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Esta (no) es una película sobre Los Planetas, esta es una historia de vampiros

Esta (no) es una película sobre Los Planetas, esta es una historia de vampiros

Esta es la historia de la creación de uno de los mejores discos de la música española, una película sobre una de las bandas más importantes del pop independiente de nuestro país, un relato sobre una década donde las entradas a los festivales costaban cinco mil pesetas y estos no tenían zona VIP.

Aunque quizás no fue así.

Puede que Segundo premio, en realidad, sea una película de vampiros, una bella historia sobre la amistad, acerca de la lucha contra uno mismo, y contra los demás, por convertirse en autor y de la necesidad de expresarse sin ataduras.

A lo mejor tampoco fue así.

Reformulemos: Segundo premio es la historia de los esfuerzos de un grupo de música —cuyos miembros se parecen mucho a los de banda granadina y que cantan sus mismas canciones— para llegar a serlo, de cómo la droga y la obsesión por la creatividad los convierte en vampiros, de una amistad a prueba de bombas atómicas y de cómo sus protagonistas se empeñan en sabotearse a sí mismos sin conseguirlo.

Quizás sí que fue así.

Segundo premio, que un principio iba a ser dirigida por Jonás Trueba —que llegó a trabajar en un guion con el grupo y con Fernando Navarro—, es una obra de Isaki Lacuesta —doble ganador de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián por Los pasos dobles (2011) y Entre dos aguas (2018)— y Pol Rodríguez —realizador del film Quatretondeta (2016) y de las series documentales Match Day y Year Zero—. La película nos lleva hasta la Granada de finales de los 90, donde descubrimos a un grupo de música indie —las canciones del film son interpretadas por los propios actores, aquí no hay playback— que vive su momento más delicado: la bajista lo deja y el guitarrista está inmerso en una peligrosa espiral de autodestrucción. Mientras, el cantante se enfrenta a un complicado proceso de escritura y grabación de su siguiente álbum. Nadie sabe que ese disco cambiará para siempre la escena musical independiente de todo un país. Con Segundo premio ocurre como con el gato de Schrödinger: es una película sobre Los Planetas y a la vez no lo es. Para quien quiera saber qué hay dentro de la caja, apunta que el viernes 24 de mayo se estrena en los cines españoles.

Tocando de espaldas al mundo

«Tu yo somos el grupo», le dice la cantante a la bajista, pero ella no lo cree y tampoco quiere creerlo. Esa chica puede ser May y ese chico quizás sea J. La película empieza con ellos dos en Sierra Nevada; ella va a dejar el grupo después de dos discos. «Te da igual todo lo que hemos construido», le dice él, pero la decisión está tomada.

"May tocaba de espaldas al público para vigilar que no les robaran los bafles, según el cantante, para ver el mundo de forma diferente según ella"

Si hay un personaje misterioso en la música de los 90 ese es el de May. Tocaba de espaldas al público —para vigilar que no les robaran los bafles, según el cantante; para ver el mundo de forma diferente, según ella— y su figura de diluyó desde el momento que el grupo se metió en el estudio de grabación para dar forma a su tercer —y mejor— álbum, Una semana en el motor de un autobús (1998). En la película el papel de May es interpretado por Stéphanie Magnin, quien afirma: «Me da miedo interpretar a personajes que todo el mundo conoce, del que todo tiene una imagen. En el caso de May se sabían cosas, pero también había mucho misterio y entonces ahí había un espacio para la imaginación». La amistad entre Florent —interpretado por el músico Cristalino— y J —Daniel Ibáñez en el film— vertebra la película, pero el personaje de May es el que da sentido a ambos, el que nos permite ver la historia desde otro punto de vista. «Ellos tenían su visión del mundo, y la de ella era diferente. Ella es el punto de unión entre los dos», comenta Stéphanie. Respecto a la razón por la cual May deja banda, la actriz explica: «May tenía otro sueño que no era pertenecer a un grupo de música».

Desde el cielo de Graná

Recopilamos: esta no es y sí es una película de Los Planetas, también lo es de amor y de amistad, de vampiros y del sacrificio del proceso creativo. Sumamos un nuevo factor a la ecuación: Granada. «Granada es un personaje más de la película. Hemos intentado reconstruir los espacios de los 90 y ser lo más fidedignos posible, pero esta es nuestra Granada y está bien que cada uno reinterprete la suya», comenta el realizador Pol Rodríguez. El guionista Fernando Navarro —autor de la novela Malaventura (Impedimenta, 2022) y que ha trabajado en las películas Toro (2016), Verónica (2018) y Bajo cero (2021)—, nacido en la ciudad andaluza, lo explica así: «Yo, como granadino, tenía la obsesión de que la ciudad no fuese la ciudad como tal, sino la de la película. El productor es cántabro. Jonás, el director del primer proyecto, es madrileño. Pol e Isaki son catalanes… Y yo me preguntaba cómo iba a ser la Granada de esta película. A mí me gustaba pensar que la Granada de la película iba a ser solo la Granada de Segundo premio, ni siquiera la de los 90. Igual que ocurre con el Madrid de El día de la bestia, que es solo el Madrid del film. Ese es un concepto de ciudad soñada. Suelo decir en broma que la película es un sueño de May, y esa es su Granada soñada».

"Granada y May son los narradores omniscientes de la película y dos de sus grandes protagonistas"

Granada y May son los narradores omniscientes de la película y dos de sus grandes protagonistas. Esa recreación de la ciudad en el film ha dado también lugar a malentendidos como explica Fernando Navarro: «La tienda de discos Bora Bora sale en Segundo premio, pero no existía en 1998 ni había un proyecto para abrirla. Leí hace tiempo un artículo que citaba locales que no existían en la década de los 90. Jugar con ese malentendido de Bora Bora me parecía una forma divertida de reinventar la ciudad».

Toda la filmación está trabajada desde diferentes puntos de vista: May, J, Florent, Eric, Granada… Cuando esa suma de relatos se junta en el tablero crea un puzle en el que también hay sitio para tus piezas, las mías y las de todos los que han tenido la música de Los Planetas en un lugar destacado de la banda sonora de sus vidas. Sobre ese ambiente de ensoñación del film, comenta su director, Pol Rodríguez: «La suerte de tener un guión con cuatro relatos subjetivos te permite una narrativa cinematográfica con ese tono y poder mostrar lo que experimentan los actores. Utilizamos también el lenguaje de la imagen para mostrar cómo sienten los personajes». Con respecto a esta cuestión, Fernando Navarro apunta que «Isaki llevaba mucho tiempo queriendo hacer una película fantástica, de género. Por eso desde el primer momento él tuvo claro que había que renunciar al realismo. Y eso engancha con el tratamiento de la psicodelia y con el deseo de hacer una película de vampiros».

El conductor del autobús

Después del segundo disco el grupo menguaba. Además de buscar un bajista, después de la marcha de May, necesitaban un baterista. Y cogieron al mejor de Granada, que acababa de grabar una obra mayúscula con Lagartija Nick, Omega (1996). Eric se convierte en la película en el contrapunto a la pareja protagonista. Si May rompe el binomio por arriba, él lo hace por debajo, con humor y un toque canalla que permite que la película no se estanque y siga fluyendo.

"Si May rompe el binomio por arriba, Eric lo hace por debajo, con humor y un toque canalla que permite que la película no se estanque y siga fluyendo"

«En ningún momento busqué imitar a Eric. Sí que había una idea común, primero con Jonás y luego con Isaki, de que mi personaje fuese el resorte medio cómico. Y sí que es verdad que Eric, por su personalidad, encaja muy bien en ese rol. En lo musical sí que me acerqué más a él y a su forma de tocar. Me ha influido conocerle y haber trabajado con Los Planetas muchos años» opina Mafo (Pajaro Jack), el actor y músico que da vida al baterista de Los Planetas en la gran pantalla. Respecto a la reacción de los integrantes de Los Planetas, Mafo comenta: «Teníamos claro que no era una película sobre Los Planetas. Y ningún actor ha intentado imitarlos, aunque podía haber pequeños gestos a la hora de interpretar las canciones». También el productor de la película, Cristóbal García, insiste en la libertad que les dio el grupo para hacer la película: «Al principio, cuando estaba Jonás en el proyecto, teníamos reticencias porque estos músicos están vivos, son jóvenes. No había miedo, pero sí respeto. Florent nos dijo que somos artistas y que sabríamos qué hacer».

Sobre cómo va a recibir el público Segundo premio, sobre todo la gente de Granada, Mafo aclara que: «la gente que se va a ver representada será la que vivió los años 90 o los coletazos de esa década. También los que conocieron el momento en el que surgieron grupos como los Lori, Napoleón Solo, Pájaro Jack… A partir de la disrupción que hubo en Granada con Yung Beef, Guitarricadelafuente y ahora con Saiko, todo cambia; ese público no se va a ver identificado con los temas musicales, pero sí con el proceso de crear esa música, y también con la ciudad».

Si te esfuerzas, puedes desaparecer

Varios cortes de Una semana en el motor de un autobús sirven para contarnos lo que pasó durante la grabación de ese disco que encumbró a la banda pero que casi acaba con ella. «Desaparecer» surge para llenar los huecos dejados por las escapadas de Florent y «Línea 1» para entender el proceso de la adición y de la rehabilitación, una bajada a los infiernos con sobredosis de «agua» incluida en la película.

"Las caras de los dos protagonistas, J y Florent, se fusionan en una sola; como en aquel fotograma de Lady Halcón"

Fernando Navarro explica cómo se construyó el armazón de Segundo premio: «Al margen de las canciones había que contar una historia. Y esta es una película sobre la amistad, que se convierte en necesaria para la creación y viceversa. Nos fascina la idea de pensar en Lennon y McCartney componiendo juntos, pero fueron muy pocas las canciones que hicieron a la vez. Hay algo en la música que nos invita a pensar en la amistad. Esta es una idea en la que Isaki insistió mucho: él quería fusionar a los dos personajes en un solo; jugar con esa idea de que no pueden desprenderse el uno del otro».

Toda la película se puede resumir en una escena. J ha llevado a Florent, que se ha hecho unos cortes en las manos, al hospital. A la vuelta los dos van en la moto, y en un momento de ese trayecto Florent apoya con ternura la mandíbula en el hombro de J. Ese primer plano resume esta historia de amor y de amistad. Igual ocurre en otra imagen, hacia el final de la película, en la que las caras de los dos protagonistas se fusionan en una sola; como en aquel fotograma de Lady Halcón (1985), cuando por un breve instante Navarre (Rutger Hauer) e Isabeau de Anjou (Michelle Pfeiffer) consiguen romper el hechizo y estar juntos para siempre, aunque ese siempre sea solo un segundo.

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