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Fracasos enmascarados por viejas cruzadas

Fracasos enmascarados por viejas cruzadas

La historiadora Camila Perochena, que viene de ser vapuleada por el Topo en el Estado y por sus encantadoras milicias digitales, evocó esta semana en su flamante programa de Cenital una frase de Alberdi que pertenece a sus escritos póstumos, que por lo tanto es una reflexión secreta elaborada en los tramos finales de su vida y que este articulista había leído años atrás, siempre “industrializada” por nacionalistas del revisionismo. Decía allí Juan Bautista Alberdi que “los liberales argentinos son amantes platónicos de una deidad que no han visto ni conocen. Ser libre, para ellos, no consiste en gobernarse a sí mismos sino en gobernar a los otros. La posesión del gobierno: he ahí toda su libertad. El monopolio del gobierno: he ahí todo su liberalismo. El liberalismo como hábito de respetar el disentimiento de los otros es algo que no cabe en la cabeza de un liberal argentino”. La cita no desentona con la propensión de aquellos falsos liberales que durante el siglo pasado corrieron en auxilio de caudillos militares —a la postre también populistas con el gasto público— para que le impusieran a la sociedad sus pócimas salvadoras, en el entendimiento de que el paciente era un adicto ingobernable al que se le debían aplicar los correctivos con chaleco de fuerza. Contradictoriamente, Alberdi pensaba que el progreso económico traería la democracia, mientras que Sarmiento —su eterno rival— sostenía exactamente lo contrario.

"Los libertarios tienen un diseño en mente, y avanzan a marcha forzada hacia ese objetivo dorado: un paraíso donde sean absolutamente dominantes"

Es posible que la amarga referencia de Alberdi se vinculara con el resentimiento que le quedaba luego de haber sido exiliado del propio orden liberal impuesto en la Argentina. La historia, al revés de lo que piensan Cristina Kirchner y Javier Milei —“guerreros memoriales”, según Perochena— no es una maniquea película en blanco y negro, sino una larga crónica de matices e incoherencias. Estos recuerdos, siempre pertinentes, se derraman sobre una semana durante la que un asesor del León afirmó que no eran reformistas sino restauradores. Suponemos que no vienen a restaurar la república, como intentó Cambiemos, sino directamente aquel régimen exitoso que se desarrollaba antes del sufragio. El más articulado y brillante intelectual del mileísmo, Agustín Laje, aclaró que su jefe y amigo no es “un líder mesiánico”, aunque toda la propaganda ordenada por Santiago Caputo en las redes sociales sugiere que lo es. El titular de la Fundación Faro explicó —quizá para fortalecer la alicaída aura anticasta del nuevo Restaurador— que éste mira todo el tiempo el reloj y anhela volver a su vida normal después de esta “patriada”, lo que no quita que su dedo y su lapicera vayan a seguir siendo determinantes para un movimiento que juega con el cotillón del imperio romano y anhela la hegemonía. “Si gana en 2027 su liderazgo será hegemónico, como lo fue Cristina cuando sacó el 54% de los votos —confirmó el autor de ‘La batalla cultural’—. Y quien ponga al sucesor va a ser Javier Milei”. La tentación de construcción especular —perpetuo e involuntario homenaje a la arquitecta egipcia— no es un mero dato de color; los libertarios tienen un diseño en mente, y avanzan a marcha forzada hacia ese objetivo dorado: un paraíso donde sean absolutamente dominantes, donde puedan revivir la escribanía parlamentaria sin acordar con nadie y donde se aseguren 35 años de monopolio gestionario, sin disentimientos. Es curioso que algunos liberales que los acompañan en esa utopía estén tan felices porque aplican la “racionalidad económica”, pero no exijan con idéntica vehemencia una “racionalidad política”. Existe, parece ser, una sola manera de recortar el gasto público y una única forma de cumplir las metas, y son justamente las que imparte un grupo de iluminados con el que no se puede discutir prioridades y a los que hay que tolerarles una gobernanza sin presupuesto nacional y con vetos constantes. Tampoco es posible discrepar acerca de las alianzas estratégicas territoriales y legislativas para darle gobernabilidad al proyecto, y hay que acatar las filias y fobias de Balcarce 50 y los sometimientos que imponen los hermanos del poder.

"Para no ser demonizado un opositor debe inexorablemente uniformarse con un asfixiante buzo color violeta"

El resultado de estas tácticas dinásticas redundó en otra derrota catastrófica en la cámara baja, donde muchos diputados que no comulgan con el kirchnerismo aportaron votos contra la injusticia y la mala praxis, y no lo hicieron meramente desde la demagogia o contra la sensatez económica: está muy bien no bajar la bandera del déficit fiscal, pero no es correcto empeñarse en que existe sólo una manera de hacerlo, y que ésta es necesaria y obligatoriamente la que pergeñó en solitario el Poder Ejecutivo. Una cosa es la inocultable conjura destituyente, la mala fe y los “degenerados fiscales”; otra muy distinta, es la voz de otros representantes del pueblo que genuinamente ponen reparos a algunas decisiones que se han tomado en áreas sensibles. Esta discriminación básica no se hizo, y los sopapos cayeron uno detrás del otro durante una sesión tormentosa. Ahora es necesario de nuevo disfrazar un fracaso bajo una cruzada del bien contra el mal, intentar aprovechar la trastada para revivir la desgastada polarización e ingresar más cómodos a la campaña. Existe la voluntad, dentro del círculo áulico del Presidente, de transmitir superioridad —los otros “no tienen nivel intelectual”— e infalibilidad —“todo marcha de acuerdo al plan”—, aunque estos días Hernán Lacunza demostró con un simple tuit cómo funciona el truco: “¿Baja el dólar? ‘Mandril!, se va a $ 1.000’. ¿Sube el dólar? ‘Porque flota!’ ¿Baja la tasa? ‘¡Vuelve el crédito!”. ¿Sube la tasa? ‘¡Es endógena!’ ¿No compra reservas a 1.150? ‘Con flotación no hacen falta’. ¿Compra reservas a $ 1.280? ‘Saneamos el balance del Central’. ¿Emisión de deuda cara? ‘Para absorber pesos sobrantes’. ¿Venden dólar futuro barato? ‘Tranqui, solo se emitirían pesos’. ¿Baja el riesgo país? ‘Gracias al Gobierno’. ¿Sube riesgo país? ‘Por los degenerados fiscales’. ¿Rolleo deuda 50%? ‘Punto Anker’. ¿Rolleo 100% + 50%? ‘Punto Rekna’. ¿Baja la demanda de pesos? ‘Dolarización’. ¿Sube la demanda de pesos? ‘Competencia de monedas’”. A eso se suma una generalización implícita: para no ser demonizado un opositor debe inexorablemente uniformarse con un asfixiante buzo color violeta. “Es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno es ser un traidor a la patria”. También lo decía Alberdi.

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*Artículo publicado por el diario La Nación de Buenos Aires

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Francisco Brun
3 meses hace

A medida que vislumbramos el desarrollo de la administración Milei, comprobamos que el túnel es demasiado largo y aún no vemos la luz al final, corriendo el riesgo que cuando aparezca, puede ser que sea la de una locomotora qué nos embestirá de lleno.
Debo decir, que admitir una inflación de 1,6 o 2 por ciento mensual, que para un país normal sería anual, no resulta ser aún un logro muy alentador, sumado a que muy pocos creen esos porcentajes y menos aún admitir, que la fórmula científica que la comprueba es correcta.
Por otro lado, cuando se gobierna a golpe de decretos de necesidad y urgencia y vetos sin tener aprobado por el Congreso Nacional el presupuesto respectivo. Estamos en presencia de un gobierno autoritario, antidemocrático, que ejerce un poder excesivo al ignorar o limitar las funciones del Congreso. En casos extremos, podría considerarse un gobierno dictatorial.
Obviamente la oposición peronista kirchnerista no puede hablar ni argumentar nada, porque estamos así por esta cría de impresentables. Pero no toda la oposición es destructiva y destituyente, hay muchos que desean respetar la ley y la democracia con debates inteligentes, colaborando desde sus puestos con los atributos que le brindó una parte de la ciudadanía que ellos deben representar.
La administración Milei en mi opinión quiere poner a todos en la misma bolsa, quizás en estas épocas preelectorales esto le brinde más votos, pero no creo que tenga la vaca atada y el humor social cuando hay que ajustarse el cinturón y observa que él en cambio, debe recorrer medio planeta para ir a visitar a una de sus novias, no provoca mucha gracia.
Por último, otro pelotazo en contra, es no tener compasión o misericordia, para utilizar términos religiosos, para con los más desprotegidos, los discapacitados y los mayores. Los hombres de negocios, los empresarios que sobresalen, suelen no tener corazón para con el prójimo. Pero un presidente de un país debe ser magnánimo para con todos los ciudadanos y mucho más con aquellos que son vulnerables.
Si bien no se puede pedir peras al olmo si podemos esperar que nos brinde su sombra.
Todos queremos que a este gobierno le vaya bien, pero también pienso que deben redoblar sus esfuerzos para que los resultados de bonanza sean compartidos, un país posee varias fuerzas que lo movilizan, y todas deben tirar para el mismo lado si queremos sacarlo del fango.

Cordial saludo

Manuel González Ledesma
Manuel González Ledesma
3 meses hace
Responder a  Francisco Brun

Es un sinsentido creer que hay luz al final del túnel, con el gobierno de Milei. Ha destruido el consumo interno, ha quebrado la inversión en infraestructura, ha destruido gran parte de la industria, ha cedido soberanía (territorial y económicamente), ha erosionado la educación pública y la ciencia (la fundamental para un país, aunque no para intereses privados) y se ha sometido de lleno a los intereses anglosajones y sionistas (si esos que ahora son lo que en el pasado fueron los alemanes). Un individuo carente de la mínima congruencia entre sus ideas (en realidad carece de racionalidad mínima para entender cualquier teoría económica, ver la crítica de uno de sus supuestos guías o gurú), sus propuestas iniciales, y las posteriores. Los hechos lo demuestran, no hay necesidad de exponerlos, pero entre las cosas más absurdas: la casta pagará (no, quienes han pagado son los jubilados y los más pobres, con todo lo que implica para una nación), no tomará más deuda (ya la tomó y Argentina es el país más endeudado del mundo, e inviable económicamente). ¿Y que decir de los más cercanos? ¿Laje brillante? Es una broma (no da ni para ocupar espacio). O los terra-planistas, verdaderos idos de la mente. O los engendros de las redes sociales, repelentes a conocimientos y hechos previos, y en consecuencia a cualquier idea de racionalidad; pero imparables en insultos y violencia (digital y física). ¿O que le parece la asociación y afinidad de Milei a esa secta pedófila de NY? O la carencia de cualquier integridad como presidente, dando de saltitos al ver a Trump, como un simple porrista adolescente sometido a sus niveles hormonales ingobernables. Hay mucho más, pero una final, usted dice: “Todos queremos que le vaya bien a este gobierno”. Falso totalmente, nunca ha tenido una aceptación de, digamos, al menos de 70%, y menos todo, todos; en la actualidad es claramente mayor el rechazo que la aceptación.

Francisco Brun
3 meses hace

Permítame ver el vaso medio lleno señor, porque de lo contrario no me quedan argumentos para hacerles entender a mis hijos que nuestra Argentina tiene aún posibilidad y potencial humano para ser un gran país.
Lamentablemente décadas de gobiernos peronistas kirchneristas han convertido al país en una cloaca de corruptos, mafiosos, impresentables, siendo su abanderada, referente y jefa de la banda, Cristina Kirchner. Pero el noventa por ciento de esa dirigencia corrupta, de fiesteros inescrupulosos, depravados y también violadores que tuvieron hasta la hipocresía de decir que eran custodios de los derechos humanos, y benefactores del pueblo trabajador; deberían estar presos. Pero no, la Justicia Argentina evidentemente tiene tiempos y modos demasiado laxos, y nosotros los ciudadanos no exigimos, dejamos que el tiempo transcurra en beneficio de los delincuentes que han conseguido manejar los hilos del poder junto a la mayoría de los sindicatos y de empresarios cómplices. Observe usted cómo se desarrolla el tema del fentanilo contaminado qué hasta el momento, después de cientos de muertos, no hay todavía responsables.
La Argentina arrasada por la corrupción que mata, y sigue matando; nos trajo de la mano de vaya a saber quién a Milei y su hermana. El hartazgo tal vez de que nos metan el dedo en el trasero, le hizo ganar a este muchacho la presidencia. Por lo que percibo hasta ahora, compartiendo su descripción, mi confianza decrece todos los días. Hasta imagino que debajo de la mesa existen negocios entre él, Macri y Cristina. Todo puede ser en esta Argentina que en lugar de disfrutar debemos padecer.
No obstante, aún me queda la esperanza que las instituciones democráticas se purifiquen de los carroñeros que ocupan cargos, y que la frase “el que las hace las pague” se cumpla, hasta ahora bien dice usted, no vemos la luz al final del túnel.
Cordial saludo