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Jeanette Winterson: «La muerte es democrática, pero eso a los ricos no les gusta»

Jeanette Winterson: «La muerte es democrática, pero eso a los ricos no les gusta»

Cuatro años después de su última visita a Barcelona, la escritora Jeanette Winterson, considerada una de las mejores autoras inglesas del siglo XXI, cree que el mundo está «mucho peor» que en 2019, hasta el punto de mostrar su preocupación por que «acabemos yendo a una guerra total».

En un encuentro con periodistas, antes de su participación en el festival Kosmopolis y de presentar su nuevo libro de relatos, Días de fantasmas (Lumen), la también poeta y dramaturga, como es habitual en ella, no ha rehuido ninguna pregunta, llegando a decir que el Brexit es una «mierda» o que por la situación de «desestabilización del planeta, igual ya no hay marcha atrás». Tampoco ha obviado que «en muchos lugares del mundo ha habido retrocesos impresionantes en derechos y progresos sociales» y que los Estados Unidos «ya no son la tierra prometida de oportunidades, sino un país terrible y aterrador». Además, «está Putin y la situación entre Israel y Palestina», por lo que ha considerado que es «muy importante estudiar historia, porque si no, trabajamos en marcos temporales muy breves».

Tras la Segunda Guerra Mundial, ha reflexionado, «se llegó a un consenso, al menos desde Europa y Estados Unidos, para trabajar por un mundo mejor, para reconstruirlo, por imperfecto que fuera. Hoy no existe este objetivo para la mayoría de la humanidad». Por todo ello, ha destacado: «No deberíamos temer a la tecnología, a quien debemos temer es a nosotros mismos». De todas maneras, ha dejado caer que piensa que «el homo sapiens ya llevamos demasiado tiempo en el planeta Tierra y ha llegado el momento de abandonarlo, pero ya lo iremos viendo».

Autora de títulos como La pasión, Frankissstein o sus memorias, ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?,  Winterson firma ahora trece relatos en Días de fantasmas, en los que tanto mezcla el relato gótico con el metaverso como aborda, de nuevo, la autoficción para relatar sus experiencias con lo sobrenatural. «Con esta obra quería explorar el miedo, la frustración con la que los humanos nos enfrentamos ante la muerte, cuando se va un ser querido y queremos que vuelva, que nos hable». Son historias que «no tratan tanto de nuestras partes oscuras, sino de nuestros deseos, siendo el principal de ellos el de superar la muerte».

Winterson ha sostenido que tenían que ser sí o sí trece historias, por ser este «el número de la superstición y la mala suerte», algunas de ellas «terroríficas» y que llevarán al lector a sentir «mucho miedo», mientras que otras tienen que ver con cuestiones relacionadas con la Inteligencia Artificial o con aplicaciones que «permiten entrar en contacto con nuestros seres queridos difuntos». Para ella, este tipo de aplicaciones que representan que un difunto envía mensajes de texto y fotos, «como si estuviera con nosotros, es una idea terrible, pero es una gran idea para una historia». La novelista ha argumentado que «al fin y al cabo, la principal barrera con la que todos los humanos nos topamos es con la de la muerte». Los humanos, ha proseguido, «tenemos la tendencia a superar todas las barreras, pero la muerte es otra cosa».

Efe / Marta Pérez

Tampoco ha dejado pasar, ella que es hija adoptiva de una familia muy religiosa, que la religión «la podríamos definir como la primera start-up disruptiva de la historia de la humanidad, porque no deja de plantearnos que la idea de la muerte no sería un estadio final».

Respecto al hecho de que en estas historias confiese algunas de sus experiencias sobrenaturales, ha indicado que «lo mejor que podemos hacer los humanos ante una experiencia así, que no podemos explicar, es reconocer que no sabemos lo que ha pasado», aunque le «encantaría» encontrar una «explicación racional». Existen, ha dicho, «muchas teorías que intentan explicar los entes no biológicos, pero no dejan de ser teorías. Igual la computación nos ayudará a entenderlo algún día».

Es muy crítica con los personajes masculinos que dominan el sector de las nuevas tecnologías porque «son cortos de miras, no leen, no les interesa la cultura y nada la historia», y ha vaticinado que si algún día «podemos subir nuestra conciencia a la red, no será una experiencia democrática. La muerte es democrática, pero eso a los ricos no les gusta». Ha aseverado que los más ricos serán «los primeros en beneficiarse de una vida más larga y, si es posible algún día, de una experiencia posterior a la vida. No creo que eso se convierta en un derecho universal humano».

Ha pronosticado un futuro con «dioses semihumanos», afirmando que muchos dioses a lo largo de la historia «dan bastante miedo, porque son vengativos, duros, complejos, no especialmente interesados en los humanos». Si se piensa en el Dios del Antiguo Testamento, «es alguien al que no le gusta relacionarse con las personas, una especie de Elon Musk, siempre lanzando pullas, diciendo a los demás lo que tienen que hacer».

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