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5 poemas de El hombre que alimentaba su alma, de Sergio Macías

5 poemas de El hombre que alimentaba su alma, de Sergio Macías

Sergio Macías es un diplomático chileno afincado en España que, además, se ha convertido en uno de los máximos especialistas del paso de Pablo Neruda por nuestro país. Tras consolidarse él mismo como una potente voz poética, vuelve a las librerías con El hombre que alimentaba su alma, un poemario sobre un viajero que contempla la vida y el paisaje, y que lleva todo eso al papel desde una sensibilidad poderosa y un sentido del ritmo sólido y contagioso.

En Zenda reproducimos cinco poemas de El hombre que alimentaba su alma, de Sergio Macías (Vitruvio).

***

AMARTE

Deseo amarte en este día,
cuando el sol peina
las cabelleras de los árboles,
y se anida como caracol
en las bocas de las flores.
Entregarme a ti como un río
que se pierde en el mar.
Amarte sobre un lecho de pétalos
que se extienden a la luz,
bajo las nubes que desbordan el horizonte.
Y amarte aún más profundamente,
a la hora en que se encienden los cirios del cielo.

***

ANGUSTIA

La angustia viene
desde nuestro destierro bíblico
con extraños y hondos sonidos.
Es una ansiedad que no cabe
en el camino de los huesos.
Esta ahí, como galaxia silenciosa
en nuestro mortal universo.

***

MARCADA EXISTENCIA

Nuestra existencia
está llena de pesadumbre,
hastío, ansiedades extrañas
y misteriosas andaduras,
naufragios, dichas fugaces,
y recuerdos que se revuelven
en el pozo del silencio.
Nos dejamos llevar por ilusiones.
Por el amor que embriaga el corazón,
y la luz que fluye de un poema
para no vivir cansados
de nosotros mismos.

***

LA CREACIÓN Y OTROS MOTIVOS

Cuando se creó el cosmosel hombre se dio cuenta
que todo tiene un final.
Se apoderó del corazón el miedo.
Inventó a Dios contra la Nada.
Entonces, aparecieron los filósofos.
Hablaron de la inmortalidad,
de lo efímero y del cansancio de vivir.
Y Shakespeare pudo concebir motivos
para las víctimas de sus tragedias.

***

GOTAS

Una gota de luz
se derrama sobre el espacio.
Una gota de lluvia
se volatiliza en la arena.
Una gota de sangre
se extiende sobre el cuerpo.
Una gota de luna
envuelve la noche.
Una gota de amor
cubre a los amantes.
Y una gota de silencio
a los huesos de la muerte.

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Autor: Sergio Macías. Título: El hombre que alimentaba su alma. Editorial: Vitruvio.

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