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«Natacha», de Luisa Carnés: la novela como pan intelectual del obrero

«Natacha», de Luisa Carnés: la novela como pan intelectual del obrero

El pasado tres de enero se cumplieron ciento quince años del nacimiento en Madrid de Luisa Carnés, una de las voces femeninas fundamentales de la narrativa española del siglo XX. Defensora activa de la causa republicana, cuando terminó la guerra se vio obligada a marchar a Francia. Gracias al ofrecimiento del presidente Lázaro Cárdenas, se libró de ir a un campo de concentración, terminando exiliada en 1939 en México. Allí permaneció hasta su muerte en marzo de 1964 en un accidente de automóvil.

Escribió su primera novela, Natacha, muy joven, y a comienzos de los años treinta estaba considerada por la crítica como una de las más prometedoras narradoras. La reedición de este libro por Renacimiento es una maravillosa noticia, tanto para sus lectores como para todos los que intentamos reivindicar el papel central de la mujer en la historia de la literatura contemporánea española.

En esta obra están presentes elementos propios de la novela de folletín y la influencia clara de autores rusos como Gógol y Tólstoi. En palabras de la propia autora:

Natalia Valle es una modista madrileña, aprendiz primero y maestra de sombreros después. Conocía de primera mano la miseria del vivir cotidiano que se respiraba en cualquier casa obrera, y sabía, solamente a través de los escaparates de la casa Lhardy, que existía un mundo de bienestar para unos pocos, que no son precisamente los habitantes de las barriadas.

En el Madrid de comienzos del siglo XX, el trabajo infantil era algo común entre las familias obreras. Los escasos ingresos que entraban en los hogares de las clases más bajas llevaban a los padres a emplear a sus hijos. En casa de los pobres se aprende antes a llorar que a reír, y los hijos de los pobres aprenden antes a pedir el pan que los besos, diría la autora, haciendo referencia a este tema. Respecto a la situación de la mujer, ésta estaba condenada, casi siempre por su escasa formación y las tempranas y repetidas gestaciones, a casarse o a trabajar en condiciones muy precarias: Y le enseñó el camino del trabajo, que es tan largo y penoso como el de la vida. 

"Al inicio del período republicano, la sociedad española estaba inmersa en los modelos sociales tradicionales. La población femenina asalariada apenas superaba el millón"

Durante más de una década fue una niña obrera, y su infancia transcurrió entre las cuatro paredes de un taller dedicado a la confección de sombreros. La vida de una sombrerera era bastante dura: en este sector predominaba el personal femenino, y la jornada laboral en años previos a la Segunda República podía alcanzar las doce horas, con salarios muy bajos. A todo esto, hay que sumarle que estas y muchas otras trabajadoras se veían habitualmente sometidas a diferentes tipos de acoso, dentro y fuera del entorno laboral. Al inicio del período republicano, la sociedad española estaba inmersa en los modelos sociales tradicionales. La población femenina asalariada apenas superaba el millón, y en torno a la mitad se dedicaba al servicio doméstico o a trabajos no cualificados. En la etapa republicana se incrementó el número de mujeres dedicadas a profesiones liberales, todo esto teniendo en cuenta que, al inicio de la República, el porcentaje de analfabetismo femenino se había reducido significativamente en relación con el existente a comienzos de siglo.

Fotografía que ilustra el acceso de las mujeres a la universidad

Los personajes femeninos de la novela representan los distintos perfiles de mujer existentes en aquel momento. La protagonista aparece como la mujer nueva, enfrentada a los obstáculos sociales, la mujer de clase baja, que pasa del taller a la fábrica, simbolizando a todas las obreras que vivían explotadas. Este personaje revive parte de las experiencias vitales de la autora, entrecruzando ficción y realidad. Todo está organizado en dos planos: por un lado la vida familiar y laboral de la joven, y por otro la relación surgida a raíz de la convivencia con Gabriel Vergara. La escritora propone una postura diferente respecto al modelo de sexualidad femenino tradicional. Natacha representa una renovación de la imagen de la mujer y plantea el cuerpo femenino como el lugar donde sucede la opresión. 

"La exclusión de Luisa Carnés de casi la totalidad de estudios sobre la narrativa española del primer tercio del siglo XX es consecuencia directa del Pacto del Olvido"

La exclusión de Luisa Carnés de casi la totalidad de estudios sobre la narrativa española del primer tercio del siglo XX es consecuencia directa del Pacto del Olvido, aquella decisión de las élites políticas y económicas en la Transición de «suprimir, neutralizar o desenfatizar referencias dentro del discurso político que, al apuntar a crímenes del pasado, podían ser peligrosas para la estabilidad de la España democrática posfranquista». Pero todo esto no impide considerarla como parte fundamental del grupo de escritores denominados de novela social. Todos ellos manifestaron su interés por los problemas de España a través del acercamiento a las clases populares, mediante sus obras literarias y periodísticas. Un fuerte compromiso social y político arrancó después del final de la Primera Guerra Mundial, influido por el contacto con la Revolución rusa de 1917. En nuestro país, este compromiso se pone de manifiesto en la actitud del artista o intelectual frente al contexto histórico que enmarcan los años 1926 y 1933: Guerra de África, Dictadura de Primo de Rivera, caída de la monarquía, advenimiento de la Segunda República y los cambios y reformas puestos en marcha.

La crítica social del libro se centra en la denuncia de la marginalidad en que vivían los habitantes de barrios periféricos de Madrid, personalizados en los vecinos de la Kabila, cuyas difíciles condiciones de vida recuerdan a las del barrio de Cuatro Caminos, donde residía Carnés. Es justo esta denuncia uno de los grandes factores que hace de ésta una novela interesante, y lo que permite reivindicar a la autora como una escritora comprometida con los principales problemas de la clase obrera, aunque el desarrollo de esta perspectiva llegará a ser completo más adelante en cuentos como Rojo y negro y, especialmente, en Tea Rooms, publicado en 1934.

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Autora: Luisa Carnés. TítuloNatacha. Editorial: Espuela de Plata. Renacimiento. VentaAmazon y Fnac

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