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Jussi Adler-Olsen: «El género criminal es un excelente medio para concienciar a la sociedad»

Jussi Adler-Olsen: «El género criminal es un excelente medio para concienciar a la sociedad»

El escritor danés Jussi Adler-Olsen, que acaba de publicar una nueva entrega de su serie del Departamento Q, La víctima 2117, cree que «el género criminal es un excelente medio para concienciar a la sociedad sobre cualquier tema, en este caso la inmigración».

La víctima 2117 (Maeva) sitúa Barcelona en el centro de un rompecabezas criminal internacional: en la costa de Chipre rescatan el cadáver de una mujer procedente de Oriente Medio, mientras en el barrio de la Barceloneta Joan Aiguader, un periodista frustrado, cree tener su gran oportunidad profesional cuando ve un reportaje sobre el «contador de la vergüenza», que lleva un recuento del número de refugiados ahogados en el mar. La mujer de Chipre es la víctima 2117, y en Copenhague el joven Alexander decide vengarse por tantas muertes injustas en el mar. Cuando Assad, del Departamento Q, ve la imagen de la mujer muerta, se desploma, porque la conocía demasiado bien.

En una entrevista con EFE, Jussi Adler-Olsen confiesa que «el contador de la vergüenza fue inspirador, pero no es vergonzoso solo para Europa, lo es para toda la humanidad». Y añade: «Cada número es alguien, no solo un frío número, y por eso quería invitar a los lectores a que imaginaran a esos refugiados como personas con miedos, esperanzas y sueños, no como un problema».

El autor siempre se ha involucrado en lo que sucede a su alrededor, y ya en su juventud colaboró con movimientos pacifistas: «En mis novelas siempre hay algo o alguien que es víctima de algún tipo de abuso de poder, y en este caso trato de llamar la atención sobre la crisis de los refugiados, el terrorismo y el aislamiento de la juventud, pero sin señalar con el dedo a nadie».

A su juicio, «una novela de crimen o de suspense es una excelente plataforma para transmitir un mensaje, porque eres libre de escribir sobre cualquier cosa, hablando de un hecho real o ficticio, o mezclándolos», pero insiste Adler-Olsen que «es fundamental no ser moralizante, sino hacer que los lectores se fijen en un problema».

Este octavo episodio del Departamento Q sitúa parte de la acción en Barcelona, ​​donde el autor tiene un apartamento que no ha podido visitar como le habría gustado por culpa de la pandemia. «Me encanta Barcelona y la echo de menos, después de haber pasado largas temporadas en los últimos diez años. Está llena de vida, me da energía y siento que conozco la ciudad lo suficientemente bien como para sentirme cómodo escribiendo sobre ella».

En La víctima 2117 los lectores del Departamento Q, asegura su creador, «van a conocer mejor a Assad, un personaje que hasta ahora habían visto superficialmente, pero con este caso van saber qué lo ha convertido en el Assad que conocemos, y el detonante es una foto de un refugiado que ve en un recorte de periódico, algo que lo bloquea y aviva sus esperanzas y miedos». Cree Adler-Olsen que a lo largo de la serie se ha llegado a conocer mejor a sus personajes principales de este Departamento Q, dedicado a rescatar casos no resueltos, y quiere pensar que los propios lectores ya ven a los protagonistas como «viejos amigos».

En esta nueva entrega, «la amistad entre el comisario Carl Morck y su ayudante Hafez el-Assad, de origen sirio, se vuelve más cercana que nunca», y además «se conocen muchos de los secretos de Assad y de Rose Knudsen». En la próxima novela será el momento de profundizar en Carl Morck, que con el tiempo se ha vuelto «más suave y sensible», admite el autor, que piensa ya en las dos entregas que le faltan a la serie del Departamento Q. «Todavía necesitamos conocer al menos algunos de los secretos y qué sucedió realmente en el tiroteo en el que murió un compañero suyo y quedó paralítico Hardy Henningsen», señala.

El escritor danés prefiere no opinar sobre las adaptaciones que la televisión y el cine ha hecho de algunas de sus novelas, pero no esconde que tiene «grandes expectativas» y «muchas ganas de ver qué hará Nordisk Film con El efecto Marcus«. Asegura que tiene muchos proyecto en mente, pero «de momento, la serie Departamento Q tiene prioridad», y en la novena entrega el autor deberá meterse en la cabeza de Carl, quien, «como todas las personas cuando llegan a cierta edad, acumulan muchas experiencias, buenas y malas, con las que necesita llegar a un acuerdo».

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