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Las reliquias de un sueño, poemas de Manuel Ruiz Amezcua

Las reliquias de un sueño, poemas de Manuel Ruiz Amezcua

Manuel Ruiz Amezcua (Jódar, Jaén, 1952), publica en la editorial Huerga & Fierro Las reliquias de un sueño, un poemario en el que recrea la realidad, los símbolos, los ritos y los mitos de la humanidad. Treinta y tres poemas reivindicativos con los que, según el autor, pretende dar voz a todo y a todos y que se centra en “una cosa y en su contraria”, un aspecto que vertebra prácticamente toda su obra.

Zenda publica cinco de estos poemas.

El espíritu vacío

Consiguió crear siempre
una atmósfera de sospecha
alrededor de nuestro propio mundo.

Es imposible saber de su vida.

Nunca busca cobijo
en nada que lo ampare.

Nunca dijo su verdad.
Nunca dice la verdad.
Nunca nos dirá nuestra verdad.

Sus armas preferidas
son las voces del viento.

Sus ojos no se encuentran con tus ojos
y se pierden en lo oscuro,
en lo oscuro de lo oscuro.

Un ser extraño y más que loco, que ama
y dicta tu final.

En un mundo donde solo la muerte
nos dicta la verdad,
ya no hay nombres para Dios.

Tampoco para el Diablo.

Sinagoga del agua

(ÚBEDA)

Para Mª Dolores Granja y Pepe Crespo

En el agua del pozo
vi aquella mañana
las verdades del mundo
en la luz reflejadas.

El agua transparente
y su mirada clara,
un reino ya perdido,
que ampara cuando llama.

Vi la vida del fondo,
los símbolos del agua,
el cuerpo de la piedra
y las voces del alma.

Vi los forros del mundo
convertidos en nada.
Vi las cosas secretas
con la luz de la llama.

Aquel día de junio
el sol en la ventana
lo iluminaba todo
con aires de esperanza.

El alimento de los dioses

Lo que encierran los sueños
se agacha en los sepulcros
y se esconde en las grutas,
araña los tejados
y entretiene a los muertos.

Los sueños se alimentan
con la envidia de la falta.
Y los guía un dios casi desnudo
con la lanza rota por la lengua.

Una vieja dormida en su tristeza
pregunta a los demás por su destino.
Y un águila, cansada de los cielos,
asesina a un pastor en una cueva.

Reían las mujeres en la noche.
Las sombras se agachaban con el día.

Y era todo radiante como siempre.

La multitud dio gritos de alegría.

Y los buitres bajaban los cadáveres.

Paseo por el cielo
(BOMBARDEO DE JAÉN, 1 DE ABRIL DE 1937)

A José Mª Balcells

Veo la sangre desatada
de los que lloran siempre.

Veo al monstruo cerca de nosotros
apuñalando los ojos
y los dominios del sueño.

Y veo a las mujeres
con su carga de sufrimientos,
abrazando a sus hijos
o escarbando entre muertos.

Y veo la pesadilla
de la amenaza en el cielo,
donde ya nadie escucha nunca a nadie.

Y veo las manos del poder,
que se alimentan de oscuridad.

Veo que entra lo infinito…

Veo pájaros de fuego
donde respira la muerte.

Ítaca

Los cantos de las sirenas
son el canto del misterio
del universo, que hace imposible
la huida de tu pasado.

Impulsados por la oscuridad
son una fuerza terrible.

Son el viaje al inframundo
y la historia del regreso
a un presente desterrado.

Es la antigua presencia,
que regresa de nuevo,
y a la que ya no puedes dominar.

Es una eternidad mirando a otra
la que tiene su centro
en los caminos de lo universal,
y a la que no podremos dominar.

Por ella circula la vida.
Sin miedo, y con deseo,
te ofrecerá el camino.

Míralo de nuevo, y echa a andar.

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Autor: Manuel Ruiz Amezcua. Título: Las reliquias de un sueño. Editorial: Huerga & Fierro. Venta: Casa del Libro

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