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La Dama Negra de nuestras letras

La Dama Negra de nuestras letras

Fotografía: Carlos Ruiz

Será sin lugar a dudas una de las novelas más importantes de este año. La cara norte del corazón (Destino) está muy presente en las librerías de nuestro país por derecho propio, derecho que su autora, Dolores Redondo, se ha ganado a pulso con su fulgurante trayectoria literaria tras haber impactado entre los lectores con su Trilogía del Baztán y con Todo esto te daré (Autores Españoles e Iberoamericanos), galardonada en el 2016 con el Premio Planeta.

"El vudú y la cultura cajun son esos ingredientes que trascienden lo racional para fundirse hasta confundirse con lo espiritual, provocando que los protagonistas no siempre tengan el control de sus actos "

Regresa la donostiarra con una precuela que escudriña en el pasado Amaia Salazar, inspectora de la Policía Foral de Navarra, durante su etapa formativa en Quantico, con el objeto de terminar de dibujar el perfil psicológico de uno de los personajes que más han calado dentro del panorama negrocriminal español. No era, habida cuenta de la expectativa, tarea sencilla. Y si de algo estoy convencido tras pasar la última página es de que Dolores Redondo ha cumplido con creces. La trama bascula entre la investigación de un asesino bautizado como «El compositor» —hecho inspirado en un caso real—, un asesino en serie que aprovecha los desastres naturales para tapar sus crímenes, y la dura infancia de Amaia en Elizondo, perseguida por la sombra de una madre siniestra bajo el halo protector de su tía Engrasi —qué maravilla de personaje—. Manteniendo el equilibrio dramático y la coherencia de forma magistral para que ninguna de las líneas argumentales fagocite a la otra, nos dejamos arrastrar hasta lo más profundo del intrincado imaginario de la autora. Y es este, precisamente, el punto donde encuentro una de las grandes mejoras con respecto a sus novelas anteriores: el desarrollo de la investigación es del todo impecable. Y no quiero decir con ello que antes no lo fuera, no; lo que quiero resaltar es que en La cara norte del corazón aprecio un mayor interés en demostrar sus notables conocimientos en materia criminológica, con pasajes realmente meritorios que me han arrancado más de una ovación. Juega a favor de obra la tan ansiada aparición de Aloisius Dupree, experimentado jefe de la unidad de investigación del FBI encargada del caso, que, junto a una Amaia Salazar en pleno proceso formativo, conforman un tándem con infinitas posibilidades en el ámbito de la novela negra. Otro de los aspectos a destacar es la ambientación. No podría haber elegido con más criterio el escenario principal, Nueva Orleans, para alimentar una de las principales características que marcan el ya inconfundible estilo de Dolores Redondo. El vudú y la cultura cajun son esos ingredientes que trascienden lo racional para fundirse hasta confundirse con lo espiritual, provocando que los protagonistas no siempre tengan el control de sus actos por muy preparados que estén para afrontar situaciones límite. El alarde narrativo de la escritora describiendo el paso del Katrina por Nueva Orleans es digno de mención, corroborando en cada párrafo que estamos ante una escritora con mayúsculas que domina el oficio y disfruta con ello al tiempo que juega de forma despiadada con el lector. Brillante.

Dicho esto, lo verdaderamente importante, y que necesito subrayar, es que gracias a novelas como esta los autores españoles hemos ido ganando espacio en los lineales de venta y, sin ánimo de desmerecer obras foráneas, uno no puede estar más agradecido al ejemplo que para muchos representa Dolores Redondo, la Dama Negra de nuestras letras.

Bravo, inspectora, bravo.

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Publicado en El Norte de Castilla el 27 de noviembre de 2019

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