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Recuento de sueños

«Siempre he deseado ser conocida, conocida verdaderamente, por otro ser humano».

Este es el primer sueño que Chimamanda Ngozi Adichie nos lanza en Unos cuantos sueños, una forma de darnos la bienvenida y, al mismo tiempo, asestarnos un puñetazo inesperado. ¿Acaso es posible ser «realmente conocida»?

Adichie separa la novela en cinco partes y cuatro protagonistas. La primera y la última voz que escuchamos en la novela es la de Chiamaka. La decisión de Adichie de hacer que Chiamaka sea la narradora que presenta y concluye la historia no está tomada a la ligera: Chiamaka vive por y para cumplir su sueño, para conocer al hombre de su vida y envejecer juntos. Es una eterna romántica, una soñadora por naturaleza que, durante el confinamiento, se pregunta si alguno de esos tantos novios que descartó no podría haber sido el definitivo. Con Chiamaka, la palabra “sueño” se mantiene entre lo terrenal y lo imposible, algo que debe ocurrir, pero tan mágico que te transforma para siempre.

"La última voz es la de Omelogor, prima de Chiamaka. Omelogor es descarada, analítica y firme, o eso creía ella. Sus sueños ya se han cumplido y tiene tanto dinero que ayuda a otros a cumplir los suyos"

La segunda narradora es Zikora, amiga de Chiamaka. De creencias firmes, con el objetivo claro de casarse y tener hijos, Zikora avanza por la vida sin comprender por qué Dios no le otorga lo único que realmente desea. Cuando finalmente lo consigue, cuando su vida parece perfecta, no es como ella creía. La historia de Zikora comienza con su doloroso parto y la compañía de la persona a la que menos desea ver en ese momento: su madre. Su madre no la comprende, tan solo la juzga, no muestra ni compasión ni calidez. Su madre, que comparte marido porque no fue capaz de engendrar un varón y, aun así, presume de ser la primera esposa. Su madre, gélida y contenida, como si creyera que mostrar sus emociones tan solo conducirá al desastre.

Kadiatou es la tercera voz de la novela, y sorprende, porque quien sueña primero en su historia no es ella, sino su hermana Binta. Binta es quien sueña con comerse el mundo, con prosperar y convertirse en alguien. Es Binta quien le enseña a Kadiatou que puede tener una vida diferente. Estados Unidos se convierte en el gran sueño de Kadiatou, uno cumplido donde por fin puede casarse con el hombre al que siempre amó; donde su hija no tiene por qué someterse al corte y puede estudiar; donde ella, aunque sea feliz con su trabajo como limpiadora en un hotel, tal vez consiga algún día abrir su restaurante. Con Kadiatou, el sueño americano parece real, deseamos que sea real por una vez.

"Adichie construye a sus cuatro protagonistas con cariño y sinceridad, plenamente consciente de cómo es cada una y sin interés por juzgarlas o censurarlas"

La última voz es la de Omelogor, prima de Chiamaka. Omelogor es descarada, analítica y firme, o eso creía ella. Sus sueños ya se han cumplido y tiene tanto dinero que ayuda a otros a cumplir los suyos. Está satisfecha con su vida, ¿verdad? ¿Por qué la tita Jane tuvo que decirle con tanta firmeza que dejara de fingir que le gustaba su vida? ¿Por qué tendría que seguir su consejo y adoptar un niño? ¿Qué hace mirando las webs de los orfanatos? En la novela, la parte de Omelogor es la única narrada en primera persona. En su historia, alguien le dice que es incognoscible, y ella tal vez crea que eso es verdad. Se dice a sí misma que no siente sus propias emociones de la misma forma que los demás y, en realidad, nunca es del todo sincera con nadie. ¿Quién sino ella puede hablar de sus miedos, de aquello de lo que se arrepiente y de sus propios sueños?

Adichie construye a sus cuatro protagonistas con cariño y sinceridad, plenamente consciente de cómo es cada una y sin interés por juzgarlas o censurarlas. Cada una se merece su propio análisis, el desgranamiento lento y cuidadoso de sus historias y los personajes que aparecen en ellas. Con sus vidas, muestran las distintas caras de un sueño, cómo nace o cómo muere en nuestras manos sin que podamos hacer nada por evitarlo.

"Unos cuantos sueños no está escrita para ser devorada. Necesita pausas, anotaciones, momentos de reflexión y relecturas"

En la última parte, Chiamaka vuelve la vista atrás para hacer un recuento de sus propios sueños y los de las demás. Es a través de sus ojos que todas las historias alcanzan un «final», al menos en un sentido novelesco. Con ella guiándonos en esas últimas páginas, no podemos evitar preguntarnos si hemos llegado a «conocer verdaderamente» a todas estas mujeres, aunque no sea de la forma en que Chiamaka lo desea. Algo dentro de mí me dice que sí por algo que Chiamaka todavía no entiende: conocer a alguien requiere tiempo y paciencia.

Unos cuantos sueños no está escrita para ser devorada. Necesita pausas, anotaciones, momentos de reflexión y relecturas. No quiero destripar la historia, pero sí decir que su desenlace es precisamente un momento para detenerse a observar, una caricia a un sueño hermoso, surgido entre las cenizas, algo que muestra qué significa conocer verdaderamente a otro ser humano.

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Autora: Chimamanda Ngozi Adichie. Título: Unos cuantos sueños. Traducción: Carlos Milla Soler. Editorial: Random House. Venta: Todos tus libros.

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