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La batalla de Balaclava

La batalla de Balaclava tuvo lugar el 25 de octubre de 1854, dentro de la Guerra de Crimea, que enfrentó al imperio ruso contra británicos, turcos y franceses. Durante este enfrentamiento militar tuvieron lugar dos hechos memorables que han pasado a la historia: la Carga de la Brigada Ligera y la Delgada Línea Roja.

¿Quién ganó la Batalla de Balaclava?

Para los rusos ellos fueron los ganadores de la batalla de Kadikoi —localidad donde se desarrolló el combate, y por la cual se conoce en Rusia esta contienda—, aunque lo cierto es que los aliados, pese a las numerosas bajas, consiguieron mantener sus posiciones.

"El Tratado de París de 1856 estableció el fin de la influencia rusa en el Mar Negro"

La alianza formada por Gran Bretaña, Francia y Turquía tenía como objetivo la estratégica ciudad de Sebastopol, donde se encontraba la flota rusa del Mar Negro. La Guerra de Crimea había comenzado un año antes y con este ataque buscaban neutralizar el poder marítimo de Rusia.

Saber quién fue el ganador de la Batalla de Balaclava puede estar sujeto a interpretaciones, pero el perdedor de la Guerra de Crimea fue Rusia. El Tratado de París de 1856 estableció el fin de la influencia rusa en el Mar Negro. Mediante este acuerdo, los otomanos se quedaron con Rumanía y parte de Moldavia; se creó un órgano para regular la navegación del Danubio, desde Alemania hasta Ucrania; se abolieron las patentes de corso; y lo peor para Rusia: el Mar Negro se convirtió en un territorio neutral, quedando prohibido el paso de barcos de guerra y las fortificaciones en sus orillas.

¿Qué fue la Carga de la Brigada Ligera?

«Cabalgar dentro de la boca de un volcán». Quizás esta declaración de uno de los soldados que participó en la Carga de la Brigada Ligera sea la que mejor defina cómo fue esta alocada, valiente y desastrosa acción militar británica. Inmortalizada en los versos de Tennyson para la literatura, esta gesta inane fue llevada a la gran pantalla por Michael Curtiz y protagonizada por un inmenso Errol Flynn.

"Contra toda lógica, los lanceros, dragones y húsares ingleses consiguieron romper las líneas enemigas"

Este episodio de la Guerra de Crimea ha pasado a la historia como uno de los momentos más célebres y comentados. El transporte de soldados hasta el Mar Negro fue un desastre. Los británicos usaron barcos a vela en lugar de otros más modernos para ahorrar costes. Además, las condiciones de hacinamiento de los caballos causaron numerosas pérdidas de estos animales. Lo peor vino por parte de la cadena de mando, con los jefes militares enfrentados entre sí por rencillas personales. Hay muchas teorías, pero ninguna lo suficientemente clara para explicar por qué 661 jinetes de la Brigada Ligera, liderados por el inefable Lord Cardigan, se pusieron a cargar en dirección a la parte baja del valle contra la artillería rusa. Contra toda lógica, los lanceros, dragones y húsares ingleses consiguieron romper las líneas enemigas. Cuando se dieron cuenta que las tropas del zar les ganaban en número —5 a 1— tuvieron que emprender una retirada desordenada y caótica colina arriba. Solo la mitad, unos 300 soldados, consiguieron sobrevivir a la batalla. Lo más curioso es que los rusos decidieron abandonar sus posiciones, motivo por el cual esta acción suicida de los británicos se convirtió en una victoria, creándose a partir de entonces el mito de la brigada ligera.

El poema de Tennyson, la oda a los seiscientos

Las crónicas del Times empezaron a dar forma a la leyenda. Esta se acrecentó y se volvió universal cuando el poeta y dramaturgo inglés Alfred Tennyson las leyó y decidió poner su granito de arena. Su poema fue publicado en la prensa y a partir de entonces, la desastrosa carga de la caballería inglesa pasó a convertirse en uno de los momentos más épicos de la historia militar.

“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.

“¡Adelante, Brigada Ligera!”
¿Algún hombre desfallecido?
No, aunque los soldados supieran
que era un desatino.
No estaban allí para replicar.
No estaban allí para razonar.
No estaban sino para vencer o morir.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.

The Trooper, el homenaje de Iron Maiden a los soldados muertos en Balaclava

The Trooper es una de las canciones más conocidas de la banda de metal, y una de las más aplaudidas y coreadas en sus conciertos. Durante su actuación es habitual que su cantante, Bruce Dickinson, se ponga la chaqueta roja del ejército británico mientras ondea la Union Jack.

Steve Harris, fundador, bajista y compositor habitual del grupo, escribió la letra inspirándose en el poema de Tennyson. Pero su punto de vista es diferente al de Lord Tennyson, se basa en lo que debió de vivir uno de los soldados que murió en esta batalla.

You’ll take my life, but I’ll take yours too
You’ll fire your musket, but I’ll run you through
So when you’re waiting for the next attack
You’d better stand, there’s no turning back

The bugle sounds, the charge begins
But on this battlefield, no one wins
The smell of acrid smoke and horses’ breath
As I plunge on into certain death

La delgada línea roja

"Sir Colin Campbell se encontró con una franja de terreno muy amplia y con pocos hombres para cubrirla"

La carga de la brigada ligera no fue el único momento memorable de la Batalla de Balaclava. El otro fue la acción militar conocida como «la Delgada Línea Roja». Los casacas rojas británicos de Sir Colin Campbell, los highlanders, consiguieron —después de haber luchado en el sitio de Sebastopol— aguantar la embestida de la caballería rusa. En el campo de batalla eran 500 contra 2.500. Los hombres del zar volvían a estar en una situación ventajosa, pero volvieron a desperdiciarla.

Campbell se encontró con una franja de terreno muy amplia y con pocos hombres para cubrirla. Su decisión fue crear una línea de fuego de solo 2 filas, en lugar de las 4 habituales. Entre esa delgada línea roja y la base de operaciones aliada en Balaclava no había nada. El oficial británico lo tenía claro: sus hombres solo abandonarían la posición de una forma posible, muertos. Por contra, el ruso, viendo la debilidad de la defensa de su enemigo, imaginó una posible trampa y decidió ordenar la retirada.

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