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7 pelis para estudiar… el periodo de Entreguerras

7 pelis para estudiar… el periodo de Entreguerras

El período de Entreguerras comprende un lapso de apenas dos décadas, desde 1919 hasta 1939. Sin embargo, estas dos son seguramente las más complejas del siglo XX desde un punto de vista histórico, económico, político y cultural. Parten de los años de expansión económica tras la Primera Guerra Mundial, los Felices Años Veinte, y culminan con el fin de la Guerra Civil Española, sucediéndose entre medias acontecimientos como el Crac del 29 y la Gran Depresión, el auge de los fascismos en Europa, la Guerra Civil Rusa, o el vertiginoso desarrollo de los transportes, la comunicación, la ciencia o la medicina impulsado por las necesidades de la Gran Guerra. En las artes, las vanguardias (el absurdo dadaísta, el proto-fascismo futurista, el onirismo surrealista, etcétera) continuaron multiplicándose y propagándose hacia todas las disciplinas, mientras que el Séptimo Arte, el cine, en muy poco tiempo se consolidó como el espectáculo de masas por excelencia.

"Las películas clásicas de esta época se deberían trabajar en clase simplemente visionando escenas aisladas; una vez que los alumnos crezcan y maduren ya tendrán tiempo de disfrutarlas enteras"

A estas dos décadas de Entreguerras, en las que se inicia la llamada Edad Dorada de Hollywood, pertenecen algunas de las películas más conocidas e influyentes de la historia, algunas todavía mudas, en blanco y negro y con evidentes trazos vanguardistas, y otras ya superproducciones sonoras a todo color, cercanas a nuestros actuales blockbusters. Entre ellas podemos citar, sin el propósito de ser exhaustivos, obras como El gabinete del doctor Caligari (1920); El chico (1921); Nosferatu (1922); El maquinista de la General (1926); El acorazado Potemkin (1922); Metrópolis (1927); El cantor de jazz (1927); Luces de la ciudad (1931); M, el vampiro de Düsseldorf (1931); La parada de los monstruos (1932); El expreso de Shangai; King Kong (1933); Sopa de ganso (1933); Tiempos modernos (1936); Lo que el viento se llevó (1939); El mago de Oz (1939); o La diligencia (1939). Del mismo modo, los directores, actores y actrices que participaron en estas y otras muchas películas de la época son todavía hoy iconos reconocidos y reconocibles, mitos eternos de la cultura audiovisual. Hablamos de figuras como Fritz Lang, Frank Capra, John Ford, Fred Astaire, Charles Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton, los hermanos Marx, Greta Garbo, Cary Grant, Joan Crawford, Errol Flynn, Peter Lorre, Katherine Hepburn, Marlene Dietrich, o Clark Gable. La lista completa sería inabarcable.

Cada una de las películas anteriores, junto con otras muchas que me dejo en el tintero, merecerían ser visionadas y analizadas en cualquier aula de secundaria o bachillerato. Otra cosa es que fuera posible o aconsejable hacerlo. Y es que, reconozcámoslo, no sería sencillo conseguir que un grupo de veintitantos o treinta chavales de entre doce y dieciocho años se mantuvieran atentos y en silencio durante una hora y media mientras un King Kong de peluche arrasa Nueva York (en la versión de 1933), o mientras asisten a la sublevación de los marinos del acorazado Potemkin leyendo subtítulos en ruso. Eso por no hablar de que, para alcanzar a comprender muchas de estas películas, haría falta que los alumnos tuvieran un conocimiento amplio y profundo del contexto histórico en que se crearon. En mi opinión, las películas clásicas de esta época se deberían trabajar en clase simplemente visionando escenas aisladas; una vez que los alumnos crezcan y maduren ya tendrán tiempo de disfrutarlas enteras por su cuenta, sin imposiciones de ningún docente.

"Me gustaría apuntar que muchas de estas películas no solo podrían ser trabajadas en asignaturas como Historia o Ciencias Sociales"

De lo que se trata aquí es de otra cosa: no es esta una lista de los largometrajes imprescindibles de los años 20 y 30, sino una lista de películas actuales, comerciales y protagonizadas por rostros famosos, que puedan resultar asequibles a nuestros adolescentes. Que les ayuden a adentrarse en la complejidad de ese tiempo. Este y no otro es el propósito de mi serie de artículos 7 películas para estudiar…, (un propósito que, a juzgar por los algunos comentarios que recibió mi anterior entrega, dedicada a la Segunda Guerra Mundial, algunos puristas del cine clásico no terminaron de entender).

De nuevo, la distribución de las películas por cursos y edades queda a discreción del profesor, aunque me gustaría apuntar que muchas de estas películas no solo podrían ser trabajadas en asignaturas como Historia o Ciencias Sociales, sino en otras como Lengua Castellana, idiomas, Educación Plástica, Economía, Tecnología, o incluso Religión, Valores Éticos o Tutoría, debido a la gran profusión de temas interesantes para el debate que proponen.

Dejo aparte cualquier película ambientada de estos años que trate el fenómeno del nazismo (del que ya me ocupé en parte en mi artículo anterior) así como aquellas centradas en la Guerra Civil española (de la que me ocuparé más adelante).

Vamos allá con la lista.

1. El gran Gatsby (2013)

Soy consciente de que para muchos la versión de culto es la de 1974, y que para esas personas Jay Gatsby jamás tendrá otro rostro que el de Robert Redford. Pero, reconozcámoslo, el de Leonardo di Caprio resulta mucho más familiar a nuestros jóvenes (pese a que Redford tampoco les resultaría del todo extraño, ya que, oh, sacrilegio, hizo de malo en la segunda entrega de El capitán América). El gran Gatsby es la gran historia de los Felices Años 20. Wall Street, Nueva York, las fiestas, el alcohol, la música, el lujo, el adulterio, los coches, el deporte, el contrabando… Y sobre todos estos temas, uno que los une y supera a todos: el sueño americano. O más bien la corrupción implícita en el mismo, expresada en los anteojos del doctor Eckleburg que, como si de los ojos de Dios se trataran, lo observan todo desde su emplazamiento en una valla publicitaria de la Tierra de Nadie, esa porción de terreno asolado y gris que (evocadora de la Tierra Baldía de Eliot) divide las dos ciudades ficcionales anexas a la Gran Manzana en las que se ambienta la obra.

2. Medianoche en París (2011)

Woody Allen no es un plato apto para todos los paladares, soy consciente de ello. Yo mismo no soy un gran aficionado a su cine (con esto quizá acabe de garantizarme un lugar en el patíbulo de ciertos críticos cinematográficos, qué le vamos a hacer), pero creo que es justo hacer una excepción para reivindicar esta película que algunos consideran un título menor de su filmografía. Independientemente de su valor narrativo y del su endeble planteamiento, estamos hablando de una película en la que un escritor encarnado por Owen Wilson viaja en el tiempo hasta el París de los años 20, donde conoce y traba amistad con algunos de los artistas más reconocidos de la Europa del momento: Jean Cocteau, Zelda y Scott Fitzgerald, Josephine Baker, Ernest Hemingway, Man Ray, y también con los españoles Pablo Picasso, Salvador Dalí y Luis Buñuel (es impagable la escena en la que el protagonista le revela a Buñuel el argumento de su futura película El ángel exterminador). La película es un canto al arte en todas sus facetas, y en cierto sentido una adaptación (totalmente libre) del libro París era una fiesta, de Hemingway, con algunos trazos del relato Babilonia revisitada de Scott Fitzgerald. Si bien puede que no sea una obra maestra equiparable a Manhattan o Annie Hall, igualmente es una película desenfadada, ligera, y repleta de guiños y referencias históricas, de un valor incalculable para trabajar con nuestros alumnos.

3. Los intocables de Eliot Ness (1987)

He tenido muchas dudas de si debía incluir esta película en la lista. En primer lugar, porque se trata de una película bastante más antigua que el resto, y en segundo, porque ciertamente el ritmo impuesto por Brian de Palma en esta cinta no es precisamente trepidante. Sin embargo, no he podido resistirme. Los intocables no solo es una de mis películas predilectas, sino que además creo que es la que mejor consigue reflejar el ambiente corrupto del Chicago de la Ley Seca, con sus gánsteres de gabardina y Tommy Guns y la sombra de Al Capone (o de un no demasiado bien caracterizado Robert de Niro) sobrevolándolo todo. Si hubiera que elegir un adjetivo para calificar la película, este sería «elegante». Es cierto que veces bordea la caricatura, pero nunca cae en el pecado del aburrimiento o el morbo, ni tampoco en el de un excesivo historicismo que pudiera lastrar la narración. Por la fascinación estética que inevitablemente nos produce la figura del gángster con sombrero y metralleta, no faltan alternativas para introducir a nuestros alumnos al ambiente mafioso y criminal de este período, tales como Camino a la perdición (2002), protagonizada por Tom Hanks y Jude Law; Enemigos públicos (2009), con Johnny Depp metido en la piel del pistolero John Dilinger; o Emboscada final (2019), producida por Netflix y en la que Kevin Costner retoma su actitud de Eliot Ness para interpretar a uno de los rangers que consiguió abatir a los célebres Bonnie y Clyde.

4. Cinderella Man (2005)

Aun a riesgo de que esta lista pueda ser criticada por estar excesivamente centrada en los Estados Unidos, no puedo dejar de anotar esta cinta protagonizada por Russell Crowe y Renée Zellweger sobre la carrera del mítico boxeador James J. Braddock, el Hombre Cenicienta, cuyo descenso a la miseria tras la bancarrota del 29 y posterior redención a través de sus victorias en el ring sirvieron de inspiración a la América de su tiempo. Braddock es uno de los nombres marcados a fuego en la mente de cualquier aficionado a la dulce ciencia, no solo por su victoria contra Max Bauer (sobre la que gira la película), sino por su derrota ante Joe Louis, la cual catapultó al estrellato al Bombardero de Bronce, quien anteriormente había derrotado al alemán Max Schmeling, el campeón ensalzado y posteriormente vituperado por el nazismo. Para ahondar en el fascinante mundo del deporte profesional en las primeras décadas del siglo XX se podrían considerar otras películas como Carros de fuego (1981), quizá un pelín añeja para el gusto de nuestros jóvenes, a pesar de su banda sonora; Seabiscuit (2003), sobre un caballo de carreras que, al igual que Braddock, se convirtió en un símbolo de esperanza de una América en horas bajas; o El héroe de Berlín (2016), que ya cité en mi artículo anterior y que trata de las victorias de Jesse Owens en los JJ.OO. organizados en la capital del III Reich.

5. Asesinato en el Orient Express (2017)

De nuevo, siento tener que obviar la versión más antigua, la de 1974 protagonizada por Albert Finney y en la que participaron Lauren Bacall, Ingrid Bergman o Sean Connery. Esa adaptación no solo cuenta con un casting apabullante, sino que es mucho más fiel a la novela original. Pese a ello, por una simple cuestión de ritmo y estética, creo que la nueva adaptación de Kenneth Branagh, estrenada en 2017 (y que también protagonizan grandes estrellas como Johnny Depp, Penélope Cruz o Willem Defoe) es más apropiada para trabajar con los jóvenes. Desde su publicación en 1934, Asesinato en el Orient Express ha sido considerada una de las obras más redondas de Agatha Christie, y seguramente sea la más conocida y leída de la autora, con el permiso de El asesinato de Roger Ackroyd o Diez negritos. No es para menos: ambientada a comienzos de los años treinta, la obra (tanto la novela como la película) comienza con nuestro querido Hercules Poirot (prototipo de detective desapasionado y distante, un gentleman entrado en años algo maniático pero lejos del carácter desequilibrado de cualquier Sherlock Holmes), embarcando en el mítico Orient Express en una ciudad de Oriente Medio (en la novela, Estambul; Jerusalén en la película) y afrontando la investigación de un asesinato ocurrido durante el trayecto, siendo este uno de los primeros y más célebres ejemplos de crimen sucedido en espacio cerrado de la historia de la literatura. Más allá del desarrollo y resolución de la trama, o del mejor o peor retrato de los personajes, la obra toca ciertos temas interesantes desde un punto de vista histórico, como el del transporte y la comunicación (el Orient Express fue símbolo de modernidad en su tiempo, uno de los hitos de la locomoción), el imperialismo inglés, o el tratamiento de las relaciones interpersonales entre las clases acomodadas y las modestas y las distintas nacionalidades, desde una perspectiva propia de la moralidad y el decoro de la época.

6. King Kong (2005)

Es tan probable que nuestros alumnos disfruten de la película original de 1933 como que lo hagan de un videojuego de los años 80. Quizá pudieran concederle un pase a la versión de 1976, pero para qué arriesgarse si tenemos a mano una versión mucho más actual (de hace «solo» quince años) firmada por Peter Jackson, con la cantidad apropiada de efectos especiales para mantener a nuestros alumnos pegados a la pantalla. La película de Jackson no es un acercamiento novedoso o personal a la franquicia King Kong (como sí lo sería, por ejemplo, Kong: La isla Calavera, de 2017), sino que se trata de un remake de la película de 1933. La película es un homenaje (en parte meta-ficcional) al cine clásico, y en ella King Kong vuelve a representar la fuerza de la naturaleza y de lo desconocido, la cual viene a poner en entredicho la supremacía de la civilización occidental, representada por la ciudad de Nueva York y más concretamente por el Empire State, levantado a inicios de los años 30 y por aquel entonces el edificio más alto del mundo. ¿Estamos ante una simple película de monstruos y catástrofes, o ante una fábula sobre el colonialismo o el imperialismo? ¿Acaso King Kong arribando encadenado al Nuevo Mundo para ser exhibido como la Octava Maravilla del Mundo es una metáfora del esclavismo en los Estados Unidos (quien recuerde cierta escena de la película Malditos bastardos sabrá de qué hablo)? Desde luego, temas para el debate en el aula con esta película no faltarán.

7. La sombra de la ley (2018)

Este thriller español, producido por Atresmedia y Netflix y protagonizado por rostros bien conocidos de nuestro cine como Luis Tosar, Michelle Jenner, Paco Tous o Jaime Lorente (estos dos últimos prácticamente retomando sus emblemáticos papeles en La casa de papel, el primero interpretando a un líder obrero y el segundo a un anarquista violento y desequilibrado) no es la mejor película de esta lista, ni tampoco la mejor película española del año de su estreno (se llevó tres Goyas, pero de los llamados «técnicos»). Aun así, es una obra entretenida y con una fotografía y actuación impecables, ambientada en la Barcelona de los años 20 y que consigue captar el espíritu violento y la inestabilidad de esa década en la ciudad, marcada por las huelgas y enfrentamientos entre los obreros y la patronal, el fenómeno conocido como el pistolerismo, que tan bien retratara Eduardo Mendoza en su novela La verdad sobre el caso Savolta (la cual, pese a no ser nombrada en ningún momento, es la referencia inequívoca de la película). El Desastre de Annual y sus consecuencias en la política y en la moral del pueblo llano planean sobre una historia que transcurre entre comisarías, fábricas y espectáculos de variedades. Aunque solo sea por ver a Luis Tosar haciendo de Luis Tosar con peluca, repartiendo leches a discreción y con su eterna cara de mala hostia, o por admirar el fotograma en que se muestra la Sagrada Familia (todavía) a medio construir, ya merece la pena acercarse a esta cinta, que a mi juicio debería ser de obligada proyección en nuestras aulas de secundaria y bachillerato.

Bonus tracks

Esta lista podría haber sido mucho mayor si hubiera incluido películas como The Artist (2011), que he dejado fuera porque, pese a ser actual, no me parece atractiva para el público adolescente; En busca del arca perdida (1981), que podía haber entrado en esta lista o en la que preparé para la Segunda Guerra Mundial (de hecho, allí colé su secuela, Indiana Jones y la última cruzada); La milla verde (1999), con el conflicto racial como cuestión de fondo en una emotiva y escalofriante historia con el sello de Stephen King; Hugo (2011) de Martin Scorsese, una buena elección para nuestros alumnos más jóvenes, precisamente sobre los orígenes del cine; y por supuesto Un perro andaluz (1929) y Las Hurdes, tierra sin pan (1933), dos hitos de la cultura española filmados por Luis Buñuel y tan estudiados por su significación artística e histórica (el ojo sesgado que nos introduce al surrealismo, el triángulo amistoso y amoroso formado Dalí-Buñuel-Lorca, la recreación de la leyenda negra hurdana, la censura republicana, etcétera) que tratarlos en profundidad con nuestros alumnos nos podría llevar mucho más allá de un trimestre del curso. El propio Buñuel, por cierto, es el protagonista de la reciente Buñuel en el laberinto de las tortugas (2019), premio Goya a la mejor película de animación el año pasado y que cuenta el (surrealista) paso del director aragonés por la remota comarca cacereña para la grabación de su documental.

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