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5 poemas de Xitlalitl Rodríguez Mendoza

5 poemas de Xitlalitl Rodríguez Mendoza

Foto: Alberto Rodríguez Mendoza.

Xitlalitl Rodríguez Mendoza es una poeta, editora y traductora nacida en Guadalajara, Jalisco, México, en 1982. Es autora de varios libros de poesía, entre ellos Jaws [Tiburón] (Mantis, Conaculta, Secretaría de Cultura de Guerrero, 2015), libro con el que obtuvo el X Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano, y del libro de ensayos en co-autoría con Atahualpa Espinosa Magaña Poesía y desempleo (Libros Soberanos, 2020). Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y es jefa de redacción de Periódico de Poesía de la UNAM.

***

Los tiempos del mundo

Para Weinrich tú y yo

usamos dos tipos

de tiempos

y ambos se desenvuelven

mientras

escribes esto

conforme avanzas

hacia abajo

arrastrando la voz

en mis ojos

adivinando lo que sigue:

El mundo ha comenzado.

El mundo tendrá un fin.

Esos son sus ejemplos.

Pero vives dentro de la oración

donde el significado se ensancha

y las acciones palpitan

como un sembradío de luciérnagas

bajo la noche arrodillada:

El mundo había comenzado.

El mundo tendría un fin.

De lo que pasa en el tiempo

del mundo narrado

no podemos estar seguras. Así,

estas líneas de voz seguirían girando

hasta disolverse entre

nada y entre todo

hasta que tú o yo o alguna otra

pusiera un punto y seguido

antes de tomar aire

y apurar el trago de café

porque ya para entonces

el sol estaría alto y replicarían

las campanas del templo

o de la basura

***

Tremors

la nuestra es una casa muy larga
como un túnel
con sol al fondo.
cuando mi papá se ponía a ver la tele
me gritaba:
“¡Córrele, ¡la bruja! Veeeen”.
Y yo rebotaba a toda velocidad
entre el adobe y las matas,
desde mis cinco, seis
o siete años,
para alcanzar a ver un poquito
de terror y luego celebrarlo:
de estar acostado en el sofá,
él se levantaba con el impulso
de una patada voladora
y encendía una carcajada al cielo.
Yo aullaba de terror,
y me enjuagaba el miedo
con los comerciales.
A veces no había una bruja en la pantalla
sino un monstruo
junto a Kevin Bacon
y los tentáculos de su mullet invertida
esperando a que el suelo se levante
y ruja como nosotros.

Terror bajo la tierra era uno de nuestros clásicos.
Ahora que acaban de agregarla a netflix
volví a verla y sentí cómo el monstruo
de la nostalgia
me atravesó el vientre y el pecho
estranguló mis arterias.
El pueblo llamado Perfection
tembló dentro de mí
y mi sangre floreció
rosita magma
de imágenes
como cabezas de gusano
asolaron mi memoria.

Mi papá sigue estando muerto.
Pero a veces vendrá a saludarme
bajo nuestro sol ficticio de Arizona
(¿o es en Nevada?)
frente a una televisión
al inicio de nuevas casas
de nuevos túneles
que nos conducen siempre
al mismo final.

***

Mamá dice
que la ventana
es peligrosa.

Pero un ave zigzaguea
en la visión certera
de mi dedo, inalcanzable.

El aire canta
y se enciende entre las hojas
con su burla gravitacional
colgada en los cabellos del viento.

La pared se ahueca
a todas cortinas
segura de que el mundo
le cabe entero.

Y me dispongo
a volar el jardín
en una caja de zapatos.

***

la gata Leda, de Deniz, dice nga

los gatos coreanos dicen yaow

los japoneses, nyan

los sajones, meow

los griegos, niáu

los letones, nau

los checos, mnau

los rusos, mjáu

los alemanes, miauw

los islandeses, mjá

los vietnamitas, ngoao

los malayos, ngeong

los gaélicos, miamha

los chinos, miâo

los franceses, miaou

los italianos, miao

los hispanoamericanos dicen miau

pero dentro

aquí dentro

se dice mío

***

Un avestruz está a mi lado.
Inyecta su carita al fondo
de un cojín
en cabal cumplimiento
de sus obligaciones
fiscales
y laborales consistentes en
cobrar y administrar
croquetas o chupar alguna
prenda imprevista.
Chai mastica
palomas
lanzas oníricas
duerme
para esconderse
del perro que ladra
a quemarropa
desde el edificio
que nos tapó el sol
donde éste, antes gato, vivía
columpiándose,
sin esconderse de
depredadores
salvo por algún recuerdo
extraviado de su vida en la calle
que le devuelve el terror
como una sonaja
y lo regresa
a la vigilia.
El olvido para Chai
sería
la más valiosa
prestación.

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