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5 poemas de Oumar Farouk Sesay

5 poemas de Oumar Farouk Sesay

En sus versos ha contado la locura de la guerra, la que arrasó su país, Sierra Leona, y sigue presente en muchas naciones de África. A continuación reproduzco 5 poemas de Oumar Farouk Sesay.

Luego

Luego hubieran eviscerado la tierra
Y arrancado las entrañas como hace la hiena con su presa
Luego hubieran exhumado el hierro y el oro en su vientre
Y dejarían un sendero de tumbas
Luego extraerían la bauxita
Y dejarían una herida abierta en nuestro sembrado de cacao
Luego hubieran trasladado nuestra aldea desde su ancla ancestral
a una parte profanada del bosque
Luego hubieran exhumado nuestros ancestros y nos hubieran dejado para soportar su ira
Luego hubieran mutilado los genitales de la cultura, dejándonos sangrantes
Como una herida abierta
Luego hubieran borrado todos nuestros tabús y limitaciones, dejándonos desnudos
Como bailarines descalzos sobre brazas ardientes
Luego hubieran violado nuestra dignidad y robado nuestra integridad
Dejándonos envueltos en auto-desprecio
Luego hubieran convertido el bosque verde en un erial
Y dejarían una tierra yerma para que vomitara nuestras semillas
Luego nos hubieran reducido a esclavos encadenados a nuestra pobreza
Dejándonos en harapos mientras se llevan nuestras riquezas
Luego se hubieran ido para celebrar sus ganancias
Mientras retorcíamos en dolor
Luego hubieran contaminado todas nuestras represas
Dejándonos a darle eco al lamento del anciano marinero;
“Agua, agua, por todas partes. Ni una sola gota para tomar”
Luego hubieran dejado nuestro Río Rokel un infierno ardiente como el Cuyahoga
Y nosotros en sus riberas escupiendo para apagar sus llamas
Luego hubieran contaminado el aire
Y nosotros boqueando por un respiro
Luego dejaríamos de alegar entre nosotros acerca de nuestras diferencias
Y veríamos la uniformidad de nuestra tragedia
Al fin vueltos como la tierra baldía de la última trompeta
Nos daríamos cuenta entonces que hemos destruido nuestro paraíso
Esta vez con los ojos bien abiertos y la mente firmemente cerrada.

Los dedos de la democracia

Machete en mano, renegado
De óxido
De cuclillas sobre una mente
Deformada por la cocaína.
Extremidades que privan de derechos a un muñón
Tartamudean un mantra demente
Lentamente: veremos cómo puedes votar
Con manga corta en ambas manos.

Músculos de pirámide
Levantan el machete hasta el cielo
Bajando sobre el tocón
Extremidades vuelan como fragmentos
Fuente de sangre brota
Queriendo sin querer que el tocón crezca
Testigo de una locura insaciable
Dolor que surge por los poros
Aísla la ira
Entumece los sentidos.

El espíritu de almas que gritan
Manos decapitadas tiemblan,
El enterrar hacia la muerte, ruñen
Cada pulgada de nervio palpitando
Extremidades cicatrizadas por la democracia.

Llegó la democracia con tinta de mi sangre
Escribía derechos sobre dedos
Extremidades sobre la mesa
Como extremidades sobre el tocón
Al lado de la carretera
Espera que la tinta sobre-cicatrice cicatrices
El demócrata levanta la cabeza
Busca una uña
Tartamudea el guion de un mantra;
“Pero necesitas tinta indeleble
Sobre una uña y una uña sobre un dedo
Y un dedo sobre una extremidad para votar”
“Los perdí por un renegado de óxido
Sobre un tocón al lado de la carretera”
Le murmuro
Pero los demócratas me privan de derechos
De nuevo
Mochado hasta un muñón
Sobre un tocón al lado de la carretera.

Piedra poema

La piedra sobre la cual escribí un poema
fue expulsada desde la garganta de la tierra
y rodada por un colina hasta el lado de la carretera
alejada de las rocas profundas
que detienen las montañas de Leicester
Para que no viertan su rabia sobre los hombres
Quienes evisceran la tierra
Dejan heridas sangrantes sobre el coro

Grietas agarran historias del tiempo
Laceran la piedra como arrugas
Develan narrativas enterradas en la corteza de la tierra

La piedra lleva heridas dejadas por los rompe-piedras
quienes descuartizaban las piedras
como un poeta-cadáver en busca de metáforas

Cuenta la historia de la colina que se marchita
bajada por la erosión a los barrancos
Y al talar los árboles
Expuesta a los latigazos del tiempo

El tiempo cincela astillas de piedra
Cambia la historia con cada golpe
Hasta que un golpe trajo hombres de vacíos
Golpeaban las piedras con fuego por pan

La piedra permanece al lado de la carretera en espera
de los oídos que escucharán su poesía de dolor
reflexiona en el abismo del tiempo
cuando el hombre y la naturaleza se entrenzan

No hay máquina que tale los troncos
ni piedras expulsadas y rodadas
sobre los epitafios al lado de la carretera

Por un paisaje agonizante
El poeta mudo murmurará versos de desastre
A directores de funerarias de las tinieblas
Tartamudea un poema de desastre:
Poemas de desastre
La piedra me la pasan –a mí, un poeta que jadea
Paso un bosque trasquilado
¡asustado!

“Recuerde el derrumbe de Charlotte
Tras las montañas de Leicester”
me susurra, a mí, un poeta cansado que persigue una musa
y que escucha la piedra muda que murmura
un poema subterráneo para los sordos,
mientras contemplo un poema sobre la piedra de la poesía.

Mi poema dentro de tu poema

Veo mi poema dentro de tu poema
Cuelga en los baches de las metáforas
Sigilosamente regaña imágenes que huyen
Mis versos en la sombra de tu verso
Estrofas de pie en la severidad de las palabras
Surten el nacimiento de mi poema

Siento el pulso de mi poema
Late dentro de tu poema
Bombea “poesía” a mi poema
Siento el latido del corazón de tu poema
Que pulsa al tiempo con el corazón de mi poema

Escucho la voz tapada de mi poema
Que murmura como una nota que pasa
Y un mosaico de voces de poetas
De generaciones atrás que acarrean metáforas
A mi poema mientras leo tu poema

Siento el sentimiento de mi poema
En cada poro de tu poema
Filtran sentimiento en mi poema

Como el sentimiento en tu poema

Siento el espíritu de tu poema
Acariciando el alma de mi poema

Ahora quiero escribir un poema
Con sombras de ciclos entrelazados
Acolchonado por la huella en la arena
Y niños aturdidos por bombas en los bunkers
Igual a la metáfora en tu poema

Veo mi poema en tu poema
Y quiero escribir un poema
Igual a tu poema
Que inspire poetas que leen mi poema
Aunque esté de cuclillas en el vientre de tu poema

La última metáfora

(Para Tom Cauuray)

Tom, el día después de tu muerte
El sol con cortinas de nubes oscuras
Cojeaba por el cielo
Las estrellas destellaban sus arrugas
Riachuelos de sudor desde las cejas de campesinos
Se vierten sobre lo amontonado
Como lágrimas desde el cielo
Cuervos que ascienden consuelan al cielo que llora
Ese día los niños abrazan al hambre, aprietan el suicidio
Toman sorbos de sed
Venden agua en baldes hechos de lamentos
Como quienes se lamentan en Roma
Igual al día antes de tu muerte
El día después de tu muerte
Las mujeres de tus poemas mueren al dar a luz;
una tumba para cada ocho vientres
Sus lágrimas extraídas, la tormenta de agosto
Empapa la tierra para los sepultureros
Igual al día antes de tu muerte
El día después de tu muerte
La lluvia repica y salpica
Como la música en tu “Adiós a mi tierra agonizante”
Bailamos la danza fúnebre de nuestra tierra
Sobre las brasas de nuestros recuerdos
Igual al día antes de tu muerte
El día después de tu muerte
Los tambores de la tierra se entumecieron
El balangie se ríe y se atraganta
El seigureh tartamudea y solloza
Los pies arrastran y se encadenan
Sin embargo cantamos la canción fúnebre
En voz baja
Igual al día antes de tu muerte
El día después de tu muerte
Los ruidosos pies de la tiranía golpean el tambor de la tierra
Crean una melodía disonante para los oídos del suelo
Y las almas mochadas de todos los pisoteados
Igual al día antes de tu muerte
Pero tú no estás aquí tom
para filtrar los rayos de sus esperanzas en el sol que se levanta

para arrancar la arruga de sus estrellas destellantes
para recoger el derramar de su sudor en el totumo de los recuerdos
para atrapar el crescendo de sus gritos en el doble sentido de tus poemas
para capturar el tono de su dolor en tu canción melancólica

Y para escuchar el coro de sus corazones cantar la canción de luto de tu metáfora
No estás aquí tom
Tom no estás aquí para escribir sus poemas
Aquí estoy, no para añorar tu molde
Sino para añorar la metáfora del
molde de barro que embarra las baldosas
Mientras yaces ahí muerto solo, por días
Sin dolientes
Sin entierro
Sin celebración
Sin ser escuchado
En la habitación fría de un hostal
Que deja tus restos como una última metáfora
Para que la posteridad lea la podredumbre en la tierra
Como Rabearevelo en los guetos de Madagascar
O David Diop agonizando en los cielos de Senegal
Aprietas un manuscrito de metáforas
Mientras desciendes al tiempo eterno y dejas tu última metáfora
Para que poetas tallen el máximo poema
Tom, el día después de tu muerte
Es igual al día antes de tu muerte
Pero tú no estás aquí tom
Tom no estás aquí
Para hacer un poema de nuestras vidas
Desfiguradas por el día después de tu muerte

Traducción: G. Leogena

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