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Los sables que llevaban los hombres que lucharon

Los sables que llevaban los hombres que lucharon

Coracero francés pintado por Madrazo

Los hemos visto innumerables veces en cuadros, películas, grabados, reproducciones, museos. Hace unos años, Arturo Pérez-Reverte nos permitió mirarlos de otra manera al reconstruir un trozo inolvidable de la historia de España en Un día de cólera.

Releyendo sus páginas estos días en los que celebramos la segunda edición del tour literario por aquel Dos de Mayo de 1808, nos hemos dado cuenta de cuán importante es la presencia de estas armas en nuestra historia y en esa novela. En ella los sables recuperan el objeto que tuvieron durante siglos, pero como lectores lúcidos no debemos olvidar lo que también nos cuentan, aquello de lo que es capaz el ser humano con un trozo de acero en sus manos: luchar por honor, resarcir injusticias, justificar egoísmos, ajusticiar infelices, construir imperios, detener tiranías, dominar sobre los fuertes, defender a los débiles. Y siempre es la misma hoja afilada; lo que cambia el sentido de su uso es el lugar del campo de batallas donde el azar, caprichosamente, haya colocado al hombre.

1. Sables franceses en el Día de Cólera:

1.1. La caballería pesada: CORACEROS

“En la puerta de Toledo, bajo las patas de los caballos rabones y los sables de los coraceros franceses, la manolería de los barrios bajos de Madrid combate enloquecida, con la ferocidad de la gente que nada tiene que perder y el odio insensato de quien solo anhela venganza y sangre. [..] Acometiendo con palos, cuchillos, piedras, chuzos, tijeras, agujas de espartero […]. Cogidos por sorpresa, los primeros coraceros se amontonan ahora desordenados, derriban gente a sablazos, intentan volver atrás o espolean sus monturas para salvar los obstáculos; mas los estorba el enjambre de civiles vociferantes que corta las riendas, apuñala a los caballos, se encarama a las grupas y da en tierra con los imperiales, entorpecidos por sus pesados cascos y corazas de acero, por cuyas junturas y golas, una vez en tierra, los atacantes meten sus enormes navajas.” (Un día de cólera. Arturo Pérez-Reverte) 

Sable-espada de caballería de línea (coracero)  modelo An XIII (1805)

Con un peso de 2,7 kg, un jinete no podía mantenerlo en alto con firmeza más de 60 segundos. Este fue el sable clásico de la caballería pesada y protagonizó todas las campañas napoleónicas entre 1810 y 1815, en manos de coraceros, carabineros y granaderos de la Guardia en las guerras del Imperio. Es característica su hoja recta y fuerte con los dos clásicos vaceos en cada cara filo, corrido al exterior y punta alineada al lomo.

Este modelo de sable es una evolución del modelo de caballería que tenía los planos de la hoja sin vaceos. En 1800, la Comisión de Armas de Fuego y Armas Blancas decidió sustituir el sable modelo 1784, adoptando un nuevo modelo unificado para la caballería y los dragones. Nació así el modelo An IX, de hoja plana con vaina de cuero y latón para los dragones y de hierro para la caballería, que no gustó por ser de hoja demasiado pesada, propensa a romperse y poco fiable, y también de vaina frágil, que se deformaba con facilidad y bloqueaba el arma.

Hubo numerosas quejas de oficiales, y por eso fue modificado en el modelo An XI (1803), casi idéntico al de las fotografías, disminuyendo la anchura de las abrazaderas de la vaina y adoptando la hoja con doble vaceo, que los antiguos sables de caballería de línea y dragones llevaban a partir de 1779, para de este modo aligerarle el peso.

Este modelo An XIII de la fotografía, heredero del An XI es un sable casi letal y protagonizaría las famosas cargas del mariscal Ney contra los cuadros ingleses en Waterloo.

1.2. La caballería ligera: HÚSARES, DRAGONES Y CAZADORES A CABALLO

“—Seis ejes de progresión, ¿comprendido?… Una columna de infantería entrará desde El Pardo por San Bernardino, otra de la Casa de Campo por el puente y la calle Segovia pasando por Puerta Cerrada, otra por Embajadores y otra por la calle Atocha. Los dragones, los mamelucos, los cazadores a caballo y los granaderos montados del Buen Retiro avanzarán por la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, mientras la caballería sube con el general Rigaud desde los Carabancheles por la puerta y calle de Toledo […].

Aquella es la crema de las tropas imperiales. La mejor caballería del mundo. A lo largo de la tapia sur de las caballerizas, escalonadas por escuadrones, las compactas filas de monturas y jinetes ocupan toda la extensión de la alameda hasta la plaza del Coliseo del antiguo palacio de los Austrias, centelleando puntas de lanza, cascos y cordones dorados bajo el sol de la mañana. La vanguardia está formada por un centenar de mamelucos y medio centenar de dragones de la Emperatriz. Los siguen doscientos cazadores a caballo y otros tantos granaderos montados, pertenecientes todos a la Guardia Imperial, y casi un millar de dragones de la brigada Privé. […]

El 2 de mayo de 1808 en Madrid o La lucha con los mamelucos, de Goya

Continúan llegando [a la Puerta del Sol] mamelucos a brida suelta. Tropiezan los caballos con los cuerpos caídos y siguen adelante a saltos y trompicones, dando corvetas con hombres agarrados a ellos en racimos testarudos y feroces que intentan derribar a los jinetes sin precaverse de los sablazos, mientras de todos los rincones de la plaza acuden corriendo paisanos enloquecidos con navajas en las manos, con escopetas de caza y trabucos que descargan a bocajarro en la cara de los caballos y en el pecho de los jinetes.» (Un día de cólera. Arturo Pérez-Reverte) 

Sable de tropa reglamentario de caballería ligera francés modelo an XI (fabricado 1802-1810)  

Es frecuente verlo en grabados y pinturas de la época, pues fue el sable clásico de tropa usado por húsares y cazadores a caballo en las guerras napoleónicas.

Su peso total era de 2,76 kg. El peso originó protestas, pero se mantuvo así, e incluso fue aumentado a 2,99 kg debido a un refuerzo añadido de la montura.

La vaina del modelo An IX (el antecesor) era demasiado ligera, se deformaba con facilidad e impedía extraer el sable. En 1802 se le dio una vaina de hierro más gruesa, y las abrazaderas de hierro planas y anchas fueron sustituidas por otras más estrechas semi-redondas. También el doble tornillo de fijación de la boquilla fue sustituido por sólo uno. Esa vaina nueva era tan robusta que algunas veces llegaba a lesionar al jinete al ser derribado.

Este sable respondía a la decisión en 1800 de establecer tres modelos de armas blancas: de coraceros y dragones; de caballería ligera para húsares, cazadores a caballo y artillería montada; y de infantería.

El  nuevo sable para caballería ligera se benefició de la experiencia de los sables a la húngara, y fue distribuido progresivamente a las unidades; su principal novedad era que llevaba gavilanes, hasta entonces reservados a los sables de caballería pesada. La intención era también una hoja equilibrada entre corte y punta, con menos flecha (curvatura) que los modelos a la húngara. El objetivo era lograr un sable más polivalente tanto de corte como de punta.

Dragón en la Batalla de Jena

2. Sable español en el Día de Cólera: EL SABLE DE DAOÍZ

«[…]  Daoíz es incapaz de pensar, ofuscado por el fragor del combate ronco de dar gritos y cegado de pólvora. Se mueve entre brumas. Ni siquiera puede concertar los movimientos del brazo que maneja el sable, y su instinto le dice que, de un momento a otro, uno de los muchos aceros que buscan su cuerpo le tajará la carne.

[…] En ese momento Lagrange, que tiene el sable en la mano, toca con la punta de éste, despectivo, una de las charreteras del artillero.

—Traître! —lo increpa.

Es evidente que el capitán herido entiende el idioma francés, o intuye, al menos, el sentido del insulto. Porque su rostro, blanco por la pérdida de sangre, enrojece de golpe al oírse llamar traidor. Después, sin pronunciar palabra, incorporándose de improviso con una mueca de dolor y violento esfuerzo sobre la pierna sana, tira un golpe de sable que atraviesa al francés. Cae hacia atrás Lagrange en brazos de sus ayudantes, desmayado y echando sangre por la boca. Y mientras estalla un confuso griterío alrededor, varios granaderos que están detrás acometen al capitán español y lo traspasan por la espalda, a bayonetazos.» (Un día de cólera. Arturo Pérez-Reverte) 

Dos de mayo, Sorolla

Casaca del capitán de artillería Luis Daoiz

Sable de oficial de infantería o artillería en la Guerra de la Independencia 

Presenta empuñadura de estribo de hierro en «P» de frente muy amplia con galluelo rizado hacia el lomo rematado en rizo plano, larga ranura para fiador en guardamano, monterilla corrida hasta la virola, puño de madera con torzal, escudetes cónicos para encajar en la vaina. Hoja muy curva “a la mameluca”, de lomo casi redondo con canales y filo corrido al exterior, sin bigotera ni vaceos, filo y contrafilo en la pala. Vaina de hierro con dos abrazaderas estrechas y anillas, batiente muy estrecho y asimétrico.

Su peso es de 1,3 kg; un sable ligero basado en el modelo 1807. Inspirado en sables reglamentarios ingleses y con influencia oriental en lo curvo de la hoja, se trata de un modelo utilizado durante la Guerra de la Independencia. A menudo con hojas inglesas, algunos oficiales adoptaron estos modelos a título particular, montados en Toledo o en Cádiz sin sujeción a reglamentos. La hoja tan curva aumenta la eficacia del corte de filo. Las pequeñas dimensiones y escaso peso nos indican que se trata de un arma adaptada o utilizada tanto por un oficial de infantería como de artillería.

Después de la campaña napoleónica de Egipto, en toda Europa proliferaron sables con hojas muy curvas, y normalmente sin vaceos, al estilo de los shamshirs que portaban los jinetes mamelucos, combinados en ocasiones con guarniciones a la europea. Este sable pertenece a ese último grupo, y presenta junto a una guarnición propia del modelo 1796 inglés para la caballería ligera, una hoja de dimensiones contenidas, apta también para la esgrima a pie. Se trata de un sable que, aunque ligero y manejable, tiene la suficiente capacidad de corte como para ser utilizado con notable efectividad, sin embarazar a su usuario. Que se lo digan a Lagrange. 

Glosario (fuente)

Partes de la hoja 
Bigotera Zona corta sin filos y plana próxima a la empuñadura. En ella se solían poner las marcas del armero. Ricasso
Canales Acanaladuras más estrechas y profundas que los vaceos.
Contrafilo Borde cortante de la hoja, normalmente opuesto al filo principal, de menor longitud y próximo a la punta. False Edge
Espiga  Zona de la hoja que queda cubierta por la empuñadura y se remacha o atornilla en su extremo para asegurar ésta. Tang
Filo  Borde cortante de la hoja. Una hoja de espada puede tener uno o dos filos. Edge
Hoja Elemento principal, cortante y/o punzante, de un arma blanca. Blade
Lomo Borde no cortante. Puede ser de sección cuadrada o redonda. Butt
Mesa Zona plana presente en parte o la totalidad de la hoja. Cuando se describe una hoja, lo más habitual y correcto es contar sólo las de una cara, es decir, la mitad de las realmente existentes.
Pala Zona de la hoja próxima a la punta, sin vaceos ni canales, habitualmente con doble filo.
Punta Extremo agudo de la hoja más alejado de la empuñadura. Point
Recazo Zona plana y más estrecha que el resto de la hoja, entre la espiga y ésta. Sólo presente en las antiguas espadas con empuñadura de taza o concha, visible entre éstas y los gavilanes. También allí se imponían marcas del espadero. Ricasso
Vaceos Acanaladuras anchas longitudinales presentes en algunas hojas para mejorar sus condiciones de peso manteniendo su resistencia. Fuller

Partes de la guarnición 
Botón de Espiga Perilla Capstan Rivet
Cazoleta  Taza de tamaño reducido.
Cruz Elemento compuesto por dos brazos transversales a la hoja que protege la mano de la hoja del rival. Cross-guard
Empuñadura En sentido amplio, guarnición. En sentido estricto, zona de la guarnición que sirve para sostener la espada. En este sentido, con frecuencia se la denomina puño. Hilt
Galluelo Gavilán corto y normalmente curvado hacia la punta. Quillon
Gavilanes Cada uno de los brazos que forman la cruz. Quillons
Guardamano Parte de la guarnición evolucionada a partir de la cruz que normalmente llegaba hasta el extremo de la empuñadura, envolviendo de esa forma completamente la mano. Guard, Knuckle Bow
Guarnición Todos los elementos de la espada que sirven para sostenerla o para proteger a la mano o manos que la empuñan. Hilt
Junquillo Cordel de cáñamo empleado para mejorar el agarre de empuñaduras de madera. Se recubría posteriormente de cuero.
Lija Piel de una especie de tiburón de color claro utilizada para cubrir el puño de la espada, especialmente en armas navales. Fish skin
Monterilla Pequeño pomo. Se dice que es corrida cuando está provista de una cola que se prolonga hasta la virola, cubriendo el largo del puño por el lado interior.  Backstrap
Montura Guarnición. Hilt
Perilla Especie de pomo diminuto sobre el que se remachaba la espiga de la hoja en algunas espadas.  Capstan Rivet
Pomo Extremo esférico de la empuñadura de las espadas antiguas que cumplía una doble función: contribuir a equilibrarla y permitir ayudarse con la otra mano al empuñarla. En las modernas se la denominaba monterilla, y era de menor tamaño. Pommel
Puño Zona de la guarnición empleada para sostener la espada. Grip
Seguro Elemento que permite asegurar la espada introduciendo en él el dedo índice. Normalmente era una anilla de cuero o metal.
Taza Guardamano de forma semiesférica utilizado en antiguas espadas como las roperas del siglo XVI y XVII.  Cup-hilt
Torzal Alambre retorcido usado para reforzar la empuñadura o para sostener el cuero que la cubre. Twisted Wire
Virola Especie de anillo usado para reforzar uno o ambos extremos del puño de la espada.  Ferrule
Zapa Piel de tiburón empleada para cubrir el puño de la espada, como alternativa al cuero. Shark skin

 

Partes de la vaina 
Anilla Aro metálico adosado a la vaina que sirve para colgar el arma del correaje. Suspension Ring
Batiente Elemento de refuerzo situado en la punta de las vainas metálicas. Scabbard Drag
Boquilla Anillo o boquilla presente con frecuencia en vainas metálicas. Scabbard Throat
Botón Situado en el brocal o próximo a él, este elemento servía para sujetar la vaina al tahalí (correaje), en las vainas sin anillas.
Brocal  Elemento metálico de refuerzo situado en la boca de las vainas de cuero o madera. Pipe
Contera Elemento metálico de refuerzo situado en la punta de las vainas de cuero o madera. Head
Vaina Funda realizada en metal, cuero o madera que protege la espada frente a la oxidación y a su filo de posibles golpes. Scabbard, Sheath

 

 

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