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Historia original de La Emboscadura: una editorial por y para Antonio Escohotado

Historia original de La Emboscadura: una editorial por y para Antonio Escohotado

Zenda conversa con el autor y con los creadores de esta nueva realidad bibliográfica, Jorge Escohotado y Francisco Bernal.

Antonio Escohotado me recuerda a Loquillo. A lo largo de sus respectivas trayectorias, tanto el escritor como el cantante han recibido el apoyo de su inmensa minoría, pero nunca han sido un fenómeno de masas… hasta ahora. Hace unas semanas, el intérprete de «La mataré» o «Feo, fuerte y formal» llenaba, con más de 15.000 personas, el Palacio de los Deportes de Madrid; al autor de Historia general de las drogas o Los enemigos del comercio, por su parte, se le lee, escucha y ve, en el mejor de los sentidos, como nunca.

—A lo tonto, a lo tonto —cuenta Escohotado—, yo llevo dando la coña desde los años sesenta.

—Yo creo que uno de tus secretos pasa por no ser un coñazo.

—Es que sólo hablo cuando tengo algo en la cabeza.

Zenda se cita con el genio —ya advertí que con él no me sale ser equidistante—, su hijo Jorge y Francisco Bernal en el restaurante El Pesca, «sede social» de esta famiglia. Estos dos últimos acaban de crear La Emboscadura, una editorial que, de momento, ha recuperado en formato digital doce títulos del autor, de esos que, en el mejor de los casos, sólo se pueden encontrar en librerías de segunda mano.

La Emboscadura debe su nombre al ensayo de Jünger.

—Es increíble el libro —dice Escohotado—. Te lo lees en una noche.

—La emboscadura es el único libro con el que he llorado —apunta Jorge.

"¿Cuál es la idea de Jünger? Que debajo del polvo siempre existen manantiales de abundancia, veneros de poder cósmico; que basta rascar para que brote otra vez la vida."

Escohotado dice que el filósofo y pensador alemán «me ha influido muchísimo, el que más»: «¿Cuál es la idea de Jünger? Que debajo del polvo siempre existen «manantiales de abundancia, veneros de poder cósmico»; que basta rascar para que brote otra vez la vida. Esta es la esencia, y es muy poderosa. Es la definición de lo afirmativo, y en los tiempos que corren». Jorge cuenta que, a la hora de bautizar a la editorial, siempre pensaron en nombres jüngerianos, como «Acercamientos» o «Radiaciones».

—En la casa de mi padre, Jünger es «Ernestito» —dice Jorge.

—Anda, anda, me prometiste que hablarías menos —le regaña su padre.

Alimentar a la tribu

Jorge explica que estudió Periodismo en la Complutense y que nunca se sintió «con la capacidad de ser escritor. Me siento más fuerte como emprendedor schumpeteriano«. Huyendo de la etiqueta de hijo de, trabajó en medios como El Mundo o en la agencia de comunicación Porter Novelli, pasando del «periodismo de redacción al de corbata». A los treinta creó Memoralia, empresa que permite «a cualquiera poner en negro sobre blanco su biografía o la de un ser querido». Empezó a trabajar con su padre editando el Tomo III de Los enemigos del comercio:

—Una cosa es leer a Antonio Escohotado, por y con placer; otra, mucho más difícil, corregirlo.

—Sugerirle mejoras —corrige el autor. Acto seguido, rompe a reír.

El recién estrenado editor siempre tuvo la sensación de que, «algún día, haríamos algo mi padre y yo», y estas nuevas labores las abordó con el barniz de «recuperar el tiempo perdido» —Jorge no llegó a convivir un año escolar con él hasta que tuvo 16 años—. Finalmente, la edición del citado tomo convenció a su autor.

"Jorge Escohotado: me planteé un desafío: ¿se puede conseguir hacer comprensibles los conceptos de Escohota en 140 caracteres?"

Por su parte, Francisco Bernal, el Maño Ontológico, hizo Comunicación Audiovisual y «era seguidor —de Escohotado— desde siempre». Al terminar su primera carrera, estudió Filosofía, contactó con el maestro y, un año después de ese primer encuentro, el patriarca presentó a su hijo y a su discípulo. En el patio de la casa del autor, Jorge tuvo una idea. Basándose en las quejas que le llegaban con respecto a la distribución de la obra de su padre —uno, que no estuviera traducida; dos, inaccesible en América Latina— y, viendo el alto número de visitas que tenían sus vídeos en Youtube, decidió abrir una cuenta de Twitter:

—Me planteé un desafío: ¿se puede conseguir hacer comprensibles los conceptos de Escohota en 140 caracteres?

—¡Si son 280! —exclama el autor.

—¡Ahora, padre: hasta hace un mes eran apenas dos líneas! Entonces, hago el experimento y le digo: «Viejo, tengo que tomarme algunas licencias, o esto es imposible. Fíate de mí: me sé tu pensamiento casi de memoria». Entonces, él me pidió que indicara que era yo quien gestionaba la página. Obedezco y empiezo a sistematizar el pensamiento más profundo de Escohotado, a ver cómo cabe ahí. Y yo flipo: tiene un recibimiento acojonante, todas las estadísticas están en verde… Y me topo con una evidencia: a la tribu, antes dispersa, hay que alimentarla y darle voz.

Al poco de que Jorge creara las redes sociales del autor, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, publicaba un tuit sobre un cómic que trataba de un «catalán que engañó a Hitler«. Respuesta del editor, suplantando a su padre: «Gracias por la información, Pablo. Pero, ¿sabes si hay algún cómic sobre el catalán que le clavó un piolet a Trotsky?». «Hostia, me acaba de escribir uno de mis ídolos de juventud«, contestó el líder podemita, añadiendo una pregunta: «¿Te vienes a La Tuerka?».

Finalmente, la entrevista se hizo. En Youtube, el vídeo supera las 165.000 visitas.

En privado

Avanza la noche y Escohotado abandona la tertulia en primer lugar. Acaba de regresar de Egipto, donde, invitado por el Instituto Cervantes de El Cairo, ha ofrecido conferencias en la capital del país y en Alejandría.

—¿Qué te has encontrado allí? —le pregunto.

"He perdido diez kilos tranquilamente —apunta Escohotado—, se me caen los pantalones… Sin embargo, esa pavesa arde con una claridad intelectual terrorífica."

—Mucho polvo, mucho atasco, mucha gente intentando hacerlo bien y saliéndole mal. Una auténtica pena. Un error demográfico. Se rectificará, pero me temo que a costa de millones y millones de vidas que no van a entender por qué nacieron y por qué mueren. Se va a sobreponer una realidad que no es la que ellos heredaron o la que ellos querrían: que el mundo fuera lo de siempre.

—Vuelvo a lo de Loquillo: estás en tu mejor momento a nivel popular y mediático…

—E intelectual —dice Jorge.

—He perdido diez kilos tranquilamente —apunta Escohotado—, se me caen los pantalones… Sin embargo, esa pavesa arde con una claridad intelectual terrorífica.

"No descarto que algún día el caballo de batalla sea conseguir que Escohotado sea premiado con el Nobel tras lograr la derogación de la prohibición de las drogas, o al menos del cannabis, en España y Europa."

Cuando el maestro se marcha, Jorge dice que su objetivo, «con toda la modestia del mundo», pasa por «conseguir que a Escohotado, en vez de cinco, lo lean 500 millones de personas». «El resultado está ahí: cuatro ediciones en un año de aquel tomo, ¡con Pablo Iglesias y Jiménez Losantos, en la faja que acompaña las nuevas reimpresiones, coincidiendo por primera vez en algo!, más de 22.000 seguidores en su cuenta de Twitter… Él me ha mirado a los ojos y me ha dicho ‘hijo, aunque me cueste reconocerlo, esto es algo que me llena de orgullo: que un hijo reconozca el valor de mi trabajo y me revitalice así’».

El editor cuenta a Zenda que La Emboscadura ha firmado «con una productora española que está en tratos con una de las principales productoras audiovisuales norteamericanas» para hacer un «documental serio e íntegramente sobre las drogas», y se despide advirtiendo de que «no hay límites». «Ahora vamos a trabajar todo lo posible —termina—, y desde La Emboscadura consultaremos al autor todo antes de firmar nada. Pero cuando un día este sabio nos deje, en la vida hay que ser realista, la labor de difundir su pensamiento no cesará, sino que puedo asegurar que se multiplicará. Trabajo por llevar la teoría por él esbozada a la práctica. Y no descarto que algún día el caballo de batalla sea conseguir que Escohotado sea premiado con el Nobel tras lograr la derogación de la prohibición de las drogas, o al menos del cannabis, en España y Europa. ¿Acaso hay algún pensador español en tan plena forma como él? No hace falta que respondas (risas)».

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