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Márkaris: «Las redes sociales llevan el discurso político a la altura del betún»

Márkaris: «Las redes sociales llevan el discurso político a la altura del betún»

Enfurecido por la situación en la que se encuentra la universidad griega, el escritor Petros Márkaris trata en su nueva novela, «Universidad para asesinos», sobre este mundo, sin obviar otras cuestiones como la de las redes sociales, que cree han llevado el discurso político «a la altura del betún».

En un encuentro con periodistas, el creador del comisario Kostas Jaritos ha considerado este jueves en Barcelona que, sin embargo, todavía no se puede sentenciar cómo acabará afectando en el día a día la irrupción masiva de internet en todo el mundo.

«Algunos dicen que se puede crear todo un movimiento. Igual sí, pero también sirve para el blanqueo de capitales o para introducir ideas de extrema derecha. Es una herramienta que se puede utilizar de una manera u otra, pero lo que sí ha ocurrido es que ha llevado el discurso político muy hacia abajo y esto lo aprovecha la extrema derecha para hacer daño», ha señalado.

A la vez, se ha mostrado muy crítico con el hecho de que los políticos, ahora, «más que discursos hagan eslóganes».

Publicada en castellano y catalán por Tusquets, en «Universidad para asesinos» Jaritos deberá investigar el asesinato de un influyente político, antiguo profesor universitario de Derecho, que aparece muerto en su piso, al parecer tras haber ingerido una tarta envenenada entregada por un desconocido.

El novelista, además, muestra como su comisario puede llegar a ascender en el escalafón policial de Atenas al quedar vacante la plaza que dejará el director Guikas por su jubilación.

A pesar de ello, ha dejado claro que Jaritos, el policía casado con la tradicional Adrianí y que sólo lee diccionarios, no está tentado por el poder.

«Está en proceso de alcanzar un ascenso, que no se si ocurrirá, aunque yo creo que se lo merece, pero hay políticos que no lo ven tan claro e igual lo obstaculizan», explica.

Petros Márkaris ha confesado que para iniciar una nueva historia siempre necesita enfurecerse por algo y hace un tiempo lo que le causó una rabia terrible fue conocer lo que sus amigos académicos le contaban de la «situación dificilísima por la que pasa el mundo universitario griego».

En este punto, ha aseverado que muchos profesores cogen bajas temporales para «convertirse en políticos, unos porque quieren tener una cartera ministerial y otros porque quieren convertirse en celebridades públicas, sabiendo que cuando terminen sus carreras podrán volver a la universidad por la puerta de atrás».

Mientras están fuera, sus sueldos no se destinan a sustitutos, y la consecuencia, según Márkaris, es que «los estudiantes pueden quedarse sin profesores y clases, lo que es inaceptable en un país que debido a la crisis ya lo pasa muy mal».

La novela, ha subrayado, le ha hecho «muy feliz, porque ha provocado que en el mundo académico ahora la mitad del colectivo de profesores» le odie y la otra mitad le adore.

Otra problemática es que muchos profesores, que ha denominado de la Generación de la Politécnica, de los años setenta, están en proceso de jubilación, pero «no hay suficientes medios para contratar a otros».

Ha puesto como ejemplo que él mismo impartió hace un tiempo un curso sobre el «Fausto» de Goethe y al principio había 80 estudiantes, pero acabó con 800 porque «los jóvenes están sedientos por aprender, pero la Universidad no puede cubrir las bajas de profesores por falta de medios».

Para el escritor, eso es un retrato de la Grecia de hoy: «Yo, que no soy académico, hice ese trabajo, mientras que los que son académicos no pueden hacerlo», recalca.

Muy crítico con el actual gobierno de su país porque «cometió al principio del mandato errores garrafales» y europeísta convencido, ha argumentado que el problema de la Unión Europea es que «fue creada en base al mercado común con una única visión económica y de las finanzas, pero sin instrumentos políticos».

Asimismo, ha reflexionado sobre los movimientos de extrema derecha en el Viejo Continente y los ha atribuido, en parte, a la «desesperación» de muchas personas por la crisis económica desde hace años. «Nadie que esté en una situación desesperada puede pensar de forma clara», ha apostillado.

Preguntado por si su último enfado ha dado frutos literarios, ha dicho que sí y ha desvelado que ya tiene otra novela, aunque sólo ha querido avanzar su título: «La edad de la hipocresía».

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