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Landru: Un asesino sin cadáveres (II)

Landru: Un asesino sin cadáveres (II)

Cabe pensar que todos los asesinos en serie siguen un método, un modus operandi, y casi todos graban su firma particular que los define y diferencia de otros criminales. Sin embargo, pocos existen en la historia que ejecutaran, además, una contabilidad de cada movimiento que hacían, cada intercambio monetario e incluso las horas a las que mató a sus víctimas. La personalidad exagerada y meticulosa de Landru le llevó a conservar anotaciones de cada franco que prestaba, que pedía, de cada billete de ida a Gambais que pagaba a su víctima y a él mismo, del billete de vuelta que solo se pagaba a él (pues ellas nunca volvían), e incluso y lo más espeluznante de todo, cuándo las asesinó:

El cuaderno de Landru

Estas anotaciones corresponden a cinco de las diez mujeres asesinadas por Landru junto a las fechas y horas que, según el inspector Belin, representaban los registros de sus asesinatos. Esta obsesión por anotarlo todo llevó al equipo de la I Brigada Móvil a conectar estos nombres con las denuncias de desaparición de cada mujer, añadiendo las siguientes: en el año 1915, la señora Cuchet junto a su hijo en enero, la señora Laborde-Line en junio, la señora Guillin en agosto y la señora Heon en diciembre, y en el año 1919 la señora Marchadier en enero.

Además, una de las páginas del cuaderno mostraba la siguiente lista:

Collomb

Buisson

Cuchet

Brésil

Havre

Babelay

Jeaume

Pascal

Marchadier

Heon

A partir de este instante, la investigación de Belin tomó una velocidad solo comparable con el asombro que cada miembro de la I Brigada Móvil sufrió a cada nuevo dato encontrado o, mejor dicho, corroborando cada nueva anotación encontrada, pues lo peor y lo mejor de la situación para Belin fue verificar sus propias teorías a través de las notas de Landru.

"Después del galanteo, las llevaba hasta su mansión y allí las ejecutaba, habiendo obtenido todas las propiedades, documentos y muebles con los que obtener beneficio"

Los resultados que arrojó la lectura detallada del cuaderno de Landru llevaron a confirmar que este no solo había residido en Villa Tric (Gambais) y asesinado allí a siete de las once víctimas, sino que previamente ya había alquilado una casa en Vernoullet, habiendo asesinado en aquella vivienda a las primeras viudas. Y es que el modus operandi de Landru consistía en, aprovechando la Gran Guerra y la cantidad insólita de viudas que poblaban París, emitir anuncios en prensa con promesas de matrimonio, ofreciéndose como galán apuesto, de buena reputación y con pretensiones matrimoniales. Después del galanteo, las llevaba hasta su mansión y allí las ejecutaba, habiendo obtenido durante el cortejo todas las propiedades, documentos y muebles con los que obtener beneficio una vez su dueña desaparecía. Así ejerció desde el año 1915 hasta el año 1919, defraudando tanto a solteras como a viudas, hasta tal punto que en el momento del arresto se le computaron doscientas ochenta y tres personas con las que mantenía correspondencia. Entre ellas, Landru elegía la que podría aportarle beneficios y desechaba a la que no tenía dinero, anotando estas consideraciones en su cuaderno.

Las pruebas

En los registros de Villa Tric, además de lo mencionado anteriormente se encontraron botones, grapas de metal, un alfiler de seguridad, una horquilla, restos de vidrios y tirantes de corsé. En el piso de la calle Rochechouart encontraron joyas, vestidos, documentos y demás enseres de las víctimas. La ausencia de cadáveres y la existencia de una gran cocina u horno hizo pensar a Belin que Landru quemaba a sus víctimas. Para comprobar la hipótesis de la incineración, éste trató de quemar una cabeza de oveja de kilo y medio en una cocina similar a la de Villa Tric, para lo que necesitó dos kilos de carbón y cuarenta y cinco minutos, dejando entre las cenizas restos óseos similares a los encontrados de las víctimas. En su empeño de demostrar el modus operandi de Landru, Belin quiso ir más allá e incineró una pierna de carnero de dos kilos y medio, que tomó una hora y diez minutos en consumirse. El olor que salía de la chimenea podía sentirse a lo lejos y coincidía con las descripciones de los testigos, incluidas las que afirmaron ver al inquilino de Vernouillet quemar algo de olor similar al final del jardín.

¿Quién fue Landru en realidad?

Resulta obvio resaltar que nada justifica el asesinato ni de una ni de mil personas bajo ningún concepto y, sin embargo, nos empeñamos en tratar de comprender qué ha llevado a una persona a terminar con la vida (en este caso) de diez mujeres indefensas en una sociedad que las relegaba a las labores del hogar y poco más, siendo necesaria la existencia en sus vidas de un hombre para hacer casi cualquier cosa.

El caso de Landru es fruto de una situación socio-cultural y política donde los escándalos económicos estaban a la orden del día y los mensajes positivos sobre ejercer la delincuencia (tomando atajos para conseguir el éxito) eran muy normales. Sin embargo, para entender el entorno completo donde nació Landru, debemos ir casi al momento del embarazo de su madre, pues en aquel momento ya encontramos elementos significativos de que algo no va bien.

"Después de vivir en diversos lugares ejerciendo múltiples profesiones, es acusado de fraude y abuso de confianza en los años 1900, 1901 y 1903, lo que le lleva a prisión"

Los informes forenses redactados en 1904 (y debemos tomar la ciencia de la época con cautela, gracias a los avances actuales) por el doctor Vallon, y en 1906 por el doctor Dubisson, muestran la historia de Landru repleta de sobresaltos, accidentes y traumas a su alrededor. Brevemente diré que el abuelo materno murió en el asilo D’Alénés de Clermont, que su tío materno se suicidó a la edad de 20 años y que su madre era una persona emocional e impresionable. Ella padeció a raíz de la muerte de un hijo una enfermedad mental durante dos años; nueve meses de ese periodo los pasó embarazada del propio Landru. Una hermana de Landru sufrió una neuropatía y un hermano murió de meningitis a los 18 años. Landru recibió de niño un golpe en la cabeza, tuvo fiebre tifoidea y meningitis. Los últimos días del servicio militar en el cuartel de infantería de San Quintín fue hospitalizado, padeciendo una hemiplejia transitoria izquierda, y con 40 años tuvo su segundo traumatismo bucal. Después de su paso por el ejército, Landru se colocó de contable en M. Desoignes, luego llamado Raimbaule, donde estuvo hasta 1894, y dejó una deuda de mil ochocientos francos. A continuación, comenzó a trabajar en una plomería y luego como supervisor de obra en la Garantía Inmobiliaria de un hombre llamado N. L. Henry, obteniendo un certificado de dudosa autenticidad, tal y como mencionan los registros policiales del 17 de abril de 1920. Después de vivir en diversos lugares ejerciendo múltiples profesiones, es acusado de fraude y abuso de confianza en los años 1900, 1901 y 1903, lo que le lleva a prisión. En la cárcel se le diagnosticó lipemanía (melancolía depresiva) con un cuadro de abatimiento y tristeza.

Como vemos, la carrera criminal de Landru no comienza con los asesinatos, sino mucho antes. Incluso ya apuntaba maneras desde la infancia en el arte de tomar atajos. Por ejemplo, el sacristán de la iglesia de Saint-Louis-en-l’Île declaró que Landru presumía de ser diácono, y este señor Guibert aseguraba que no fue así, que tan solo le prestó la ropa de la iglesia en contadas ocasiones. En algún instante de esa época, Landru tomó la determinación de dedicarse al mundo del crimen, después de invertir en una patente durante el año 1899 que resultó desastrosa, lo que provocó su ruina. En ese momento no encontró otro modo de recuperar su situación económica que estafando a posibles inversores de su invento, que él mismo califica de revolucionario, haciéndose pasar por ingeniero. Analicemos esta parte.

"Fue encarcelado siendo consciente de que había sido atrapado por la confesión de una mujer. Este será el detonante que fuerza a Landru a tomar una determinación mortal: no debe dejar huella en sus estafas, de ningún tipo"

Después de abandonar la escuela, se colocó en un bufete de arquitectos y partió al servicio militar. Allí fue declarado desertor, pero por un defecto en las comunicaciones quedó sin ser llamado a filas, por lo que nadie le buscó (Landru aprendía que era sencillo librarse de la justicia). Él tiene sed de éxito y no le basta con los trabajos corrientes, así que después de ejercer en varios oficios sin titulación, se inventó que era arquitecto ante los dueños del taller Alleaume y Lecoeur, afirmando haber construido grandes obras para posteriormente lanzarse al mundo del automovilismo, donde inventó la bicicleta a gasolina, la famosa patente que logró exponer pero que le supuso la ruina. A partir de entonces, Landru estafó a una cantidad ingente de personas y fue atrapado y encarcelado por ocho condenas a principios del siglo XX. Aunque los denunciantes de Landru superaron la veintena, la que más le afectó fue la cometida por la señora Falque, la cual le conoció a través de una agencia matrimonial el 10 de mayo de 1876. En aquel entonces, Landru aprendió a utilizar otros nombres (en este caso Lucien Guillet) y debió comenzar a estafar también a mujeres solteras y viudas. Como vemos, perfeccionó su sistema seleccionando a las víctimas más vulnerables. Pero fue encarcelado siendo consciente de que había sido atrapado por la confesión de una mujer. Este será el detonante que fuerza a Landru a tomar una determinación mortal: no debe dejar huella en sus estafas, de ningún tipo. Y las agencias matrimoniales no son un buen sistema de atracción de posibles víctimas.

Otro hecho dramático en la vida de Landru fue lo que le sucedió a su padre, Julien, conductor y librero de profesión, al enterarse de la primera condena de Landru. Manifestando que su propio hijo era un mentiroso y manipulador, se suicidó colgándose de un árbol en el bosque de Boloña el 28 de agosto de 1912. Dos años más tarde, Landru comenzó a asesinar adoptando más de noventa identidades, alquilando simultáneamente siete pisos y dos garajes para guardar los muebles de las víctimas, cuatro apartamentos y dos trasteros en las afueras de París para completar el patrimonio con la casa de Vernouillet primero y Gambais después.

El doctor Dubuisson dijo (1906):

“Landru es un desequilibrado que lo tiene todo, tanto antecedentes hereditarios como personales graves desde el punto de vista patológico”.

Y lo acusó al exceso de trabajo, al tormento moral prolongado que sufría y a un estado enfermizo que, sin llegar a la locura, no era lo normal. El propio doctor, sin embargo, no se atrevió a declararle irresponsable penalmente, y es que Landru tenía familia e hijos y una amante, lo que ofrecía cierta “estabilidad”. Sin embargo, utilizó a uno de sus hijos para ayudarle a vender muebles de las víctimas y hacer reparaciones en Villa Tric, lo que relega a la familia como mero instrumento.

Si repasamos su historia, vemos que Landru es calificado como una persona inteligente, de fácil palabra y buena capacidad de evocación de recuerdos, así como para mostrarlos de forma atractiva. Los forenses que lo interrogaron afirmaron que Landru tenía buena memoria, era buen razonador y de conversación interesante, que poseía una mentalidad alerta, flexible y astuta. Sin embargo, también manifestaron que Landru mostraba la actitud de alguien al que no debía reprochársele nada, bajo ningún punto de vista.

El juicio

Finalmente, Landru fue arrestado y el juicio comenzó el 6 de noviembre de 1921, durando veinte días, en los que, según los relatos, se produjo una “fiesta dedicada a la retórica” por todas las partes implicadas. El asunto fue conocido y seguido por todo París y está documentado en los periódicos de la época, así como en numerosas fotografías. Después del proceso, el jurado comenzó la deliberación el día 29 de noviembre de 1921, y en dos horas ya tenía el veredicto: “Debe cortársele la cabeza”.

La ejecución

Se produjo en la entrada de la cárcel de Versalles, por la mañana y frente a una gran multitud, el 25 de febrero de 1922. Los días previos, Landru escribió cartas al juez Bonin, y el propio día de la extremaunción tuvieron que esforzarse tres veces en despertarlo, pues dormía profundamente. Cuando Landru se colocó bajo la hoja de la guillotina y esta le segó la vida, su verdugo apuntó en su libreta:

Que significaba la hora de la ejecución (seis horas y diez minutos) y el clima (tiempo despejado).

Poco antes de morir, el abogado de Landru le preguntó si realmente asesinó a esas personas y él dijo:

“Ese, maestro, es mi pequeño equipaje”.

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