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¿Volver a empezar?

¿Volver a empezar?

No, no se trata de una remilgada secuela de la película homónima (1948) de Frank Capra, aquella en la que Spencer Tracy y Katharine Hepburn hacen de las suyas a costa de la puesta en escena de la obra de teatro de Russel Crouse y Howard Lindsay (Premio Pulitzer en 1946). Pero algo de cine hay en la nueva obra de Nick Hornby (Maidenhead, 1957), puesto que ha servido de guión para la serie (2019) dirigida por Stephen Frears, con Chris O’Dowd como Tom y Rosemund Pike como Louise, una pareja que tienen una cita de diez minutos en un pub londinense antes de su sesión de terapia. Convertida en una breve novela, los diez capítulos en que se organiza la trama vienen a representar, licuados y sintéticos, los avatares que han conducido al matrimonio a un estado de la unión en que todo se reduce a un no-te-aguanto-y-yo-menos. Tratar de superar los mecanismos que les han llevado a esa situación, ajustar lo que dirán en la sesión de terapia inminente, comentar el día a día de cada uno de ellos, observar al resto de parroquianos que se acercan al pub, avistar otras parejas aquejadas de parecida crisis… Todo se convierte en la auténtica terapia previa a la que luego les costará algo más que unas pintas de cerveza.

De puertas adentro de la consulta poco sabrá el lector, pues las chispeantes, cuando no dolientes escenas encuentran el verdadero acomodo en las sillas del garito, frente a frente los protagonistas, con el tiempo suficiente para repasar su vida en común y hablar de lo que les ha conducido hasta las puertas del infierno marital. Ella, gerontóloga; él, periodista cultural especializado en pop. El asunto es casi de salud impostergable: o dejan estar su relación y mueren o van a que les examinen. Y todo porque, como dice Louise, “un matrimonio nunca muere de repente. Siempre lleva un tiempo enfermo antes de estirar la pata”.

Con la honestidad y finura de siempre, el juego de palabras que Hornby propone con este nuevo título (recordemos las alegrías de Alta fidelidad, también llevada al cine y reinventada como serie años más tarde) obliga a cuestionarse seguridades en toda vida de pareja y mantiene el lema que debería grabarse a fuego cuando se trata de compartir la vida con alguien que, gracias al cielo, habrá de ser distinto a nosotros. La metáfora de que toda relación vive sobre una fisura y la casa podría derrumbarse en cualquier momento es el rótulo de neón que jamás debería desenchufarse. No es que uno caiga en pesimismos. Así es la vida, idiota, oímos como eco cada vez que pasamos las páginas de esta novelita falsamente ligera. Si hay lucha, si hay ganas, hay vida; y si hay vida, hay esperanza. Para el amor. Para lo que sea. Nick Hornby sabe de lo que habla. Lo cuenta muy bien. Ha hecho del diálogo un arte sublimado y no renuncia a la vida metafórica de las palabras. Entiende, como Tom, que “las metáforas en los huevos pueden doler tanto como una patada”. El mensaje que aparece en el cielo tras la lectura de esta divertida y sincera aproximación al mundo de la pareja tiene mucho que ver con eso que tanto cuesta decir y mucho más hacer: ¿Cómo se empieza de nuevo? El estado de la unión socorre al proponer la pregunta. En cuanto a la respuesta, ay, eso ya queda en manos del lector. Ánimo.

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Autor: Nick Hornby. Título: El estado de la unión. Traducción: Jaime Zulaika. Editorial: Anagrama. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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