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Retrato en blanco y negro

Retrato en blanco y negro

Este libro empieza con una cita del maestro Borges: “Cuando los escritores mueren se convierten en libros, lo que, al fin y al cabo, no es una encarnación tan mala”. La elige David Rieff para abrir su prólogo, hijo de la escritora y editor de estas ochocientas páginas seleccionadísimas con lo fundamental de la obra de la llorada Susan Sontag (1933-2004). Obra imprescindible se convierte así en lo que aspira a dejar constancia el título, el camino literario que no puede dejar de recorrerse si se quiere tener una idea cabal de lo que ha supuesto el trabajo artístico de la mujer a la que le gustaba citar la frase de Nietzsche: “No hay hechos, sólo interpretaciones”.

Obsesionada con la muerte y necesitada del reconocimiento que supone ser recordada en la posteridad, Susan Sontag emprendió un proyecto literario que tuvo su primer atisbo de perduración cuando entregó sus ensayos reunidos en Contra la interpretación (1966), aunque con anterioridad ya había publicado en 1963 su novela El benefactor. Una mujer que pertenece al excelso club de los creadores necesarios y que ya desde muy joven había escrito en su diario: “No puedo imaginarme el mundo sin mí”. Así se las gastaba la Sontag.

"Más de un crítico afirmó que la escritora era una moralista entre los estetas y una esteta entre los moralistas: ambivalencia y dualidad, dos caras de la misma moneda"

Aspirar a que se le siga leyendo es tal vez la mayor aspiración de un escritor, y Susan Sontag no fue ajena tampoco a ella. Leerla desde la perspectiva de la tercera década del siglo XXI supone reconocer el alcance de su mirada, lo atinado de la gran mayoría de sus asertos, la potencia de su prosa, el innegable valor de su postura vital a todos los efectos. La tarea de reunir estos textos, como digo, se debe a su hijo David, y el empeño no es grato, puesto que en la elección va implícita una interpretación siempre personal de lo que su madre dejó en el mundo para seguir alimentando a las nuevas generaciones, siendo él el primero en reconocer que la tarea de leer a Susan Sontag a estas alturas del mundo es todo menos un asunto diáfano. Ver hasta dónde llega la estupidez humana era una de sus aficiones predilectas. Únicamente pudo atestiguarlo durante seis docenas de años, lo que duró su vida, aunque todavía le queda la vida de la fama que proponía el adelantado Jorge Manrique para confirmarlo.

Más de un crítico afirmó que la escritora era una moralista entre los estetas y una esteta entre los moralistas: ambivalencia y dualidad, dos caras de la misma moneda. En ella se da además la paradoja por la cual eso tan difícil que es conseguir adelantarse al futuro desde el presente se muestra en toda su plenitud. El axioma de Kierkegaard según el cual hay que vivir la vida prospectivamente pero ésta sólo se entiende retrospectivamente queda alterado cuando se lee la obra de Susan Sontag, pese a que seguramente hubiese deseado tener la posibilidad de generar contradiscursos que afinaran sus meditaciones y presagios.

"Ahora tenemos también nosotros la ocasión de conocerla del mejor modo posible, que no es otro que leerla. Esta selección definitiva de su obra socorrerá en el empeño como pocas"

La idea de esta antología exclusivamente preparada para el público de habla hispana no ha sido, como podría pensarse, de David Rieff, sino que partió del último editor en España de la obra de la escritora estadounidense, Claudio López Lamadrid. El empeño también tiene consistencia gracias al poeta y traductor Aurelio Major, heredero además de la Fundación Susan Sontag cuando David Rieff desaparezca. Un vistazo al volumen ofrece el sentido de lo que es la Sontag “imprescindible”: sensibilidades, reflexiones, el cuerpo, el cine, la fotografía, la literatura, la traducción, Francia, americanismos, Bosnia, 11-S, Irak, todo ello trufado con entradas de los diarios o cuadernos inéditos en los que dice entre otras cosas, en traducción de Major: “La trayectoria de mi narrativa (?): cómo pasar de la música de cámara a la ópera”. Visto lo publicado por Sontag, parece que al final sí supo cómo lograr llegar a la ópera, esto es, al espectáculo total. He aquí la ambición. También sorprenderá al lector familiarizado con la escritora la aparición del texto “El Tercer Mundo de las mujeres”, nunca antes recogido en libro. Se trata de un escrito de hace medio siglo que analiza situaciones sociales y políticas feministas de permanente relevancia. Una excusa más, por si había pocas, para abandonarse a la lectura o relectura de estas piezas que con justicia forman parte ya de la cultura universal.

A juicio de Salman Rushdie, “Susan Sontag fue una gran artista literaria, una pensadora intrépida y original, siempre valiente defensora de la verdad, y una infatigable aliada en muchas luchas”. Él la conocía bien. Ahora tenemos también nosotros la ocasión de conocerla del mejor modo posible, que no es otro que leerla. Esta selección definitiva de su obra socorrerá en el empeño como pocas. Al final, Borges no iba desencaminado. Susan Sontag se ha convertido en libro. No podría aspirarse a nada mejor.

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Autor: Susan Sontag. Traducción: Aurelio Major, Mario Muchnik, Juan Goytisolo, Marta Pessarrodona y otros. Título: Obra imprescindible. Editorial: Penguin Random House. Venta: Todos tus librosAmazonFnac y Casa del Libro.

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