyeron estas palabras
dejaron partir afuera al héroe, a su camino:
-«Ve, Gilgamesh, ojalá […]
¡Ojalá los dioses caminen a tu lado!»».

Traducción de Federico Lara Peinado

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