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6 poemas de El calor oculto de las cosas rotas, de Jon Andión

6 poemas de El calor oculto de las cosas rotas, de Jon Andión

Jon Andión ha escrito un poemario con dos partes simétricas, cada una de ellas compuesta por dieciocho piezas: en la primera, muestra “la caída” y, en la segunda, “el vuelo”, que no es otra cosa que una caía inversa. Con su compilación, el autor propone un viaje de la fractura a la reconstrucción, de la desintegración al autoconocimiento, del dolor a la alegría.

En Zenda reproducimos seis poemas de El calor oculto de las cosas rotas (Rayo Azul), de Jon Andión.

***

ARMAR UN CUBO DE PAPEL EN SOLITARIO

armar un cubo de papel en solitario
es como nunca despedir la urgencia de un sol de invierno

hay un espacio capital en el plomo de un lapicero
vértices de amianto en el borde de los floreros
y una sombrilla de blancos a la que dedicar unas líneas en el abismo

melancolía es amante de bolsillo

la soledad de este barrio
escarcha la última mitad del otoño en su peonza
le pone nombre de parking al café
y acantilado al negro acuoso de su alabanza

reflexionar es un animal salvaje

y qué de aquellas filas infinitas por cascadas
y su caricia a caja pulida de abandono
como un minuto perdido del cariño

el insurrecto placer de la pureza

cargar con el fraseo al piano del efluvio
y alternar sacos de alcurnia fantasía
estambre esculpido de lo que se va con la paciencia del ferrocarril

salir es una manera de contarlo

plata triste de testigo desvalido al final de todos los cuentos
ansiar
es casi el azul profundo del ahogado
y encontrar un silencio rasgado de sirenas

armar un cubo de papel en solitario
es navegar una pared

***

TIEMPO EN UNA BOTELLA

(O ESTÉTICA DEL FRÍO)

Intemperie de frente pálido
en la inmensidad interrumpida de la planicie

la velocidad de la ventisca
en el cuarto último espectro de la lucidez

de repente un dolor un recuerdo
corto y arrastrado

un paso más

sugiere la estirpe helada de la gloria ascensión y precipicio
aislamiento la constancia
y melodía de bolsillo en apenas un sonido paralelo

amarillo refractario como un cable de tensión al aire
el espíritu desvalido de la voluntad

transparencia maldita del hielo y su pared

norte
es náufrago y apóstata

será que en el límite hay verdad
línea hundida en la nieve
inclinado tajamar en el borde del cristal

despierto el anfitrión en el aposento de su duda
hay un sastre de espaldas en su cetro

vendrán las mareas a llenar de blanco su navío.

***

UN LUGAR DONDE QUEDARSE

Llevo trescientas mentiras tatuadas en la espalda
con la clemencia de San Telmo y la pasión de los aparecidos,
formas distintas del tormento en golosina
y una gorra que lee “capitán de las mareas”.

Tantas maneras de llamar la lluvia para encender el fuego,
y acallar la colmena destilada de las bondades
y soslayar las estrechuras que el destino colecciona con crudeza.

La sorpresa la llevo al cuello con el deseo,
y fueron siempre tantos los olvidos como los alborozos de la mar,
júbilo de tinta en asonada,
y aquella paleta antigua de la sencillez.

Volverás,
veraneo hibernación o
cualquier lugar donde quedarse,

y olvidar

el mejor vuelo que nos lleva a la evasión,
el crecer-tiempo-artefacto interno en la atalaya
y su maleta pintada de memoria y providencia.

Somos
todo
lo que seremos.

***

HOY ESTAMOS TODOS

Aquello tiene más que ver con la altura de las espigas, te digo,
y la disyuntiva que tienen las balas no debería quitarte el sueño,
sí los balcones,
no creo tampoco que la antigüedad de los ceniceros
cotice como las acuarelas,
sí al nivel de las cerillas, sobre todo las más tristes.

Arenas de las antiguas marcas del metal y preguntas de alfileres
el desequilibrio de la temeridad y su casta de banderas,
surtido de voluntades hacia el comienzo
y cada esquina cortada de las agendas
remendada en un error que no quiso ceder.

Seremos veintitrés a la mesa,
conciencia y piedra para los deseos
con aviones vencidos y hangares abiertos que amartelar.

Aún quedan colores para las maderas.

Conozco a un sereno que maneja las estrellas,
sus nombres son papeles que olvidó.

***

LUGARES OCULTOS EN LOS MAPAS

Los patios de la ciudad,
y cojines blancos donde se miran los perros
y piden coñac las ranas de la banda antes del show.

Noticias de falda corta jalean la tarde de rugidos,
y se agolpan los botes de los hombres
que buscan pan en la tierra ajena.

Se respira
desde el último estado del arte en su coraza de metal,
con certezas de hoy a porcelanas de velador,
y millones de soldaditos de plomo haciendo carreteras.

Ciudadana
la madre de todas las verdades.

Vendrá la divagación encarnizada de los lagos
y su manía a los motores,
y el sonido cruzado del folclore
y sus gotas de cuerda y su paso abierto de naufragio,
y su curva gamberra de jarana
con batidos de fresa y día nuevo.

No somos carne de cadenas.

Buscan las cigüeñas
carnaza de cuento en las rarezas de los hombres,
surcos de sol en la pleamar,
y cartas veladas de la profundidad.

En la línea de una sombra está su corazón.

***

BATAHOLA

Llegaron juntos.
La dimensión, la pérdida, el estrellato y la superstición.
Esperaban charlando junto al fuego.
Con cada cuarto de hora cambiaban sus ropas de color.

El ruido es la primera puerta del silencio,
es la última carrera de la voluntad,
lo que queda al nal del vacío. 

La dimensión, la pérdida, el estrellato y la superstición,
discutían.
Si son los vicios los que van haciendo el mundo,
o el desencanto un motor siempre seco sin lugar.
 

Superstición, cree en dejarlo todo ir,
cada giro es un capítulo de la historia de sus abuelos,
la duda, el agua de todas las mañanas.

Dimensión, pregunta sin cuartel,
sonríe al bies de los surcos que desatiende el tiempo,
se descontrola apasionada con la inmensidad.

Pérdida, quisiera mecerse en las estrellas.

Estrellato, instiga el ritmo de la noche y la quietud de su temblor.
Es, de todos, el que marca la alegría.

La dimensión, la pérdida, el estrellato y la superstición,
olvidaban.
Si llegaremos o no,
si espera alguien detrás de las montañas,
si los seres más antiguos están en el coral,
si el asunto del hombre es su vuelo,
o su almohada de extravío.

La dimensión, la pérdida, el estrellato y la superstición,
bebían riendo en el acantilado.

—————————————

Autor: Jon Andión. Título: El calor oculto de las cosas rotasEditorial: Huerga y Fierro. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

BIO

Jon Andión (Madrid, 1984) nació en el seno de una familia profundamente relacionada con la cultura, bebiendo desde niño de la música, la literatura y el arte. Ha publicado Palabras Invisibles, 2011, Soñar, 2014, Entre Cosas Salvajes (Ediciones Perro Azul, Costa Rica, 2015), La Mirada Abierta (Casa de Poesía, Costa Rica, 2017), El Sonido del Vigía, 2018. Ha sido traducido al italiano con su antología Costruire un cubo di carta in solitudine/Armar un cubo de papel en solitario (I Quaderni del Bardo Edizioni, 2023). Asimismo, desde el año 2012 ha participado en encuentros literarios y festivales de poesía nacionales e internacionales, como Cosmopoética o el Festival Internacional de Poesía de Costa Rica y ha aparecido en La Revista Áurea o Barcarola.

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ALcira Gómez Arrieta
ALcira Gómez Arrieta
9 meses hace

Fascinada de leer esta poesías tan profundas, seguro que las volveré a leer una y mil veces más, debo descubrir todos estos sentimientos ocultos son principiante en el mundo de la poesia

Danilo
Danilo
9 meses hace

Que enredo de pseudo poesia