La creatividad desbordada de Eloy Tizón

Foto de portada: Isabel Wagemann

Se trata de historias de gente que espera, y que en esa expectativa se abren al mundo. Unos cuentos llenos de enumeraciones y sorpresas, donde la narrativa esperable se frustra (afortunadamente) de continuo y, así, Tizón deambula por los aledaños de la trama principal, cogiendo bifurcaciones, en ocasiones callejones sin salida y, las más de las veces, nos lleva por las agradables circunvoluciones de un relato que siempre parece querer ser otro. Nueve cuentos donde el escritor madrileño da rienda suelta a su creatividad más desbordada, donde comparece un caos ordenado, lleno de voces que se travisten en otras voces, jugando con la ambigua cronología, con los espacios ambivalentes.

Una narrativa que juega con los géneros y las voces para reflexionar sobre la identidad y nuestro lugar en el mundo. Nueve cuentos en apariencia dispares, pero unidos por vasos comunicantes, por leves hilos metafóricos y de sentido. Un libro que, como la propia literatura, dejará al lector feliz y levemente insatisfecho.

Eloy Tizón (Madrid, 1964) es autor de tres libros de cuentos: Técnicas de iluminación (2013), Parpadeos (2006) y Velocidad de los jardines (1992 y 2017); de tres novelas: La voz cantante (2004), Labia (2001) y Seda salvaje (1995); y del ensayo literario Herido leve: Treinta años de memoria lectora (2019).