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Misa solemnis

La carretera que conduce de Calvi a Ostriconi, en la cara noroeste de la isla de Córcega, no serpentea demasiado, pero existe algún recodo que si la suerte no acompaña puede ofrecer al conductor más avezado cierta sensación de seguridad que haga bajar la guardia, sobre todo si se conduce a las cinco de la mañana, tras un amistoso encuentro que se hubiera postergado en años y la mente anduviera invadida por los sueños rotos y las vidas que pudieron haber sido y ya no podrán vivirse jamás. No son más de 40 kilómetros, con Niza y Cannes al otro lado del Mediterráneo, pero pueden ser mortales, como lo sería cualquier excursión sencilla o una simple ducha si se dieran las condiciones propicias.

"En cuanto a las fotografías de Antonia, son desde luego imaginarias, como lo es su autora, pero su forja como personaje vale para atestiguar desde el embrujo más sublime el poder que tiene la luz para fijar los cuerpos, la vida, en la confirmación de que el pasado siempre fue antes presente"

Así lo fueron, funestas, para la protagonista de la última novela de Jérôme Ferrari (París, 1968), que entrega esta nueva pieza tras haber recibido el premio Goncourt con su anterior obra, El sermón sobre la caída de Roma (2012). A su imagen (2018) ha sido galardonada con los premios Le Monde 2018 y Méditerranée 2019. Que Bernard Pivot haya expresado que si Ferrari no hubiera ganado el Goncourt anteriormente es probable que lo hubiese recibido ahora por esta novela, a modo de sermón que no sermonea, invita a pensar que estamos ante una buena inversión de tiempo y de dinero; porque, a veces, las supuestas pérdidas se convierten en ganancias por arte de magia del arte y de la magia.

Antonia morirá en las primeras páginas de la novela, de regreso a la casa familiar, en aquella carretera de Córcega. Así se llama la protagonista de A su imagen, o Antonia V., o la ahijada del párroco, o la hermana de Marc-Aurèle, o la fotógrafa de bodas que antes lo fue de guerras, en fin, la mujer que a partir de hacer su primera fotografía en 1979 se entregó de pleno a confiar en la prodigalidad del azar, una orgullosa continuadora del legado artístico de reporteros gráficos como Gaston Chérau, Rista Marjanović, Eddie Adams, Don McCullin, Gérard Malie, Kevin Carter y Ron Haviv (en la novela se muestran con sus obras y nombres,  o con los de otros que hacen de trasuntos ficticios de ellos mismos). En cuanto a las fotografías de Antonia, son desde luego imaginarias, como lo es su autora, pero su forja como personaje vale como epítome del espíritu aventurero y testimonial de cuantos fotógrafos se hayan jugado el cuello por mostrar el horror de los conflictos bélicos y la abyección de las acciones humanas extremas más intolerables, pero también para dejar constancia de las miradas de goce entre los seres humanos y atestiguar desde el embrujo más sublime el poder que tiene la luz para fijar los cuerpos, la vida, en la confirmación de que el pasado siempre fue antes presente. Jérôme Ferrari no necesita más que el relato intercalado de acontecimientos acaecidos en el último siglo para dejar cuenta de todo ello, de 1911 a 2003.

"A los acontecimientos en la vida de Antonia que irá recordando el cura en su sermón, se suman algunos hechos relevantes de la historia política de Córcega"

Lo que se cuenta tras la muerte de Antonia, acontecida en una madrugada de agosto, es la bisagra vital de la protagonista en forma de misa de difuntos, oficiada por su tío y padrino, el mismo cura de fe frágil que inoculó el virus de la fotografía en la joven con inquietudes. Aquí es pertinente hablar de la estructura del libro, uno de los atractivos añadidos, montado sobre el dibujo de una misa de principio a fin —con sus ritos de entrada, la liturgia, el evangelio, la eucaristía y los ritos de salida— y con epígrafes gráficos a partir de fotografías selectas que, imaginamos, por un asunto de derechos de imagen no se han podido mostrar en estas páginas, aunque sí se citen sus descripciones y cronología (1911, 1915, 1973, 1979, 1983, 1984, 1989, 1990, 1992, 1997, 2003). El lector curioso puede reseguir la pista de sus autores en el apartado de agradecimientos.

A los acontecimientos en la vida de Antonia que irá recordando el cura en su sermón, se suman algunos hechos relevantes de la historia política de Córcega (nacionalismo, frente de liberación…), así como de los dramas bélicos de la zona balcánica tras la caída del muro de Berlín, un territorio plagado de incidentes en la historia reciente de Europa, donde la fotógrafa encontrará fuente de inspiración para su trabajo y aliento vital para su día a día, en Vukovar o Belgrado, pero también en las corsas Ajaccio o Palasca. La selección vale como elocuente álbum de fotos.

"Las fotografías de Antonia y la escritura de Jérôme Ferrari logran que el cúmulo de instantes que contiene una vida perviva para alegría de cuantos lectores se aproximen a estas páginas. El sentimiento tras la conclusión de A su imagen sabe a batalla ganada"

Ferrari, profesor de filosofía en Córcega, Argelia y, actualmente, en Abu Dabi, conoce la extraterritoriedad como su protagonista, porque el concepto va más allá de lo geográfico para instalarse como un estado anímico en el devenir cotidiano de quien lo padece. En estas circunstancias se vive ajeno al espacio, pues el espacio va con uno, se vive inmerso en él. Ese espacio es el de la creación. Tanto Antonia como su creador lo comparten, y comparten además el hecho de que en las disciplinas artísticas que practican, el tiempo se fija, no se suspende, como ocurre con la pintura. La escritura y la fotografía fijan, en efecto, el tiempo, sea el de una vida entera o el de un simple instante.

El colofón con el que se cierra el volumen viene al pelo de lo que se plantea en la novela. Recoge las palabras de Cristina García Rodero, y en él asegura que “La fotografía es una lucha. El enemigo es el tiempo y vences cuando consigues congelarlo en el momento adecuado, evitando que algo que habla de ti y de lo que está pasando muera y desaparezca para siempre.” Las fotografías de Antonia y la escritura de Jérôme Ferrari logran que el cúmulo de instantes que contiene una vida perviva para alegría de cuantos lectores se aproximen a estas páginas. El sentimiento tras la conclusión de A su imagen sabe a batalla ganada.

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Autor: Jérôme Ferrari. Traductora: Regina López Muñoz. Título: A su imagen. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todos tus libros, AmazonFnac y Casa del Libro.

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