Inicio > Actualidad > Bajo el volcán > La FIL de Guadalajara, renovarse o morir de aburrimiento

La FIL de Guadalajara, renovarse o morir de aburrimiento

La FIL de Guadalajara, renovarse o morir de aburrimiento

Tiene razón el escritor francolibanés Amin Maalouf: una de las tareas de la literatura en el siglo XXI es “hacernos conscientes de la complejidad del mundo en que vivimos”. Por esa razón, la organización de eventos culturales como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara debe buscar un equilibrio entre el negocio editorial, el encuentro del mundillo libresco y el debate plural enfocado en esos miles de jóvenes que la visitan y recorren sus pasillos ávidos de conocimiento. El enorme éxito logrado hasta ahora, casi cuarenta años después de su creación, es inobjetable, pero hay un aspecto que merece la pena replantearse, a no ser que acabe aburriendo al sueño: la dedicatoria anual a un país invitado. Puedo entender que esto permite una inyección económica que de otra forma no llegaría; que convoca a una serie de autores y editoriales que participan en conjuntos nacionales mostrando una estampa de lo que hacen que de otra forma resulta inaprensible. Pero habría que usar la imaginación para aventurarse por otros territorios y dotar a la FIL de un espacio anual donde esa complejidad del mundo en que vivimos sea escrutada desde diferentes puntos de vista y a la luz de la literatura con un enfoque internacional. Dedicar cada año un bloque específico a asuntos que merecen explicación, conversación, discusión y posibles soluciones y alternativas más allá de la presentación puntual o el lanzamiento de obras que están en esa sintonía, convocando a autores cuya palabra merece ser escuchada y quizá no ha adquirido la debida difusión. Tendríamos una FIL atenta al devenir de su tiempo y evitaríamos así las repeticiones que se están produciendo y que comienzan a aburrir, por ejemplo el de la presencia de la industria editorial española y su literatura, sea vasca, catalana, andaluza, castellana o gallega, que no necesita una plataforma extra para lucir su potencial y su star system en México, y en cambio los jóvenes que con su entusiasmo abarrotan cada año la feria, podrían salir con una idea mejor del mundo en el que viven. Ahí lo dejo.

PERIODISMO DE RESISTENCIA O CÓMO NO MORIR EN EL OFICIO

"Julieta Brambila entrelaza testimonios e historias que muestran cómo el periodismo crítico persiste pese al riesgo, el estigma y la censura"

La politóloga Julieta Brambila acaba de publicar el libro El oficio de resistir (Siglo XXI Editores), una obra que merece toda la atención posible, ya que aborda uno de los temas más espinosos de la actualidad mexicana: el ejercicio del periodismo en una sociedad atenazada por el crimen organizado, que parece haber permeado absolutamente todas las capas de la sociedad. Como sugiere el subtítulo, el periodismo en México se ejerce bajo la alargada sombra del poder y la violencia, que de forma permanente hostigan y entorpecen la labor de quienes buscan informar con rigor y veracidad, en un momento en el que los periodistas se enfrentan al ensordecedor ruido de las redes sociales y su muchas veces desvergonzada distorsión de hechos y acontecimientos mediante bulos, medias verdades y mentiras que pululan sin que haya manera de atajarlas. Dice Brambila que uno de los problemas es que en México el silencio periodístico es incalculable y está alimentado por la precariedad y la desconfianza, situación que ahonda el miedo que corroe a quienes lo ejercen cada vez que un periodista es insultado, amenazado, demandado o acallado a balazos, cosa harto frecuente en las tierras del volcán. Frente a ello, resulta casi heroico el periodismo crítico, que como expone la autora se abre camino en los muchos Méxicos y tiene que reordenarse para resistir, de modo que periodistas jóvenes y experimentados, en medios digitales, independientes y tradicionales, han tenido que reconfigurar el oficio con estrategias individuales y colectivas para seguir contando las historias imprescindibles de nuestro tiempo, esas que hablan de corrupción, desigualdad, violencia criminal, graves violaciones a los derechos humanos, ecocidios y movilizaciones sociales. En ese contexto, Julieta Brambila entrelaza testimonios e historias que muestran cómo el periodismo crítico persiste pese al riesgo, el estigma y la censura, e invita a reflexionar sobre el binomio de violencia y resistencia en el que se inscribe en una sociedad donde la indignación, el escrutinio público y la denuncia se enfrentan cada día a la intolerancia, la arbitrariedad y la inseguridad. Una obra que permitirá al lector entender por qué muchas veces el oficio periodístico en México le ha costado la vida a quienes querían ejercerlo con honestidad.

4.3/5 (4 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios