El 1 de diciembre de 1940 se estrenó Historias de Filadelfia, una sofisticada comedia llena de gags hilarantes y diálogos ingeniosos. Donald Ogden Stewart —galardonado con un Oscar por su guion— fue el encargado de adaptar al cine la obra de Philip Barry, y George Cukor el elegido para dirigir a un tridente de lujo: Cary Grant, James Stewart y Katharine Hepburn.
Historias de Filadelfia, lo que debes saber
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Título: Historias de Filadelfia (The Philadelphia Story)
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Año: 1940
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Dirección: George Cukor
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Guion: Donald Ogden Stewart, basado en la obra teatral de Philip Barry
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Producción: Joseph L. Mankiewicz
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Fotografía: Joseph Ruttenberg
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Música: Franz Waxman
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Duración: 112 minutos
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Elenco principal:
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Katharine Hepburn (Tracy Lord)
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Cary Grant (C. K. Dexter Haven)
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James Stewart (Macaulay “Mike” Connor)
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Ruth Hussey (Elizabeth Imbrie)
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La perfección de la comedia
La década de los treinta no fue fácil en los Estados Unidos. El crack del 29 supuso un cataclismo para los habitantes del país: muchos perdieron sus ahorros, sus trabajos y también sus casas. Las políticas de Franklin B. Roosevelt —el New Deal— para acabar con la Gran Depresión tardaron en hacer efecto; mientras tanto, el cine se inventó un tipo de comedia, alocada y sofisticada, la screwball comedy, para hacer este duro camino más llevadero. Frank Capra fue uno de sus pioneros con Sucedió una noche (1934), y otros directores se sumaron a esta tendencia como Leo McCarey (La pícara puritana, 1937), Ernst Lubitsch (La octava mujer de Barba Azul, 1938) o Howard Hawks (Luna nueva, 1940). George Cukor hizo su brillante aportación al género con Historias de Filadelfia.
Con Historias de Filadelfia el espectador no ríe todo el rato a carcajadas, pero pasa la mayor parte de la filmación —casi dos horas— con una sonrisa en los labios. Donald Ogden Stewart consiguió un guion repleto de momentos brillantes —la escena del hipo y también la de los palos de golf—, pero lo más importante fue su capacidad para dotar de un tono agridulce a la película. Cukor fue perfecto para lograr ese equilibrio entre lo cómico y lo dramático, y, sobre todo, para construir un personaje tan poderoso como el de Tracy Lord, una mujer que no sólo cuestiona las reglas del género, sino también las sociales. Porque Historias de Filadelfia no es sólo un divertimento, también funciona como crítica aspiracional, desnuda el artificio de las relaciones de pareja y reivindica la imperfección humana.
Sinopsis
Tracy Lord es una rica heredera que tiene la intención de casarse por segunda vez con un aburrido ejecutivo. Pero aparece su seductor exmarido, junto a dos insaciables reporteros de la revista Spy, especializada en escándalos, que la siguen a todas partes. La presencia de su exmarido le trae viejos recuerdos y sentimientos que afectarán a su decisión, complicando sus planes de boda.
Anécdotas y curiosidades de Historias de Filadelfia
- Louis B. Mayer, el jefe de la Metro, no quería a Katharine Hepburn en el proyecto. La actriz estaba catalogada como “veneno para la taquilla” por sus continuos fracasos. Pero no le quedó otro que aceptar; a la Hepburn le había regalado los derechos de la obra teatral su examante, Howard Hughes. Mayer le compró el guion por 250.000 dólares y transigió con las concesiones de la actriz.
- Hepburn no sólo eligió al director de la película, George Cukor, sino también a sus compañeros de reparto. En Broadway —donde hubo más de cuatrocientas representaciones antes de la adaptación cinematográfica— los papeles masculinos los interpretaron Joseph Cotten y Van Heflin. Para la película había muchos candidatos —entre ellos estaban Clark Gable y Spencer Tracy, los preferidos de Cukor—, pero pocos actores que quisieran trabajar en una película de estas características, con la Hepburn al mando. El mayor problema fue con Cary Grant, que quería ser el mejor pagado del filme. Lo consiguió y donó todo su sueldo a obras benéficas.
- Cukor, Stewart, Grant y Hepburn formaron un equipazo. Rodaron en sólo ocho semanas y muchas de las escenas salieron del tirón, como la de Macaulay borracho. James Stewart improvisó su famoso hipo sin decírselo a nadie, ni siquiera a Cary Grant, con quien compartía diálogo. Grant tuvo que tragarse la risa ante la feliz ocurrencia de su compañero y consiguieron grabar esta recordada escena de la historia del cine en una sola toma.
- James Stewart se llevó el Oscar, pero el actor pensaba que debía habérselo llevado Henry Fonda por Las uvas de la ira. Stewart estaba tan convencido de su derrota que ni siquiera tenía previsto acudir a la ceremonia de entrega de las estatuillas. Una llamada le hizo cambiar de idea. Al año siguiente, la Academia comenzó a confiar los resultados de las votaciones a una empresa externa. Para colmo, todo el mundo que pensó que ese Oscar era una compensación por no habérselo dado el año anterior por su actuación en Caballeros sin espada.
- La película tuvo su versión musical años más tarde, Alta sociedad (1956), protagonizada por Grace Kelly (Tracy Lord), Bing Crosby (C.K. Dexter Haven) y Frank Sinatra (Macaulay Connor). Esta fue la última vez que Grace Kelly se puso delante de una cámara antes de convertirse en princesa de Mónaco.
Premios y reconocimientos
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Oscars 1941:
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Mejor actor: James Stewart
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Mejor guion adaptado: Donald Ogden Stewart
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Nominaciones: Mejor película, mejor director (George Cukor), mejor actriz (Katharine Hepburn), mejor actriz secundaria (Ruth Hussey), mejor fotografía (Joseph Ruttenberg) y mejor dirección artística.
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Library of Congress – National Film Registry:
La película fue seleccionada para su preservación por su relevancia cultural e histórica.




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