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Las justas de Don Quijote

Las justas de Don Quijote

En su último libro, Aurora Egido, sin lugar a dudas una de nuestras máximas expertas en estudios cervantinos, propone una relectura del Quijote desde la perspectiva de los torneos y justas que aparecen en el clásico. Se trata, pues, de un ensayo que desentraña los ideales de la caballería europea y que sitúa geográfica y culturalmente una obra cuya primera parte transcurre en Castilla y cuya segunda en Aragón.

En este making of, Aurora Egido muestra algunas claves de Don Quijote de la Mancha o el triunfo de la ficción caballeresca (Cátedra).

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Fruto de varios años de investigación en diferentes archivos y bibliotecas, he tratado de leer de nuevo el Quijote partiendo de la distinción entre sus dos partes, pues ambas corresponden a los reinos de Castilla y Aragón, así como de los ideales alimentados por una caballería internacional, extendida por Europa desde la Edad Media y trasladada luego a América.

En el capítulo dedicado a las órdenes militares sobresale la Cofradía de San Jorge, ligada al destino frustrado de don Quijote en Zaragoza y a su última meta caballeresca en Barcelona. Su espíritu corrió en paralelo con las novelas de caballerías, fundiendo la realidad con la ficción en torneos, sortijas, faquines y estafermos, imitados a lo vivo en procesiones y alardes. A su vez, las justas poéticas adoptaron sus formas y su lenguaje en fechas próximas al Quijote, reflejando los triunfos de la monarquía, la nobleza y la iglesia, que hicieron partícipe de todo ello al pueblo llano.

"La genealogía de burlas en la que ingresó don Quijote tuvo su reverso en Alonso Quijano el Bueno, conectado con los Quijada, que habían acudido, siglos antes, al celebre Paso Honroso leonés"

Nos centramos en la relación de Cervantes con la Orden de Predicadores y su participación en las justas zaragozanas por san Jacinto en 1599 y en las fiestas barcelonesas de 1601 por la canonización de san Raimundo de Peñafort, pues ellas ilustran las aventuras del hidalgo manchego, así como su relación con el Paso de la Fuerte Ventura medieval. Los encuentros en la plaza del Born ofrecen además la figura de un inusitado caballero catalán, que se hacía llamar Periandro, digno predecesor del protagonista del Persiles.

Aparte del capítulo dedicado a las prensas zaragozanas y barcelonesas que editaron novelas de caballerías, el careo con el Quijote de Avellaneda muestra la perspectiva con la que Cervantes se distanció del apócrifo, al tejer un nuevo tapiz caballeresco en el que su protagonista no perdió sin embargo dignidad alguna. La genealogía de burlas en la que ingresó don Quijote tuvo su reverso en Alonso Quijano el Bueno, conectado con los Quijada, que habían acudido, siglos antes, al celebre Paso Honroso leonés.

"La obra es, entre otras cosas, un arte de fingir, que arranca no solo del nacimiento de un personaje que se crea a sí mismo, sino del propio Sancho"

Cervantes libó en numerosos géneros para producir su propia miel escrituraria a través de un ejercicio máximo de imitación compuesta, que le permitió discurrir a lo libre inventando un personaje que lo transformaría todo en el panal de la locura. Claro que, a esta, se le pueden adjudicar las palabras de Polonio respecto a Hamlet, «Though this be madness, yet there is method in it».

El libro de Don Quijote de la Mancha recogió en clave de burlas toda una tradición que había teatralizado el mundo de la caballería andante no solo en los géneros literarios, sino en los desafíos, torneos y fiestas populares convertidas en espectáculo. Pero su autor se distanció de todo ello escribiendo a lo libre y creando una obra de nuevo cuño, destinada a una edad que “andaba necesitada de alegres entretenimientos”.

"La reducción de las aventuras caballerescas a las de un loco don nadie permitió a Cervantes alzar su obra como el paradigma de cualquier ficción"

La obra es, entre otras cosas, un arte de fingir, que arranca no solo del nacimiento de un personaje que se crea a sí mismo, sino del propio Sancho y cuantos personajes representan un papel en la comedia de la vida, ya sea caballeresca, pastoril, picaresca o de otro tipo. Años antes que Calderón en El gran teatro del mundo, Cervantes hizo que sus personajes se disfrazaran y fingieran un papel para despojarse finalmente de sus vestiduras, como hace don Quijote poco antes de morir.

Pero el gozo supuesto por la mímesis aristotélica, o arte de imitar y emular a los modelos en la vida real, se mostrará sin embargo tan complicado como imposible. Ello se comprueba desde los inicios cuando el hidalgo manchego, amigo de la carátula y de la farándula, se inventa a sí mismo, al igual que ocurre en otros episodios con titiriteros, retablos, gigantes y Arcadias fingidas, cuyos personajes trasladan a la realidad lo visto, leído o escuchado en novelas, romances, libros, pliegos, justas, torneos y festejos callejeros.

La reducción de las aventuras caballerescas a las de un loco don nadie, que se disfrazó con vestiduras y armas obsoletas, le permitió a Cervantes convertir su obra no solo en paradigma universal de un mundo que se resistió a desaparecer durante siglos, incluso como pasatiempo risible, sino a alzarse como el paradigma por antonomasia de cualquier ficción.

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Autora: Aurora Egido. Título: Don Quijote de la Mancha o el triunfo de la ficción caballeresca. Editorial: Cátedra. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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