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Las rolas de Lola: «Shape of My Heart»

Las rolas de Lola: «Shape of My Heart»

La semana pasada hablamos de la película Léon, el profesional, y esta semana vamos a hacerlo de la canción que acompaña a los créditos finales del film, «Shape of My Heart». La verdad es que auditivamente no pega mucho con el resto de la banda sonora, que no contiene otras canciones y que está compuesta de una manera muy cohesionada y uniforme por el multipremiado Éric Serra, colaborador habitual del director Luc Besson, pero el tema en sí, compuesto por el británico Sting en 1993, tiene algunas referencias en su letra que tocan algunos de los motivos que parecen en la película.

Según dijo el propio cantante y compositor, «quería escribir una canción sobre un jugador de cartas, alguien que no estuviera interesado necesariamente en ganar, sino que estuviera buscando una especie de lógica mística detrás de las leyes del azar, alguien con un ramalazo filosófico interior. Y parte de mi interés estaba en la idea de un jugador de cartas cuyo trabajo es nunca mostrar emoción, ni positiva ni negativa, lo cual lo convierte en una persona con la que es difícil convivir o tener una relación, porque le cuesta expresar su amor. Creo que ambas ideas, la de la reticencia sobre el ser capaz de expresar amor y la de tener intereses en la vida más allá de ganar, son probablemente parte de mí. Yo no creo que ya necesite ganar más. Disfruto jugando la partida por otras razones».

Como hemos visto otras veces al hablar de canciones usadas para acompañar a películas posteriores, rara vez hay un cien por cien de coincidencia entre la letra original y su aplicación al guion y sus tramas, pero en este caso lo que se aplica es el elemento de que Léon no «juega» a su (peligroso) juego por dinero ni por respeto, sino para encontrar alguna respuesta, o bien más allá de sí, o tan más acá que esté en su interior. La parte siguiente de «la sagrada geometría del azar» y «la ley oculta del resultado probable» quizá puede aplicarse también a los riesgos de su empleo como asesino por encargo, pero en su caso las geometrías y las leyes son más bien resultados garantizados que juegos de azar: el profesionalismo y meticulosidad de Léon hacen que no haya azares, sino resultados matemáticos.

En el estribillo Sting menciona los cuatro nombres en inglés de los palos de la baraja francesa (picas, tréboles, diamantes y corazones), con la salvedad de que lo que en español llamamos «tréboles» en realidad son «clubs», mazas de tres cabezas, un arma medieval, y las picas, que Sting llama «espada de un soldado», en realidad son «spades» o palas, que era lo que llevaban los zapadores para cavar zanjas antes de los combates o durante asedios. Lo del nombre de los palos de la baraja es muy curioso, porque por ejemplo en alemán a las picas las llaman «hojas», como las de un árbol, a los tréboles «bellotas» y a los diamantes «campanas». Supongo que en tiempos de no mucha alfabetización, cada jugador veía en aquellos cuatro dibujos lo que le parecía ver, como en un test de Rorschach. Pero en fin, para los propósitos de nuestra canción, los palos se convierten en dos armas de soldado, los diamantes en dinero y riquezas, y los corazones, que eso se mantiene en todos los idiomas, en los deseos y sentimientos de cada uno. El jugador de la canción dice que esto son armas de guerra, esto es dinero que ganar, pero que por ahí no va mi corazón. Si el tahúr de la canción es alguien que juega por motivos diferentes a todos, también Léon es un hitman diferente a todos los demás.

El otro motivo que mencionaba Sting, el del profesional tan acostumbrado a no mostrar sentimientos que traslada eso a su vida privada (¿o quizá es al revés?), también se le puede aplicar a León, siempre azorado e inseguro de cómo tratar a Mathilda, aunque como vimos al analizar la película, fue idea de Jean Reno el interpretar a Léon como si tuviera algún tipo de deficiencia mental. También de forma indirecta en la última estrofa están la idea de un amor no dicho, una máscara que se pone (en su caso las gafas y su semblante tan serio) y el hecho de que los que hablan de él no saben nada, que ya se enterarán de lo que vale un peine, y que el que tenga miedo está perdido. Un samurái profesional y meditabundo, pero peligroso, en suma.

La canción ha sido sampleada o versionada una docena de veces, especialmente esa famosa entrada de guitarra inicial. El single original de Sting no llegó siquiera a entrar en el Top 40 británico, aunque la carrera de Gordon Sumner (su nombre real) no se ha basado en los éxitos aislados, ni siquiera tras dejar su grupo anterior, The Police. Pero en el año 2002, dos artistas diferentes tuvieron la misma idea de hacer una especie de re-versión, con cambios en las estrofas e incluso ayuda del propio Sting en las voces. Estos fueron Sugababes, con «Shape», que llegó al puesto 11, y Craig David (featuring Sting, atribuido en el nombre y todo), con «Rise and Fall», que subió hasta el 2.

Vídeo oficial

Vídeo no oficial, con imágenes de la película

«Shape», de Sugababes

«Rise and Fall», de Craig David featuring Sting

Letra y traducción:

He deals the cards as a meditation,
and those he plays never suspect
he doesn’t play for the money he wins.
He don’t play for respect.
He deals the cards to find the answer,
the sacred geometry of chance,
the hidden law of a probable outcome.
The numbers lead a dance.

«I know that the spades are the swords of a soldier,
I know that the clubs are weapons of war,
I know that diamonds mean money for this art,
but that’s not the shape of my heart».

He may play the jack of diamonds,
he may lay the queen of spades,
he may conceal a king in his hand,
while the memory of it fades.

«I know that the spades are the swords of a soldier,
I know that the clubs are weapons of war,
I know that diamonds mean money for this art,
but that’s not the shape of my heart.
That’s not the shape, shape of my heart».

«And if I told her that I loved you
you’d maybe think there’s something wrong.
I’m not a man of too many faces.
The mask I wear is one.
But those who speak know nothing
and find out to their cost,
like those who curse their luck in too many places
and those who fear are lost».

Él reparte las cartas como una meditación,
y los que juegan con él nunca sospechan
que no juega por el dinero que gana.
No juega por respeto.
Él reparte las cartas para encontrar la respuesta,
la sagrada geometría del azar,
la ley oculta de un resultado probable.
Los números llevan el baile.

«Sé que las picas son las espadas de un soldado,
sé que los tréboles [las mazas] son armas de guerra,
sé que los diamantes significan dinero a cambio de este arte,
pero esa no es la forma de mi corazón».

Él puede jugar la sota de diamantes,
puede echar la reina de picas,
puede esconder un rey en la mano
mientras el recuerdo de eso se desvanece.

«Sé que las picas son las espadas de un soldado,
sé que los tréboles [las mazas] son armas de guerra,
sé que los diamantes significan dinero a cambio de este arte,
pero esa no es la forma de mi corazón».

«Si le dijera a ella que te amaba
quizá pensarías que algo va mal.
No soy un hombre de demasiadas caras.
La máscara que llevo es una.
Pero esos que hablan no saben nada,
y lo averiguan a costa suya,
como los que maldicen su suerte en demasiados lugares
y los que temen están perdidos».

Traducción de Rogorn Moradan

En el bar de Lola, cuando ella está de humor, a veces te deja pedir una canción. Eso sí, te vas tú a la máquina, te la buscas y te la pones tú, y luego te las apañas con los aplausos o los abucheos de la concurrencia. Si algún zendadano se anima, que busque cambio en el bolsillo, pida la siguiente y nos cuente algo sobre ella.

Todas las rolas de Lola, aquí.

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