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El ritmo de Harlem, una melodía siniestra y ácida

El ritmo de Harlem, una melodía siniestra y ácida

Partamos de esta idea, El Ritmo de Harlem (Random House, 2023) es una buena novela. Colson Whitehead es un escritor que ha llegado a lo más alto después de firmar dos obras brillantes, premiadas con el Pulitzer: El ferrocarril subterráneo (2017) y Los chicos de la Nickel (2020). Pero antes de esos dos exitosos volúmenes, Colson estuvo jugueteando con los géneros: La intuicionista (1999), su galardonado debut, es un relato fresco y original que huye de las etiquetas; luego sacó a la luz sus vivencias de adolescente en Sag Harbour (2009); y con Zona uno (2011) pegó un volantazo y se pasó a las historias de muertos vivientes, muy en la línea de The Last Of Us (HBO Max). El escritor afroamericano encontró su sitio —y de qué manera— con dos libros con base histórica por los que recibió múltiples reconocimientos, pero en lugar de incidir en su éxito, ha vuelto a las carreteras secundarias en busca de aventura. ¿Era necesario?

Valoremos esta otra idea, El Ritmo de Harlem no es solo una novela policial. Carney, el protagonista de la novela, es puro Harlem. Un superviviente. Un tipo con la piel dura como un caimán y el corazón de hierro. Un personaje en busca de redención que intenta escapar a sus orígenes —su padre es un mafioso—, pero que acaba metido en un peligroso atraco al ritmo de una siniestra y ácida melodía. La obra empieza con ecos de los textos de Richard Stark —pseudónimo de Donald E. Westlake— y de Chester Himes, también de las películas protagonizadas por John Shaft. Pero Colson Whitehead no se conforma y retuerce el blaxploitation hasta avanzar hacia una ficción más intensa, que nos vuelve a mostrar la crueldad racial de su país. En El Ritmo de Harlem no hay solo un género literario, porque con Colson Whitehead es imposible que eso ocurra. Esto es un acierto y a la vez un hándicap que hace desconfiar a los puristas de la novela policial y obliga a pasar por el cedazo a los lectores que ganó con sus dos últimas obras.

Terminemos con la siguiente idea, El Ritmo de Harlem es la novela policial de un autor que nunca lo será de ese género. Pocos peros se le pueden poner a este relato, a este entretenido thriller, a esta crónica descarnada y agridulce de la historia de uno de los barrios más interesantes de Nueva York y también de los más conflictivos. El problema no lo tengo con el libro, sino con su autor, Colson Whitehead. Dice el maestro Jorge Fernández Díaz —entrevistado en Zenda por Jesús Fernández Úbeda— algo con lo que estoy muy de acuerdo: «Banville es un buen escritor; Black, un escritor policial más, pero el prestigio de Banville irradia sobre él«. Con Colson Whitehead ocurre algo parecido y a la vez diferente. Por un lado, el escritor norteamericano es un gran autor cuya reciente novela policial nunca hubiese recibido tanta atención si no tuviese su firma. Por otro lado, al no usar un pseudónimo, como Banville con Black, Whitehead se sabotea a sí mismo rebajando la grandeza de lo conseguido en los últimos años. El ritmo de Harlem es un interesante interludio en la carrera de uno de los mejores novelistas del siglo XXI, un homenaje a su ciudad, Nueva York, que se extenderá con otros dos volúmenes más. Está por ver si Colson centra el relato en la novela policial o sigue con la alquimia, y lo más importante, saber cuándo retomará el legado de sus dos Pulitzer.

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Autor: Colson Whitehead. Título: El ritmo de Harlem. Editorial: Random House. Venta: Todostuslibros

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