Inicio > Firmas > Romanzas y donaires > Madrileñofobia
Madrileñofobia

El día que Galdós llegó a Madrid, se apeó del tren procedente de Alcázar de San Juan tras varias jornadas de travesía en barco desde Canarias y sintió algo parecido a un desencanto. La villa no desprendía el atractivo que glosaban Larra, Zorrilla y tantos otros a los que leía con pasión en Las Palmas. De aquella primera impresión dejó escrito que le asquearon sus calles estrechas y sucias, su pueblo desmandado y su olor a pobreza, así que se refugió en tertulias, amistades y pensiones esencialmente canarias. Cincuenta y ocho años después, en 1920, Galdós era despedido como un madrileño más. Se había abrazado ya a Madrid en aquellos últimos años, entre la pobreza y la ceguera, tras una vida larga y prolífica, donde tanto le dio la ciudad a él como él a la ciudad. Consiguió abrirle la puerta de sus calles y sus gentes al mundo, tanto que para muchos Madrid será siempre lo que Galdós dejó reflejado en sus páginas, del mismo modo que Londres será para tantos lo escrito por Dickens, o París lo reflejado en Balzac. Lo dijo bien María Zambrano: Galdós es ese poeta que toda ciudad necesita para existir. Decenas de miles de madrileños así lo certificaron, acompañando su cadáver hasta el cementerio de la Almudena, donde todavía descansa.

"Galdós se fue madrileño de este mundo no por un apellido, no por un árbol genealógico, no por una partida de nacimiento"

Dada esta madrileñización tan legendaria, con el objetivo de plantar cara a la madrileñofobia que impera en los últimos días, me propuse buscar un artículo donde Galdós reflejara en primera persona su pasión desaforada por Madrid: no lo encontré. Así que me disponía a dar por cerrado este tema sin columna que lo tratase, pero entonces me di cuenta de que precisamente este es el mayor encanto de la región. Madrid no necesita grandes loas regionalistas, no exige sacrificios provincianos, no reclama limpieza de sangre. Galdós se fue madrileño de este mundo no por un apellido, no por un árbol genealógico, no por una partida de nacimiento. Galdós se fue madrileño no porque le dedicara esos miles de artículos elogiosos que no encontré. Galdós se fue madrileño porque quiso. Y así ocurre con tantos otros, entre ellos los miembros de mi familia, que vinieron desde Segovia sin que ninguno se llamase Almudena o Isidro, y en pocos meses eran indistinguibles dentro del friso costumbrista en que se había convertido la ciudad: inmigrantes, gatos de cuatro apellidos, gitanos, caucásicos, rockeros, mods, funcionarios o mediopensionistas.

"Me veo aquí, escribiendo una suerte de elogio a la patria chica, y noto que algo chirría, por lo que vengo explicando: la ciudad no lo necesita"

He vivido en otras ciudades y nunca sentí la necesidad de restregar mi condición de madrileño por ahí. No he celebrado nunca el Dos de Mayo. No conozco el himno de la región. La bandera sí la conozco, pero no he visto jamás a nadie que la enarbole. Sus bailes, trajes, ríos, sierras, alcaldes, escudos, panoplias y costumbres me la traen al pairo. Sin embargo, me veo aquí, escribiendo una suerte de elogio a la patria chica, y noto que algo chirría, por lo que vengo explicando: la ciudad no lo necesita. Yo vivía contento exhibiendo aquella actitud que contaba muy bien el madrileñísimo Javier Krahe: Londres es más moderna, París es más hermosa, Barcelona es más europea… pero Madrid tiene el Prado. No necesita que le doren más la píldora. Seguirá siendo acogedora con los que llegan, solidaria con las tragedias foráneas (pese a que no lo sean con ella en la tragedia propia), multicultural, abierta, humilde en la mayor parte de sus rincones, culturalmente coqueta, afable, accesible. Por mucho que esta columna moleste, más a ella misma que a los madrileñofóbicos que se manifiestan por todas partes, quiero dejar claro que nace de la indiferencia a la que nos aboca «nuestro» terruño, sin importar quién se identifique con ese posesivo.

4.6/5 (154 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios