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Un bosque llamado vocación

Pocas veces ocurre el recibir el encargo de preparar la reseña de un libro por parte de los coordinadores de la revista en que colaboras y, a la vez, por parte de la persona encargada de editar un libro. Cuando esto sucede, uno piensa que, de algún modo, le estaba destinado. Más aún si además, al acercarse a sus páginas, siente ese particular estremecimiento de gratitud que dedicamos a los libros que en un momento determinado necesitamos leer.

La profesora Noemí Montetes-Mairal dirige desde hace un par de años el Aula Poética de la Universidad de Barcelona, espacio pensado como punto de encuentro de voces poéticas refrendadas por la trayectoria y la recepción crítica. Tal y como explica en el prefacio del libro, tras un primer encuentro entre los dos poetas antologados en esta ocasión, Susanna Rafart y Lorenzo Oliván, se desprendió de manera natural, dada la belleza del diálogo establecido entre ellos, la necesidad de trasladar al papel el fértil contrapunto de sus voces. Nació de este modo Reversos, que progresivamente irá publicando tales encuentros a medida que se vayan produciendo.

"La poesía de Rafart es una poesía donde lo selvático, lo forestal, combina a la perfección, sin solución de continuidad, con cultura, con pintura, con música, con palabra y pensamiento"

Pocas veces nos es dado asistir como lectores al íntimo despliegue de la poética que anima a autores respetados, como en el caso de Rafart y Oliván, a partes iguales por el público lector y por la crítica especializada. En conferencias, en presentaciones, en talleres, brillan, es cierto, las intuiciones, los hallazgos que los oyentes y asistentes capturan al azar y en ocasiones son guardados por ellos como verdaderos tesoros. Pero el gozo máximo deviene cuando en un solo volumen, como en este caso, nos es posible acompañar a los propios autores en el recorrido tembloroso y más o menos sistemático por las intuiciones primigenias, las motivaciones intelectuales y biográficas que sustentan su manera de ver y estar poéticamente en el mundo.

Susanna Rafart (Ripoll, 1962) es una poeta extraordinaria en lengua catalana. Desde aquel ya algo lejano Pou de glaç (2001) sus poemas tienen esa tan poco frecuente capacidad de hacernos interrumpir la lectura, alzar el rostro y musitar, como John Keats frente a la urna griega: Belleza, en poesía es esto. También verdad, por tanto. La poesía de Rafart es una poesía donde lo selvático, lo forestal, combina a la perfección, sin solución de continuidad, con cultura, con pintura, con música, con palabra y pensamiento. El registro de su lengua escrita es de una pureza atávica sin mezcla, pero flexibilizada y trabajada para dar cabida a la búsqueda de la poeta a través de un espacio y un tiempo interior. Y aunque, como refiere en su poética, los años universitarios pasados en la ciudad le dieron herramientas de interpretación y análisis, su patria poética, su paisaje emocional, el hogar natal de su palabra (en el sentido que da Heidegger al sustantivo Heimat al hablar de Hölderlin) son las comarcas agrestes de su Ripoll natal. Bosques, barrancos, árboles, bestias, ramas, flores combinados a la vez con la civilización de impronta clásica (refiere la autora la importancia de la figura de su abuelo, médico, humanista, traductor y lector). Hay cierta fascinación, cuando no profundo amor, por la Italia renacentista, franciscana y primitiva. No únicamente en el timbre de muchos de sus versos, sino también en la coloratura de la voz, de las imágenes, en lo pictórico de las estampas. Pero nada más lejos de la ingenuidad que la poesía de Rafart. Hay también en su búsqueda cuchillos de hielo, conclusiones y versos que paralizan la música para asestar el golpe letal. Vinyoli, el Gimferrer novísimo, Maria Àngels Anglada, Felícia Fuster. Rilke, Hölderlin, Giotto, Gaspara Stampa.

"En el caso de Oliván, y como nos refiere en su poética, palpitante asimismo de vida recuperada, de memoria, de juventud e infancia, la imagen poética actúa desde el fondo de su escritura como vector, como línea de fuerza, como intención"

Ambos poetas, Rafart y Oliván, consideran a la imagen como instancia dominante del poema. No la música, no el ritmo, no el logos, sino el eidos. En el caso de la poeta catalana, y como nos refiere bellísimamente al hablar de su poética, si tuviera que seleccionar dos, únicamente dos imágenes-fuerza, imágenes-símbolo de su quehacer serían el saüc (saúco), hermoso, vulnerable y traidor. Difunde belleza y perfume pero engendra negras bayas venenosas y protege su integridad con agudas espinas. La otra imagen-llave nos la da Rafart describiendo el encuentro fugaz, pleno y significante con los ojos de una zorra deslumbrados por los faros del coche en el que viajaba de niña con su padre a través de los bosques ripollenses. Al parar de noche a hacer un descanso, la niña y la zorra selvática se contemplaron un instante. Perdura esa mirada. Ese momento (en el sentido fenomenológico, preñado de significados. Inagotable). Su palabra, que es búsqueda (como la buena poesía) y no hallazgo (como la mala) la sigue interrogando.

Lorenzo Oliván (Castro-Urdiales, 1968), hispanista, traductor y poeta, no necesita mayores presentaciones. Sin miedo a equivocarnos, podemos considerarlo como uno de los más prestigiosos poetas actuales en nuestra lengua. Premio Nacional de la Crítica en 2014 por Nocturno casi, y autor de la traducción de dos poetas mayores, John Keats y Emily Dickinson.

"Dos poetas en suma, Susanna Rafart y Lorenzo Oliván, en plena madurez y pleno uso de sus capacidades, avalados por una trayectoria que abarca varias décadas, premiados con el aprecio de la crítica y el aplauso de los lectores"

En el caso de Oliván, y como nos refiere en su poética, palpitante asimismo de vida recuperada, de memoria, de juventud e infancia, la imagen poética actúa desde el fondo de su escritura como vector, como línea de fuerza, como intención (Zubiri, Husserl) abriéndose paso hacia el significado a través del lenguaje. Lenguaje es todo aquello que rodea a la imagen (nunca quieta, sino dinámica), sus avatares, su forma de presentarse ante el propio poeta y por extensión, ante el lector. Significativamente, como en el caso de Rafart, su viaje hacia la urbe se produce en años universitarios, primero Oviedo, luego Madrid. Años sin duda de adquisición de conocimiento, de romanización, de soledad y encuentro, pero capas superpuestas colocadas sobre estratos primitivos de la personalidad. El mar cántabro, los acantilados que rodean su localidad natal. El deslumbramiento inicial ante Lorca, Juan Ramón Jiménez y Neruda. La progresiva condensación de pensamiento, imagen-metáfora y ritmo a medida que profundiza en sus investigaciones sobre poesía. El mundo sin contornos de lo inconsciente. La razón como instrumento limitado que apenas puede dar cuenta de aquello que roza y electriza la existencia. Su amor por el Barroco. Por lo exuberante contenido. El cuerpo del mundo entrelazado a la reja del lenguaje. El permanente cuestionarse sobre la realidad del mundo y sus fantasmagorías a través del uso de interrogaciones, dentro del mismo poema, en estilo indirecto. La capacidad de distanciamiento y elaboración del yo mostrada en poemas soberbios como Ventanas, perteneciente al ciclo Para una teoría de las distancias (2018). El rumor de oleaje onírico incansable que alienta muy al fondo de sus poemas, y arroja pecios a la orilla que el muchacho cántabro, hoy poeta reconocido, aún recoge, talla y decora. El buen uso del castellano. Y el Romanticismo pero en su modulación menos exaltada, más íntima, lluviosa y de paisaje interior. Dickinson y Keats.

Dos poetas en suma, Susanna Rafart y Lorenzo Oliván, en plena madurez y pleno uso de sus capacidades, avalados por una trayectoria que abarca varias décadas, premiados con el aprecio de la crítica y el aplauso de los lectores, y cuyas poéticas respectivas celebramos ver reunidas en esta bella y tan necesaria iniciativa del Aula Poética de la Universidad de Barcelona.

Eclipsi del teu dany, / la mà que evita / la rendició de la llum / en l’herba que t’abraça. // Ara, cal esperar / la ronda dels planetes / sobre el contorn dels anys. // Brunz l’urna de l’Etern / amb llòbregues abelles tardorals. (Susanna Rafart, «D’una sola branca», 2021).

Arrisca’t, ànima dorment, / hi ha gebre al fang de l’esperança, / cau llum dictada sobre el món. // Al mur obert del teu silenci, / cants muts en heures esberlades / i el mar creixent a boca de fiblada. // Res no obtindràs en la imbatuda calma. (Susanna Rafart, «L’ocell a la cendra», 2010).

La ventana engrandece lo que enmarca, / une todo con todo: el estudiante / de la bufanda roja, el perro absurdo / que observa con su hocico, los obreros / de azul saliendo de aquel bar con prisas, // en ella, / ahora, / significan más. // Basta con acotar nuestra mirada, / para que en su interior crezca una red / que pesca entre las cosas peces vivos. // Escribir poesía es de algún modo / estar enfermo de buscar ventanas. // Y estar enfermo de pensar quién puede / borrosamente / desde el otro lado / mirarte a ti / significando qué. (Lorenzo Oliván, «Para una teoría de las distancias», 2018).

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Autores: Susanna Rafart y Lorenzo Oliván. Título: L’ombra desigual / Partes del fuego. Editorial: Edicions de la Universitat de Barcelona. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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