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María Oruña: «Hay gente que posee bienes que serían casi patrimonio inmaterial pero que mantienen ocultos»

María Oruña: «Hay gente que posee bienes que serían casi patrimonio inmaterial pero que mantienen ocultos»

Como una llamada de atención para valorar el patrimonio histórico de España y, en concreto, de Galicia, define la escritora María Oruña su nueva novela, una investigación casi detectivesca de una leyenda de hace mil años y en la que se ha encontrado con restos románicos «abandonados en medio del bosque».

El bosque de los cuatro vientos, publicado por Destino, es el título de esta nueva novela de María Oruña (Vigo, 1976), la primera que ambienta en su tierra natal después de la trilogía protagonizada por la teniente Valentina Redondo y que transcurre en Cantabria.

Una investigación histórica «aventurera» es la que ha llevado a cabo Oruña para esta novela: «Nunca pensé que fuese a averiguar tantas cosas de la leyenda. Fue como una aventura y no me creía haber podido llegar hasta donde llegué», indica la autora en una entrevista con Efe.

Y en su labor, señala, descubrió «vestigios que habían ido quedando sobre esa leyenda» y que estaban «guardados en silencio sin que nadie les diera importancia».

Una leyenda que surge del monasterio de Santo Estevo, en Ourense, donde se custodiaban nueve anillos «mágicos», que habían pertenecido a nueve obispos que, entre los siglos X y XI, pasaron allí sus últimos días. Aquellas reliquias fueron reunidas en una cajita de plata, y los que la tocaban decían que sanaban de sus dolencias, explica la autora.

Y a pesar de que todo lo que había llegado a documentar esa historia se perdió con la desamortización y la exclaustración definitiva de los monasterios españoles en 1835, había escudos de piedra en el Monasterio de Santo Estevo y en otras edificaciones con las nueve mitras de los obispos que recordaban que «había una verdad tras el mito».

El último registro escrito sobre estos anillo es del siglo XVII y, a partir de ahí, no se sabe qué pasó con ellos: «Desaparecen sin que nadie diga nada, algo que me extrañaba mucho y por eso la investigación personal y literaria fue por caminos muy parecidos a los del protagonista de la novela, Jon Bécquer», recuerda Oruña.

Bécquer es un inusual antropólogo que trabaja localizando piezas históricas perdidas, pero el inicio de sus investigaciones sobre los anillos en Santo Estevo coincide con la aparición de un cadáver en la huerta del antiguo monasterio.

Un personaje, señala Oruña, que está inspirado en Arthur Brand, conocido como el «Indiana Jones del mundo del arte», que ejerce en gran medida como detective para encontrar piezas robadas o desaparecidas. Entre sus logros se encuentran la localización del anillo de Oscar Wilde o una corona etíope, casos que aparecen también en la novela.

En el libro de Oruña se vislumbra también ese mercado del arte desconocido «donde hay gente que posee bienes que serían casi patrimonio inmaterial pero que mantienen ocultos y a los que solo acceden ciertas élites», indica.

En la novela transcurre también paralelamente otra historia ambientada a comienzos del siglo XIX, cuando un doctor se instala en el monasterio con Marina, su hija, para servir como médico. Una joven interesada en la medicina y la botánica pero sin permiso para estudiar que luchará contra las limitaciones impuestas.

Una época que eligió la autora por tratarse de un momento de crisis y cambio, cuando tras siglos del poder intocable de la Iglesia, se transforman los valores y la Ilustración va llegando y que ha sido poco tratado en la literatura, indica.

Este libro está dedicado a Galicia y en él, destaca, ha intentado recoger «la aspereza, el calor de esta tierra, la dureza, la forma de ser, el tipo de humor, el paisaje». «Con modestia, ofrecer un aroma de este lugar».

María Oruña recuerda también cómo conoció el monasterio, hoy convertido en Parador Nacional, y cómo el llamado Claustro de los Obispos ejerció durante años sobre ella el poder de un imán. Entonces no era escritora, ejercía como abogada, pero sabía, y así se lo dijo a una amiga, que algún día escribiría la historia de ese sitio.

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