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No recorrerás dos veces el mismo sendero

No recorrerás dos veces el mismo sendero

Por razones médicas, Torbjørn Ekelund, noruego de 1971, debe prescindir un día del coche y comienza a ir andando a todas partes. Al principio son pequeñas caminatas, paseos vacacionales por la isla de Krakeroy mientras la familia toma el sol en la playa, para acabar lanzándose a la aventura de encontrar caminos desaparecidos muchos siglos antes. En medio, irrumpirá el sendero de la infancia, aquel que partía de la cabaña en la que él, sus hermanas y sus padres pasaban los descansos escolares. Ekelund tendrá siempre la sensación de que todo empezó en realidad con aquel sendero y no en la consulta del médico, en la que supo que tenía epilepsia.

Así pues, un día decidirá volver a recorrer aquel sendero, convocando para ello a todos quienes han hecho antes el elogio del caminar. Desde los Románticos que, como recuerda, fueron quienes lo empezaron, hasta autores actuales como Robert Moor, Annie Dillard o Tristan Cooley. Convocará, también, a grandes caminantes de la historia, como a Edward Payson Weston (1839-1929), inventor del “pedestrianismo” a finales del XIX y que, en 1913, a los 74 años, caminó los 2.488 kilómetros que separan Nueva York de Minneapolis; como Emma Gatewood que, a los 67, recorrió los Apalaches —3.500 kilómetros— sin mapa, tienda ni saco de dormir; o como Bjørn Amsrud que, en 1966, se convirtió en el primero en recorrer Noruega longitudinalmente.

"Paseos y lecturas tendrán, después de todo, un denominador común, como se verá en este libro: la voluntad de introspección, de ser durante un tiempo solo uno mismo"

Entre la teoría y la práctica, pues, discurre este libro en el que se plantea el porqué del caminar en un tiempo en el que, en principio, ya no lo necesitamos. Paseos y lecturas tendrán, después de todo, un denominador común, como se verá en este libro: la voluntad de introspección, de ser durante un tiempo solo uno mismo. Y nada más. Porque, como indica el autor, eso es lo que sucede cuando uno echa a andar: “Estás ahí, y eso es todo lo que eres.” Por lo tanto, más allá de la marca genética que haya dejado en ello nuestro pasado prehistórico —y, por ende, esa necesidad de nuestros ancestros de desplazarse constantemente en busca de alimento o por mera curiosidad— la voluntad de caminar debe ser hermana, se apunta en estas páginas, de la necesidad de reflexionar también intrínseca al ser humano.

Y para dar buena fe de ello aquí se alude a, entre otros, Nietzsche, Darwin y Kierkegaard, para quienes caminar era un imprescindible espacio para el pensamiento. Porque hasta en la naturaleza de flujo, es decir, en la de algo inaprensible que opera como una corriente, coinciden ambas prácticas, la de pensar y la de caminar, acaba concluyendo el autor cuando, hacia el final del presente volumen, afronte el sendero de su infancia. Será entonces cuando comprenda a Heráclito y el propio Ekelund proclame, parafreseándolo, que, después de todo, “ningún hombre puede recorrer dos veces el mismo sendero”. Y ahí asumirá, también, tal y como él mismo acabará reconociendo, que, como sucede con la vida misma, sobre todo si uno se acompaña de los Nietzsche, Darwin y Kierkegaard, “el relato del sendero es más largo que el propio sendero”.

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Autor: Torbjørn Ekelund. Título: Senderos. Editorial: Volcano. Venta: Todostuslibros.

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